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Tema 1 El Teatro Medieval

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Teatro Español: desde los Orígenes hasta el Siglo XVII (6401216)

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UNED

Año académico: 2018/2019
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TEATRO MEDIEVAL ESPAÑOL Conjunto de los textos y las prácticas teatrales medievales de los reinos que más tarde formarían España. Entre el Auto de los reyes Magos, de finales del S, y dos cortos poemas dramáticos de Gómez Manrique en el S, apenas existen referencias dramáticas en lengua castellana; mucho más ricos son los testimonios del teatro vernáculo que Aragón y en especial las zonas de influencia de la lengua catalana, dejaron en ese periodo de "ausencia y naufragio" (como lo definió Fernando Lázaro Carreter). Uno de los principales problemas del estudio del teatro medieval español, y europeo en general, es que en la Edad Media la noción de teatro tal como la entendieron las civilizaciones griega y romana había desaparecido. No fue hasta finales de la Edad Media y el Renacimiento cuando la idea del teatro como representación de un texto dramático, que luego ha pervivido, volvió a generalizarse. Por este motivo, algunos autores prefieren hablar de «teatralidad medieval» para referirse a ese conjunto de prácticas escénicas y representativas en el que progresivamente irá dibujándose el teatro tal como lo conocemos1. Como en el resto de Europa, en los reinos peninsulares el surgimiento del teatro medieval aparece ligado a las prácticas litúrgicas cristianas. En concreto, parece ligado a la celebración de la misa, que antes de que se excluyera de ella a los legos2, presentaba un desarrollo esencialmente dramático3. Aunque no han sobrevivido documentos directos que expliquen la relación del clero con la evolución de las representaciones, sí han llegado testimonios indirectos de esa vinculación. Por ejemplo, las Siete Partidas del rey Alfonso X de Castilla se refieren a este hecho y reprenden a los clérigos que participan en espectáculos profanos y les aconsejan qué tipo de representaciones son legítimas para un sacerdote: Los clérigos [...] non deben ser facedores de juegos por escarnio porque los vengan a ver las gentes cómo los facen [...] nin deben otrosí estas cosas facer en las eglesias, ante decimos que los deben ende echar deshonradamientre sin pena ninguna a los que los fecieren[...] pero representaciones hi ha que pueden los clérigos facer, así como de la nascencia de nuestro señor Iesu Cristo. Alfonso X, Siete Partidas, I, título VI, ley XXXIV. TEATRO MEDIEVAL (Miguel Pérez Rosado) 1. El teatro medieval castellano cuenta con testimonios confusos, escasos e irregulares, hasta el punto de haberse puesto en duda su existencia hasta finales del siglo XV. Después de que los autores cristianos desterrasen el teatro clásico, la Edad Media recupera formas teatrales a partir de los tropos, melodías ampliadas hasta crear pequeñas escenas dialogadas, como el Quem quaeritis latino, en que los apóstoles visitan el sepulcro de Cristo resucitado. Los tropos se enriquecen con los ludi y otras ceremonias, hasta desembocar en el drama litúrgico, pequeña representación de un episodio de la vida de Cristo adaptada al curso de la Misa. Sus variantes más elaboradas serán el drama sacro o el drama escolar, sobre vidas de santos y redactadas por 1 "Al abordar, pues, el estudio del teatro medieval, habrá que partir de un concepto amplio de teatralidad, concepto que abarque tanto los puros textos dramáticos como los distintos espectáculos y ceremonias que son portadores de un cierto índice de teatralidad y de los cuales tenemos noticia a través de documentación diversa. "Miguel Ángel Pérez Priego, Teatro medieval: 2. Castilla, Barcelona, Crítica, 1997, p. 9. 2 Hermanos legos → miembros de una orden religiosa de la Iglesia Católica, particularmente de órdenes monásticas, que se ocupan de labores manuales y de los asuntos seculares de un monasterio, con el fin de permitir la plena vida contemplativa de los monjes. 3 Alan Deyermond, Historia de la literatura española: 1. La Edad Media, Barcelona, Ariel, 2003 [1973], p. 361. Abi Fonfría 1 estudiantes. Hasta aquí se escribe en latín y nuestra Península conserva escasos testimonios de estos textos. El hecho de que solo se conserven representaciones teatrales de carácter religioso se debe a que la Iglesia se mostró en contra de este género. No es extrañar, el teatro siempre ha tenido un notable carácter subversivo; nació, recordemos, en las fiestas dedicadas a dioses paganos como Dionisio o Baco que estaban muy alejadas de la moral cristiana. 2. De la segunda mitad del siglo XII consideramos el primer ejemplo de teatro castellano: Auto de los Reyes Magos, procedente de la Catedral de Toledo, copiado en las páginas sobrantes de cierto manuscrito. Aunque incompleto, su contenido es representativo: Los Reyes Magos piensan cómo distinguir que el Niño Jesús es Dios. Si elige el incienso frente al oro y la mirra, mostrará su naturaleza divina. Preguntan a Herodes, que, alarmado, pide consejo a sus sabios y rabíes traidores. La lengua del fragmento desconcierta y apunta a una posible fuente francesa. 3. Es probable que en la Península se hayan perdido más textos de representaciones teatrales que de otros géneros literarios. Algunas leyes de Alfonso X o normas de sínodos4 eclesiásticos apuntan a manifestaciones dramáticas imprecisas, realizadas por juglares de diversa formación. 4. En el siglo XV observamos un auge de la orden franciscana, para cuyos conventos componen personajes de importancia. El palentino Gómez Manrique (1412-1490), tío del autor de las Coplas a la muerte de su padre, escribe para su hermana una Representación del nacimiento de Nuestro Señor entre 1458 y 1468. Deriva del género latino del Officium pastorum y muestra a pastores y ángeles dispuestos a adorar a Jesús. Debieron dramatizarse también sus [Lamentaciones] hechas para la Semana Santa, en que la Virgen María y San Juan lloran la Pasión de Cristo, junto a otras obras dialogadas. También de un convento franciscano conservamos el Auto de la huida a Egipto, fechado entre 1446 y 1512 y anónimo: entre la ida y vuelta de la Sagrada Familia a Egipto, San Juan Bautista, ermitaño, convierte a un peregrino a la fe de Cristo. 5. Durante el siglo XV se desarrollaría una importante actividad a catedrales como León o Córdoba, con dramas relacionados con la Sibila5. En Toledo la fiesta del Corpus deja algún testimonio de fines de este siglo. Conocemos el esquema de un Auto del Emperador, que no se ha conservado. dramática en torno El más importante es el Auto de la pasión, escrito entre 1486 y 1499, año en que muere su autor, Alonso del Campo. El texto conservado parece un borrador, copiado al final de un libro de cuentas. Narra la pasión de Cristo, basada en algunos versos de la Pasión trovada (anterior a 1480) de Diego de San Pedro. 4 Un Sínodo Diocesano (en latín, Synodus dioecesana) es una reunión de carácter irregular del clero y laicos de una iglesia particular convocada por el obispo titular (u otro prelado si dicha iglesia no es una diócesis o se encuentra vacante) para deliberar sobre asuntos legislativos. 5 La Sibila es una profetisa del fin del mundo de la mitología clásica que se introdujo y adaptó al cristianismo gracias a la analogía que puede establecerse entre dicha profecía y el concepto bíblico del juicio final. Canto de la Sibila → drama litúrgico de melodía gregoriana. Abi Fonfría 2 • La Égloga de Fileno, Zambardo y Cardonio (anterior a 1509) representa el suicidio por amor del primero, al no ser consolado por el perezoso Zambardo ni por Cardonio, enamorado de otra pastora. Su última obra es la más ambiciosa: la Égloga de Plácida y Vitoriano (h) representa en 2 versos el desamor de esta pareja y suicidio de la dama, que, ante las oraciones sacroprofanas de su arrepentido amante, recibe de Venus el premio de volver a la vida. La obra se adorna con breves escenas costumbristas de sabor celestinesco. 9. Compañero, rival y admirador suyo sería el también salmantino Lucas Fernández (1474-1542), cuya obra resulta difícil de fechar, aunque se supone realizada hacia 1500. La edición de sus Farsas y églogas aparece en 1514 en Salamanca. Presenta tres comedias de tema amoroso. Introduce este término en nuestro teatro, acaso porque la primera de ellas recuerda el argumento de la comedia elegíaca latina medieval. En las otras dos nombra representaciones de Juan del Encina, sin permitir una datación segura. En ellas plantea como debate el amor del pastor y el del caballero. Una alusión a Celestina se encuentra en una de sus dos églogas o farsas del nacimiento. Su producción se completa con un brevísimo Diálogo para cantar y con el célebre Auto de la Pasión, acaso el mejor de su género. Lucas Fernández parte de presupuestos próximos a los de Juan del Encina, pero prolonga el número de versos y de personajes de cada representación. Introduce el término comedia y mantiene el dialecto sayagués de sus pastores. 10. Se han perdido, creemos, muchos de los autos que se debieron representar a lo largo del siglo XV. Un códice de la segunda mitad del siglo XVI, al que llamamos Códice de Autos Viejos, conserva numerosas obras religiosas y algunas profanas, representadas en muy diversos lugares de la Península, que podrían ser reelaboraciones de estos textos medievales, tal vez no perdidos definitivamente. DRAMA LITÚRGICO El drama litúrgico, en el contexto de la religión cristiana, se originó en las iglesias europeas a finales del S y a partir de breves composiciones dramáticas cantadas o recitadas en latín, desarrollándose a lo largo de la Edad Media en España y Francia. Su evolución generó los milagros, los misterios y los autos sacramentales6. En el ámbito musical puede relacionarse como germen del drama sacro, etiqueta con la que se clasifican algunos ejemplos operísticos cuyos argumentos relatan episodios bíblicos. EVOLUCIÓN HISTÓRICA LOS TROPOS Se considera que el drama litúrgico tuvo su origen en los llamados tropos, breves textos recitados o cantados en forma de diálogo, (probablemente nacidos en torno al canto del Aleluya e incorporando 6 Un auto sacramental es una pieza de teatro religioso, más en concreto una clase de drama litúrgico, de estructura alegórica y, por lo general, en un acto, con tema preferentemente eucarístico, que se representaba el día del Corpus entre los siglos XVI y XVIII hasta la prohibición del género en 1765. Son conocidos también como “misterios” o “moralidades”. Abi Fonfría 4 con frecuencia antiguos melismas7 de origen griego o romano), que comenzaron a tener estructura musical en algunas de las más importantes fiestas litúrgicas como la Pascua y la Navidad. Su uso más antiguo se localiza en el S. IX, en la Abadía de San Galo (Suiza) y de ahí se difundieron por Europa. El concepto de drama litúrgico surge cuando se pasó de cantar simplemente el breve texto a acompañarlo de una pequeña representación alrededor del altar8. Estos embriones del drama litúrgicos tenían ya la vocación didáctica que supone el uso de la mímesis y la existencia de un destinatario. PRIMEROS DRAMAS Las primeras representaciones conocidas son las del llamado Quem quaeritis?9 o Visitatio sepulchri, asociado con las celebraciones de la Vigilia Pascual, que dramatizaba la visita de las Tres Marías10 al sepulcro de Jesús y su conversación con un ángel. Se desarrolló por toda Europa occidental en los siglos X y XI. La primera noticia de este drama litúrgico en la Península Ibérica se da en unos breviarios de finales del siglo XI del monasterio de Santo Domingo de Silos. Además del Quem quaeritis?, otros dramas litúrgicos de la época son: • El Officium pastorum → representa la adoración de los pastores al niño Jesús y supone la representación más antigua relacionada con la Navidad. • El Ordo stellae → relacionado con las visita de los Reyes Magos o Epifanía. • El Ordo prophetaru → representación en que los profetas del Antiguo Testamento anuncian la venida de Jesucristo. En ocasiones se añaden también las figuras de Virgilio y la Sibila. • La Depositio → dramatización de la deposición del cuerpo de Jesús en el sepulcro el día de Viernes Santo. LOCALIZACIONES Según Alan Deyermond, los dramas litúrgicos en latín se han documentado con facilidad en Cataluña, pero no así en Castilla (en las catedrales de Palencia y Segovia); en el resto de reinos peninsulares medievales hay algunos restos y pistas, como un Quem quaeritis de Santiago de Compostela, y ejemplos muy similares del Officium pastorum en Coímbra, Coimbra, Huesca y un misal del siglo XV procedente de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza. Para el hispanista británico, la abundancia de estas piezas en Cataluña se debe al influjo político y cultural occitano. A su vez, el escaso desarrollo del drama litúrgico en latín en Castilla se debería a la introducción tardía del 7 En música, melisma (del griego, μέλισμα, “canto”) es la técnica de cambiar la altura musical de una sílaba de la letra de una canción mientras se canta. 8 Eran los propios oficiantes de la misa quienes hacían estas pequeñas representaciones, en las que incluso se utilizaban los mismos objetos usados en la liturgia, con lo cual se aprovechaba su valor simbólico y se afirmaba el carácter sagrado que las protegería de las críticas hacia el teatro frecuentes entre los Padres de la Iglesia y los moralistas medievales. 9 ¿A quién buscáis? hace referencia a cuatro frases de la liturgia medieval de la Pascua que proporcionaron el núcleo del más antiguo drama litúrgico europeo conocido, llamado simplemente Quem quaeritis? o también Visitatio sepulchri. Fue introducido en la liturgia en el S, como un nuevo tipo de ceremonia litúrgica. Su texto era: Interrogatio: Quem quaeritis in sepulchro, o Christicolae? Responsio: Jesum Nazarenum crucifixum, o caelicolae. Angeli: Non est hic; surrexit, sicut praedixerat. Ite, nuntiate quia surrexit de sepulchro 10 Las Tres Marías → María Magdalena, María Salomé y María de Cleofás. Abi Fonfría 5 Todos los personajes son interpretados por varones, respetando la prohibición a las mujeres de participar en este tipo de representaciones. El texto, a excepción de algunos versos en latín, está escrito en valenciano antiguo. AUTOS SACRAMENTALES Definidos en 1924 por Ángel Valbuena Prat como "composiciones dramáticas en una jornada, alegóricas y relativas generalmente a la Comunicación", los autos sacramentales comenzaron a representarse en los pórticos de las iglesias, los templos (y más tarde, sobre carros montados como escenarios en las plazas de pueblos y villas) en el siglo XVI, continuando la tradición dramático-religiosa de los misterios y milagros. Fueron prohibidos como tal género en 1765. El Auto de los Reyes Magos Escrito a comienzos del S. XIII y descubierto a finales del S. XVIII, el Auto de los Reyes Magos, un ordo stellae que se debía celebrar en la Catedral de Toledo con ocasión de la Navidad, es el más antiguo texto teatral conservado en lengua romance14 de la Península Ibérica. Es, además, el único texto dramático conservado en castellano anterior al S. XV. Asimismo, es el único Ordo stellae conservado en toda la península. Se cree que fue compuesto siguiendo modelos franceses, por un autor toledano. El texto, un códice15 conservado en la Catedral de Toledo, está escrito en una mezcla de castellano y otras lenguas, como el romance mozárabe y el gascón16. Se conservan 147 versos polimétricos, en los que se describe a los 'reyes', Melchor, Gaspar y Baltasar, siguiendo la estrella en su viaje a Belén y su visita al Rey Herodes. 14 Las lenguas romances (= lenguas románicas, latinas, o neolatinas) son una rama indoeuropea de lenguas estrechamente relacionadas entre sí y que históricamente aparecieron como evolución (o equivalentes) del latín vulgar entendido en su sentido etimológico de 'habla cotidiana del vulgo o común de la gente' y opuesto al latín clásico, forma estandarizada que a partir de cierto momento era una lengua aprendida como 2ª lengua y no como lengua materna. 15 Códice (del latín codex, -icis) → uno de los formatos del libro. Se compone de cuadernos plegados, cosidos y encuadernados. Habitualmente, se puede escribir en ambos lados de cada hoja, denominados páginas, que pueden numerarse. 16 El gascón (derivado de «wascon») es la variedad lingüística propia del «triángulo» aquitano, inscrita en el espacio lingüístico galorrománico. Se considera generalmente un dialecto del occitano, aunque algunos le dan categoría de lengua propia. Abi Fonfría 7 EL AUTO DE LOS REYES MAGOS La fecha consensuada de escritura del Auto de los Reyes Magos (segunda mitad del siglo XII) tan sólo difiere en algo más de un siglo de la aparición de los primeros trazos de castellano en la Historia: las glosas del monasterio de San Millán de la Cogolla (principios del XI). En cualquier caso, Baltasar todavía no era negro, como en este cuadro de Zurbarán. Apuntemos hoy, así, los numerosos misterios y polémicas – discusión entre judíos incluida- de la primera obra dramática que se conserva en español. De autor anónimo, tenemos un legajo de dos piezas con ciento cuarenta y siete versos de diferente métrica. Está escrito en el espacio sobrante de un códice y lo más probable -con mucho- es que se trate de una transcripción de una obra que hasta entonces se habría recitado de manera oral y/o representado en iglesias y calles, más que de una obra original. La opinión generalizada apunta a que el resto de la obra se ha perdido, es decir, que el manuscrito no contempla toda la historia, aunque sobre esto hay más que decir –más adelante-. El texto no observa en absoluto las normas gráficas modernas de composición teatral (ni apunte de personajes a margen o resumen de los mismos al principio, acotaciones, indicaciones escénicas… quizá por el limitado espacio) y supone no sólo el antecedente del teatro español, sino también de su propio subgénero, el auto sacramental, representación de habitual sentido religioso y/o alegórico que popularizó don Pedro Calderón de la Barca en el siglo XVII. Resumen Tenemos cinco breves escenas. En la primera los tres Reyes observan la estrella y discuten sobre su significado. Baltasar decide profundizar a conciencia: esta strela non se dond uinet, quin la trae o quin la tine. ¿por que es achesta sennal? en mos dias [no] ui atal. certas nacido es en tirra aquel qui en pace i en guera senior a a seer da oriente de todos hata in occidente. por tres noches me lo uere i mas de uero lo sabre. En la segunda los Magos deciden seguir la estrella y qué regalos llevar (detalle importante éste, que luego analizaremos). Como dice Gaspar: nos imos otrosi, sil podremos falar. andemos tras el strela, ueremos el logar. En la escena tercera los Reyes Magos se llegan hasta Herodes, le cuentan su pretensión, su creencia en que ha nacido un nuevo Rey y que la estrella les guía hacia Él. Herodes ve su gozo en un pozo pero, malvado, disimula… pus andad i buscad Abi Fonfría 8 non entendes las profecias, las que nos dixo ieremias. ¡par mi lei, nos somos erados! ¿por que non somos acordados? ¿por que non dezimos uertad? [Rabí primero] io non la se, par caridad. [Rabí segundo] por que no la habemos usada, ni en nostras uocas es falada. Ahí acaba lo conservado de la obra. Y comienza otra de sus polémicas. De manera general la crítica acuerda que el auto está incompleto, que faltan partes posteriores que no nos han llegado. Desde luego, a favor de esta postura está la inequívoca falta de consistencia o peso de la historia, que no tiene un final claro (Herodes se queda sin saber qué hacer, la discusión parece no acabar, aunque es claro que el autor siempre haría ganar en la dialéctica –como hace en lo que tenemos- al “Rabí segundo”, y no volvemos a saber nada de los Reyes). Sin embargo, eruditos como Hook y Deyermond en un artículo de 1985 propugnan lo contrario: la obra está completa y si falta algo es de tono menor, pues “tanto paleográfica como conceptualmente la disputa de los rabinos tiene que ser la auténtica terminación de la obra”. Por mi parte, creo ciertas una serie de circunstancias, cuando menos sospechosas: la obra aún con la falta de mayores noticias de los Reyes, podría perfectamente acabar con los dos rabinos, es decir, es un final plausible – recordemos la breve extensión de las escenas y el hecho de que no es una obra hecha para un público que ha pagado por verla y espera una cierta extensión, sino que está pensada para representarse en iglesias y por la calle en épocas de especial fervor religioso-. De manera anecdótica, el punto “final” –el símbolo gráfico- del manuscrito es el más grande de todo el texto; pareciera que el amanuense lo recalcó como fin de la obra (“…terminé”). Además el reconocimiento de la “falta” del pueblo judío por parte del arrepentido “Rabí segundo” podría suponer un buen colofón y “moraleja” para el auto. Un autor –o recolector de tradición oral, no olvidemos- cristiano de la época podría considerar “piadoso” el hecho de recordar a los judíos españoles la necesidad de la conversión a la vera religio. Lo que conecta, como mostraré, con el siguiente misterio: ¿dónde fue escrita la obra?. También para esto la crítica tiene una opinión unificada, también existen voces discordantes y también aquí cada uno tiene sus cabales argumentos. De manera general, se cree que el manuscrito pudo pertenecer a la escuela de la catedral de Toledo; es fácil pensar incluso en una representación en la catedral en épocas navideñas. Falta un siglo para el reinado de Alfonso X “el Sabio” cuando se cree que se escribe el Auto de los Reyes Magos, pero Toledo ya encarnaba el ideal de ciudad en la que “juntos, pero no revueltos” convivían cristianos, judíos y moros en un ambiente cultural muy ligado a lo religioso, pero dinámico y en continuo avance –jamás acepté esa visión de la Edad Media como época de oscurantismo artístico y cultural, ¡qué hubiese sido de lo que siguió y de nosotros sin ella!-. Algunas características léxicas –como ciertas anomalías en las rimas- hacen dudar a críticos como Rafael Lapesa, quien, en 1954, estableció su tesis de la filiación catalana o gascona del autor. Quien nos intriga, por su separación de la tesis “oficial” toledana con consistentes argumentos, es Gerold Hilty, que, en 1981, derriba la posición de Lapesa atribuyendo las incorrecciones a la falta de fijación del castellano en la época o a descuidos del copista – algún día alguien explicará porqué hay más hispanistas “guiris” que españoles-. Hilty hace venir al manuscrito, directamente, de San Millán de la Cogolla, La Rioja, o algún monasterio adyacente. Abi Fonfría 10 Existe un dato que podría declararse a favor de la tesis de Lapesa pero que, tras la contestación de Hilty, lo que hace es colocarse en los haberes de don Gerold y alejarnos de la filiación toledana: la función que los personajes de los Reyes otorgan a los regalos que llevarán al recién nacido… nuevo misterio. Baltasar, siempre el que se demuestra más escéptico, en la segunda parte propone: oro, mira i acenso a el ofreceremos: si fure rei de terra, el oro quera; si fure omne mortal, la mira tomara; si rei celestrial, estos dos dexara, tomara el encenso quel pertenecera. Es decir, el nuevo Rey ha de aceptar el incienso y rechazar los otros dos presentes, mundanos. Lo importante de esto es que ese detalle no es bíblico; de hecho es representativo de ciertos poemas narrativos de la época, de origen francés. Eso, gracias al camino de Santiago, en plena efervescencia en el siglo XII, nos acerca más a La Rioja que a Toledo. Recordemos que el castellano es aún una lengua joven –un simple dialecto romance del latín- y, a poco de su nacimiento en algún lugar entre el actual País Vasco, La Rioja… es de esperar que gozase de más fuerza allí que en el resto de la península (hasta que se impuso, poco después). Puede que, probablemente, en Toledo se hubiese escrito en latino. Desde luego no dejan de ser indicios y claro que en Toledo habría personas que hablasen el primitivo castellano, así como abades, juglares o clérigos que, tras un viaje o una vida en el Norte de la península, tenían influencias francesas… La tesis Por mi parte, vistas las evidencias, no observo inconveniente en hacer salir la obra del entorno riojano, en consecuente onda expansiva de la explosión de español que había tenido lugar un siglo y pico antes; el tema francés de los presentes al Niño es demasiado significativo, así como que una obra así se transcribiese al castellano. Es bastante probable, igualmente, que hablemos de una transcripción de una tradición oral (no de una obra original) y que el texto esté cortado por una razón tan simple como prosaica: se acabó el espacio -recordemos que aprovecha al máximo el hueco sobrante del códice en el que está escrita-. Sin embargo, acuerdo con Hook y Deyermond en que la discusión de los rabinos, por inusual, parece un elemento principal de la obra, "culmen ideológico". Es decir, el amanuense escribió lo que quiso -o lo que le cupo- pero la historia original debió ser más extensa. La transcripción pudo ser hecha de manera sinóptica, intentando adoptar el contenido de la obra al espacio disponible... Sin más pruebas, la deducción no deja de ser un puro ejercicio de probabilidades... pero si hablamos de probabilidad… lo más probable es que el Auto de los Reyes Magos siga siendo un apasionante cúmulo de misterios y atrayentes datos histórico-lingüísticos Abi Fonfría 11

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Abi Fonfría 1
TEATRO MEDIEVAL ESPAÑOL
Conjunto de los textos y las prácticas teatrales medievales de los reinos que más tarde formarían España.
Entre el Auto de los reyes Magos, de finales del S.XII, y dos cortos poemas dramáticos de Gómez
Manrique en el S.XV, apenas existen referencias dramáticas en lengua castellana; mucho más ricos son los
testimonios del teatro vernáculo que Aragón y en especial las zonas de influencia de la lengua catalana,
dejaron en ese periodo de "ausencia y naufragio" (como lo definió Fernando Lázaro Carreter).
Uno de los principales problemas del estudio del teatro medieval español, y europeo en general, es que en
la Edad Media la noción de teatro tal como la entendieron las civilizaciones griega y romana había
desaparecido. No fue hasta finales de la Edad Media y el Renacimiento cuando la idea del teatro como
representación de un texto dramático, que luego ha pervivido, volvió a generalizarse. Por este motivo,
algunos autores prefieren hablar de «teatralidad medieval» para referirse a ese conjunto de prácticas
escénicas y representativas en el que progresivamente irá dibujándose el teatro tal como lo conocemos1.
Como en el resto de Europa, en los reinos peninsulares el surgimiento del teatro medieval aparece ligado a
las prácticas litúrgicas cristianas. En concreto, parece ligado a la celebración de la misa, que antes de que se
excluyera de ella a los legos2, presentaba un desarrollo esencialmente dramático3. Aunque no han
sobrevivido documentos directos que expliquen la relación del clero con la evolución de las
representaciones, han llegado testimonios indirectos de esa vinculación. Por ejemplo, las Siete
Partidas del rey Alfonso X de Castilla se refieren a este hecho y reprenden a los clérigos que participan en
espectáculos profanos y les aconsejan qué tipo de representaciones son legítimas para un sacerdote:
Los clérigos [...] non deben ser facedores de juegos por escarnio porque los vengan a ver las gentes cómo los
facen [...] nin deben otrosí estas cosas facer en las eglesias, ante decimos que los deben ende echar
deshonradamientre sin pena ninguna a los que los fecieren[...] pero representaciones hi ha que pueden los
clérigos facer, así como de la nascencia de nuestro señor Iesu Cristo.
Alfonso X, Siete Partidas, I, título VI, ley XXXIV.
TEATRO MEDIEVAL (Miguel Pérez Rosado)
1. El teatro medieval castellano cuenta con testimonios confusos, escasos e irregulares, hasta el punto de
haberse puesto en duda su existencia hasta finales del siglo XV.
Después de que los autores cristianos desterrasen el teatro clásico, la Edad Media recupera formas
teatrales a partir de los tropos, melodías ampliadas hasta crear pequeñas escenas dialogadas, como
el Quem quaeritis latino, en que los apóstoles visitan el sepulcro de Cristo resucitado.
Los tropos se enriquecen con los ludi y otras ceremonias, hasta desembocar en el drama litúrgico,
pequeña representación de un episodio de la vida de Cristo adaptada al curso de la Misa. Sus variantes
más elaboradas serán el drama sacro o el drama escolar, sobre vidas de santos y redactadas por
1 "Al abordar, pues, el estudio del teatro medieval, habrá que partir de un concepto amplio de teatralidad, concepto que abarque tanto los puros
textos dramáticos como los distintos espectáculos y ceremonias que son portadores de un cierto índice de teatralidad y de los cuales tenemos
noticia a través de documentación diversa. "Miguel Ángel Pérez Priego, Teatro medieval: 2. Castilla, Barcelona, Crítica, 1997, p. 9.
2 Hermanos legos miembros de una orden religiosa de la Iglesia Católica, particularmente de órdenes monásticas, que se ocupan de labores
manuales y de los asuntos seculares de un monasterio, con el fin de permitir la plena vida contemplativa de los monjes.
3 Alan Deyermond, Historia de la literatura española: 1. La Edad Media, Barcelona, Ariel, 2003 [1973], p. 361.

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