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Nocturnas. Madrid a la luz de la noche

Infromación sobre exposición fotográfica de Madrid: siglo XX. Llegada...
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Historia del arte Contemporáneo (801300 )

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NOCTURNAS. A la luz de Madrid. 1900-

“La noche sugiere, no enseña. La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón” BRASSAÏ (Gyula Halász) Fotógrafo, 1899-

La presente exposición es un homenaje a la vida nocturna en la ciudad del Madrid de la primera mitad del siglo XX. Una invitación a recorrer sus calles y adentrarse en sus tabernas, cafés, cines o teatros, gracias a las fotografías que nuestros reporteros tan hábilmente supieron captar a la luz del magnesio.

NOCTURNAS es también una apología a la luz de la noche de Madrid, a la evolución de su alumbrado y distribución: mientras deslumbraba a los forasteros al llegar a su paso por la Cibeles, barriadas enteras, todavía en 1930, estaban condenadas a las tinieblas. Hubo que esperar a los años cincuenta para ver la ciudad a la nueva luz de la modernidad.

Gracias al trabajo de fotoperiodistas de la talla de Salazar, Cortés, Videa, Piortiz, Contreras o Santos Yubero (grandes fotoperiodistas del primer tercio del XX) o Cristóbal Portillo, Henece y Catalá Roca (con sus incursiones en la noche de los 50’s), conoceremos todas las formas de ocio y diversión posibles: Banquetes aristocráticos, los clubs de jazz y las primeras orquestas femeninas, los cines elegantes y sus terrazas de verano, las verbenas populares y los cafés en los que a muchos el amanecer pasaba inadvertido...

Y frente al ocio, el trabajo. Aquellas personas encargadas durante toda la noche de mantener la maquinaria de la ciudad en funcionamiento: los conductores de los últimos tranvías, agentes de policía, porteros de noche y cómo no, los serenos, garantía y vigilancia de los hogares dormidos.

Importante protagonismo adquieren en la exposición las mujeres que, poco a poco, van ganando terreno a la noche: las fiestas de los “clubs de señoritas” (mecanógrafas

y universitarias en su mayoría) y sus bailes los jueves y los sábados de seis a nueve y media, motivaron a un periodista a dedicarles estas palabras:

“Habéis traído nuevas formas. Entráis en los bares, fumáis y sabéis cruzar las piernas. Pero de vuestras conquistas, ¿adivináis cuál es la más importante? Vuestra independencia económica.” Eduardo Arana. Crónica, 30 de diciembre de 1934.

A lo largo de la exposición tampoco faltan citas literarias de escritores como Emilio Carrere, Josefina Carabias, Baroja, Gómez de la Serna o Cansinos Assens que con sus plumas dedicaron textos inmortales a la noche y sus almas.

TEATRO

Los espectáculos escénicos habían sido la más habitual forma de divertirse de los españoles desde hacía muchas décadas y, en estas fechas, iban tomando formas nuevas y muy diversas. En Madrid, los había en el centro, en los barrios, en las sociedades obreras, en las católicas, en muchos centros de enseñanza, en los cafés, en casas particulares, formados por aficionados y, por supuesto, en los grandes y pequeños teatros... Aunque no durante todo el año, durante 1890 funcionaron en la capital, al menos, los siguientes teatros comerciales: Real, Zarzuela, Español, Comedia, Lara, Price, Apolo, Eslava, Madrid, Jovellanos, Princesa, Romea, Martín, Alhambra, Eldorado, Calderón, Infantil, Callao, Príncipe Alfonso y Novedades. Si nos trasladamos al periodo veraniego, habremos de añadir, El Jardín del Buen Retiro, Hipódromo, Felipe, Recoletos, Maravillas y los Circos de Colón. Los dos primeros también funcionaron fuera de la temporada veraniega. Durante el año, se cerraron el Príncipe Alfonso, para su reforma y, en agosto, para la instalación de la luz eléctrica, el Apolo, sin duda, el que más estrenos ofrecía a lo largo del año, aunque no le iban lejos el Eslava y el Lara. Sólo en Madrid, durante este año, se estrenaron alrededor de doscientas obras.

Siguiendo una tradición de siglos, el teatro preferido por el público español era el musical. No es posible establecer el número de piezas líricas representadas en los escenarios españoles durante el periodo 1850-1950 pero resulta evidente que hablamos de decenas de miles de obras (Iglesias Souza) y la mayor parte de ellas son ligeras y con un componente más o menos humorístico: el famoso marbete “cómico-

A principios de 1890 un conjunto de autores a los que solía estrenar la empresa del Apolo y que, a modo de Círculo Literario, se reunían, tras terminar las funciones en el piso principal del número 10 de la calle de Alcalá, decidió, a iniciativa de Vital Aza, que cada uno de los nueve tertulianos presentes escribiera una obra en un acto y con título forzado en el plazo de un mes, bajo pena, si alguno no cumplía, de pagar durante una semana la comida al resto. Cada uno escribió en una cartulina un título, se pusieron todos en una bolsa y cada cual metió la mano para sacar el que le correspondiera. La trascendencia de este divertimento fue que, al estrenarse el 7 de mayo una de estas obras de título forzado, el sainete ¡Las doce y media y sereno!, de Fernando Manzano y el maestro Chapí, quedó consolidado el teatro por horas, nació la “cuarta de Apolo” y, según Ruiz Albéniz “Chispero”, se inventó la reventa, dada la demanda de localidades que tuvo la obra (Ruiz Albéniz, 1953, 176-179). Otros recintos servían espectáculos no exactamente teatrales, como eran las apuestas entre andarines, las luchas entre animales de gran tamaño (toros, osos, tigres...) o la contemplación de fenómenos. Los periódicos madrileños anunciaban a fines de 1890 la muerte de la “mujer-tigre”. El 24 de agosto de 1889 los madrileños habían podido admirarla en el Circo del Hipódromo. Se la proclamaba como procedente del Paraguay y era llamada así “por tener la piel marcada con manchas cubiertas de vello; su fisonomía es muy agradable y no carece de gracia”, decían los periódicos. Aunque llevaba al menos seis años recorriendo España, el público de la capital ocupó todas las localidades y “observó con detenimiento el fenómeno”. Aguantó tres semanas en cartel, el suficiente para que pasaran todos los madrileños con “inquietudes”, entre los que se encontraban Eduardo del Palacio y José Ortega Munilla, que hicieron algún chiste con el asunto. Algunos maliciosos atribuían al nitrato de plata las malformaciones de la desdichada. A su muerte se informó que había fallecido con veinticuatro años y que era natural de Madrid.

CAFÉS

Pese a la fama de los cafés parisinos o vieneses, en ninguna ciudad fueron tan protagonistas de la vida cotidiana de sus habitantes como en Madrid. Allí, sus parroquianos bebían, comían, hablaban, escuchaban música y presenciaban representaciones. También, conspiraban, leían, escribían, se citaba a las amantes, se concertaban los duelos, se pedía dinero, se fundaban publicaciones y, en suma, allí se vivía porque la mínima consumición de un café daba derecho a quedarse horas y horas. Gómez Carrillo, en el primer tomo de su memorialista La miseria de Madrid,

cuenta catorce de estos locales, sólo en la Puerta del Sol y Velasco Zazo da cuenta de más de un centenar en su librito, Florilegio de los cafés.

Entre los de primera categoría, el más famoso fue el de Fornos (Velasco Zazo, 1945), situado en la esquina de la calle Peligros. Conocida es la observación de José María Salaverría respecto a que la mitad de la historia española se fabricaba en los cafés. De hecho, el español, especialmente sociable en aquella época, pasaba gran parte de su tiempo en ellos, en parte, huyendo de sus viviendas, casi siempre incómodas y, dado el extremo clima madrileño, frías en invierno y calurosas en verano. Además, abonando consumiciones relativamente muy baratas, se leía el periódico, se escribían cartas o artículos, se jugaba, en especial al dominó o al billar, se escuchaba música y se veía teatro; también se concertaban citas de amor, se conspiraba pero, sobre todo, se discutía, se pontificaba, se daba cauce a esa sociabilidad tan española, por más que, en ocasiones, la controversia pudiera terminar a bastonazos o con desafío en el campo de Marte]. La tertulia cafeteril, hoy casi desaparecida, fue la forma de relacionarse de los varones españoles durante gran parte de los siglos XIX y XX. Entre los cafés de clase media y baja, algunos se especializaron en cante flamenco y recibieron el nombre de cafés cantantes. Su época de esplendor se sitúa en el último cuarto del siglo XIX. Son muy numerosos los testimonios sobre el ambiente de los cafés cantantes que florecieron en Madrid en gran cantidad desde mediados de siglo (Blas Vega y Velasco Zazo, 1945) y casi todos coinciden en el ambiente tumultuoso y en la asistencia de gentes de todo cariz pero entre la que predominaban las de baja estofa. Otro establecimiento muy frecuentado por los nocherniegos a partir de este año de 1890, en que se fundó sobre la antigua Taberna de Lázaro, fue la Chocolatería de San Ginés -aún existente- en el Pasadizo del mismo nombre. Situada junto al Teatro Eslava y abierta toda la noche, se convirtió en otro de los lugares emblemáticos de la noche madrileña.

TABERNAS

El correlato del café en el medio popular es la taberna, por cierto, de antigüedad infinitamente más acreditada. Y, si hay algún país que -en toda época pero más en la que estudiamos- pueda presumir de tabernas, ese es España y no digamos Madrid. Serge Salaün aporta el dato de que en 1900 estaban censadas 1714 tabernas o tiendas de vinos, incluyendo las ubicadas en los arrabales.

El ambiente de las numerosas verbenas que, por entonces, se celebraban en Madrid, ha sido ampliamente divulgado por el género chico y, respecto a los merenderos, donde iba señoritos, estudiantes, menestralas, cigarreras y modistillas.

Aparte de las organizadas por asociaciones, gremios, corralas o particulares, eran muy numerosas las verbenas “oficiales” que se celebraban en Madrid pues cada barrio o sector tenía su advocación y le correspondía su propia verbena por su mal carácter y su mala lengua”, y con su intervención protectora y su mirada de

“En lo alto de la torre del que fue el palacio de la Equitativa, el círculo iluminado del reloj parece el ojo luminoso de un cíclope asomado a contemplar el ir y venir afanoso de los míseros humanos por la espléndida vía, tan joven y ya tan clásica en la existencia de los madrileños. La Esfera, 18 de octubre de 1930

CÁMARA FOTO. Nocturno en la calle Sevilla. Al fondo la Plaza de Canalejas. Octubre de 1930. Archivo General de la Administración

“A la una de la madrugada, a la hora en que se apagan los arcos voltaicos de la Puerta del Sol y la gente que sale de los teatros se disputa los últimos tranvías, la Central de Teléfonos contigua al Colonial, es un foco de animación, un mentidero periodístico, un hervidero de público... Es hora en que periodistas y políticos van allí en busca de las últimas noticias, y, también, artistas de teatro, en busca del bombo”. Rafael Cansinos Assens. La novela de un literato (Hombres, ideas, escenas, efemérides, anécdotas..). Vol. 2. 1914-

CÁMARA FOTO. Nocturno en la Puerta del Sol. 1930. Archivo General de la Administración

“A las ocho de la noche –la hora de cenar en los hogares burgueses, alegres, ordenados –deteneos a mirar a través de las vidrieras humosas de los cafetines. Un mundillo heterogéneo de gentes bien vestidas –ruinas de harapos elegantes- devoran ante las mesas una ficción de cena, una ayuda para seguir sustentando la ficción de sus vidas”. Emilio Carrere. Nuevo Mundo, febrero de 1927.

CAMPÚA. Partida de cartas en una taberna. El reloj va a dar la una de la madrugada. Café El Gato Negro de octubre de 1916.

“Como larvas del alcohol, del juego, de la abulia, de la estupidez, de la locura, hay seres que se agitan en el alma de la noche. A la luz lívida de la madrugada, llenan los cafetines, como una ola trágica para aplastarse de bruces sobre las mesas en su olvido de todos y de ellos mismos.” Náufragos de la Desgracia. Emilio Carrere. Nuevo Mundo, febrero de 1927.

SALAZAR. Las cuatro de la madrugada en un cafetín económico de la calle Calatrava nº35, en el barrio de Lavapiés.

"Dormitorio a mendigos, golfos y toda clase de maleantes (...) comienza a llenarse de público a las nueve de la noche. Cuando llega el cliente toma, como es de obligación, un culito de café solo y aguardiente o un 'cinco` que es un vaso de café con leche. Se sienta alrededor de la mesa y a dormir”. Revista Nuevo Mundo. 5-05-1916.

encendida. El tubo contenía pólvora y perdigones de grueso calibre y en gran cantidad. La munición se extendió en un diámetro de 40 metros. Por fortuna no había nadie en el recipiente en el momento de la explosión. Se encuentran proclamas en el suelo del urinario y se consignan protestas amenazadoras contra el Gobierno por la guerra.

Estado en el que quedó el urinario del Paseo de Recoletos después de estallar en él un petardo. Noche del 13Julio DUQUE. de julio de 1913.

“Una ciudad, a más de sus ruidos, de la turbulencia diurna de sus ruidos, tiene el lenguaje tácito de sus luces, que es con el que expresa la voz callada de sus sueños”. ESTAMPAS DE MADRID, por Fernando López Martín

Cecilio PANIAGUA. Nocturno en la Gran Vía. 1935. BNE

“Un poema sin palabras. Un poema en que cada luz asume el sentido de una emoción. Una luz... Otra luz... Otra luz... Una emoción... Otra emoción... Otra emoción... Y todas las luces resumiendo integradamente la historia recóndita e inefable de la ciudad”.

“En media hora, ante la mesa de una de estas terrazas nocturnas, han desfilado veintidós personas, pidiendo y ofreciendo. He aquí el detalle de aquella cifra: seis mendigos, tres vendedores de lotería, dos que rifan décimos mediante cartas de baraja, un limpiabotas, dos vendedores de cangrejos y mojada, un vendedor de refrescos concentrados (vestido de huérfano nada menos), dos vendedores de tabaco, una florista, dos vendedores de bombones y caramelos, uno de corbatas, uno de plumas... Sumad: veintidós. Un desfile interminable y molesto”. J.M Mundo Gráfico. 22 de agosto de 1934. Foto VIDEA

¿Dónde se meten después estas sombras de la pesadilla de la miseria? La ciudad tiene una norme fauce negra que se traga durante el día a toda esta carnaza de dolor. Emilio Carrere

La ronda volante recogiendo mendigos para llevarlos a Yeserías durante la madrugada. Madrid, años 30. Foto DÍAZ CASARIEGO

La limonada casera es uno de los placeres del verano madrileño. Por “mor del calor” se salen todos a la acera con el gramófono a bailar y a beber. Y cuando la tinaja está en las últimas, y el Valdepeñas, con tropezones de melocotón, se ha subido a las cabezas, y la bronca se inicia “porque si tú, porque si ésta”, aparece oportunamente el de Asalto que regresa a su domicilio. Ante la presencia del gigante, todo se vuelven finezas y sonrisas, se reanudan el baile y los convites, y el guardia que se creía en la calle del Carnero, piensa que se ha metido en el propio Versalles. Crónica (Madrid. 1929). 21/8/1932, página 16.

“Cualquier muro o cualquier valla, situados en lugar de poco tránsito y escasamente iluminado, son propicios para que a ellos se adosen las parejas de novios que no tienen mejor refugio. En esta fotografía se ven, fundidas en una sola, las

CÁMARA FOTO. Nocturno en la calle Sevilla. Al fondo la Plaza de Canalejas. Octubre de 1930. Archivo General de la Administración

CÁMARA FOTO. Nocturno en la Puerta del Sol. 1930. Archivo General de la Administración

Christian FRANZEN. Carnaval en el Teatro Real organizado por la Asociación de la Prensa. Madrid, 27 de enero de 1906. Fototeca ABC

DESCONOCIDO. Celebración del sorteo de la Lotería de Navidad. Grupo de gente ante la casa de la Moneda. Dos de la madrugada. 22 de diciembre de 1905. Fototeca ABC

Julio DUQUE. Conductores y cobradores del tranvía tomando el té con el director de la compañía que dispuso les fuera servido para contrarrestar los efectos del tremendo frío. Cocheras del barrio de Salamanca, 20 de enero de 1914. Fototeca ABC

Las cuatro de la madrugada en un cafetín económico de la calle Calatrava nº35. "Dormitorio a mendigos, golfos y toda clase de maleantes (...) comienzael cliente toma, como es de obligación, un culito de café solo y aguardiente o un 'cinco` que es un vaso de café con a llenarse de público a las nueve de la noche. Cuando llega leche. Se sienta alrededor de la mesa y a dormir (sigue) Ver NM 5-05- Archivo General de la Administración

Miguel CORTÉS. Nocturno en los Bajos Fondos. Travesía de la Encomienda. Verano de 1933. Archivo General de la Administración

CORTÉS/VIDEA. "Raro es el escritor exótico, huésped de España, que en la crónica de su viaje no menciona. con motivo de admiración, la existencia del sereno madrieño, pupila luminosa de la ciudad en la noche, garantía y vigilancia del hogar dormido. Álvaro Real". Madrid, 1932-37. Archivo General de la Administración

AUTOR? “Con el Duque, con el Donato y con el Maruxo espero en la calle, sentado en unas piedras, que salga de la taberna el provocador... Ruinas de la vida, estos tres desdichados, astrosos, misérrimos, que tuvieron sus días de majeza y hoy, al final de la jornada de la vida, no tienen ante sus ojos más horizontes que el hambre y la indiferencia de todos”. J. Barberán. La vida novelesca de un aventurero madrileño. Mundo Gráfico 3 de agosto de 1932 Archivo General de la Administración

Pistolerismo años 30. Verificar pie de foto: F_590_22_ Archivo General de la Administración

DÍAZ CASARIEGO. La ronda volante recogiendo mendigos para llevarlos a Yeserías durante la madrugada. Hacia 1933. Archivo General de la Administración

“Por aquí se llama de noche para depositar las criaturas que han de ser conducidas a la Inclusa. AVISESE AL SERENO. Archivo General de la Administración

Miguel CORTÉS. Taberna del Guerrita Chico donde viven fraternizan señoritos de la aristocracia, de la burguesía, de la clase media, con la alegre mocería del pueblo. 17 de octubre de 1932 Archivo General de la Administración F-00670-

F. del RÍO. "Interior de la churrería del pasadizo de San GInés, entre cinco y media y seis de la mañana, hora de la clientela aterida y heterogénea...". "La hora lívida y su trágico desfile de seres grises, noctámbulos a la fuerza u obstinados en la vigilia." Madrid, 16 de febrero de 1920. Archivo General de la Administración

CECLIO PANIAGUA Se da a conocer en 1935 en la Revista Cuatro Estaciones. En el primer número de esta revista ilustra un texto de Wenceslao Fernández Flórez sobre la vida nocturna de la ciudad. BNE

Foto VIDEA. La verbena de la Asociación de la Prensa de Madrid celebrada en la Playa de Madrid. Desfile de maillots. Julio de 1934. Archivo General de la Administración

SANTOS YUBERO. El luchador Soroa acompañado por el checo Spary. Madrid, verano de 1936. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid. Fondo Martín Santos Yubero.

Miguel CORTÉS. Socias de un club de señoritas tomando unos cocktails. Cuota única de cinco pesetas por toda la temporada. Hombres: entrada libre. Madrid, diciembre de 1934. AGA (29)

VIDEA. Club de solteras de Carabanchel. 11 de marzo de 1934. Archivo General de la Administración

DÍAZ CAVESTANY. Bar americano. Madrid, hacia 1932. Archivo General de la Administración

VIDEA. El cabaret de los náufragos. "Mujeres que conocen todas las esquinas de la dicha y la desdicha, la esplendidez de los beodos, la conveniencia de tener amigos en las Comisarías y el placer de beberse una jarra de agua al despertar de una agitada noche en zig-zag. 15 de abril de 1934. Ver prensa y foto BANCO DE LA PACIENCIA Archivo General de la Administración

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Nocturnas. Madrid a la luz de la noche

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NOCTURNAS. A la luz de Madrid. 1900-1950
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razón”
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La presente exposición es un homenaje a la vida nocturna en la ciudad del Madrid de
la primera mitad del siglo XX. Una invitación a recorrer sus calles y adentrarse en sus
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hábilmente supieron captar a la luz del magnesio.
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