Saltar al documento

Kant - Resumen/informe sobre Immanuel Kant.

Resumen/informe sobre Immanuel Kant.
Asignatura

Filosofía

445 Documentos
Los estudiantes compartieron 445 documentos en este curso
TitulaciónNota

Educación Secundaria

6
Año académico: 2020/2021
Subido por:
Estudiante anónimo
Este documento ha sido subido por otro estudiante como tú quien decidió hacerlo de forma anónima
Instituto Superior de Formación Docente N° 19

Comentarios

Inicia sesión (Iniciar sesión) o regístrate (Registrarse) para publicar comentarios.

Studylists relacionadas

Filosofiafilo

Vista previa del texto

Immanuel Kant

Kant se interesó desde el principio por cuestiones científicas; la mecánica de Newton era para Kant, lo mismo que para muchos coetáneos suyos, el modelo de una teoría científica, no sólo por el contenido, sino también, y hasta sobre todo, por el método. Pero Kant trató también de buscar el fundamento del conocimiento científico de tipo newtoniano, la "explicación de los primeros principios del conocimiento metafísico". Al proceder a elaborar las ideas que debían conducirlo a una más sólida fundamentación de la ciencia, Kant se encontró , sin embargo, con un obstáculo que era a la vez una incitación: la crítica de Hume, especialmente la crítica de la noción racionalista de la causalidad. En vista de lo anterior, se ha dicho a menudo que el pensamiento de Kant en su "madurez crítica " se constituyó como consecuencia del abandono completo de Leibniz y Wolff, que resultaban incapaces de salvar a la física de Newton —y, en general, a toda ciencia — del naufragio que podía experimentar a consecuencia del "escepticismo de Hume".

Kant admite por lo pronto que todo conocimiento comienza con la experiencia. Pero indica a la vez que no todo él procede de la experiencia. Ello significa que la explicación genética del conocimiento, al modo de Hume, no es para Kant totalmente satisfactoria: resolver la cuestión del origen no es todavía resolver el problema de la validez. Pues la experiencia no puede por sí sola otorgar necesidad y universalidad a las proposiciones de que se compone la ciencia y, en general, todo saber que aspire a ser riguroso. Es necesario preguntarse, pues, cómo es posible la experiencia, es decir, encontrar el fundamento de la posibilidad de toda experiencia.

Según Kant, es un hecho que existen conocimientos independientes de la experiencia. Todo conocimiento universal y necesario es independiente de la experiencia, ya que la experiencia, como Hume y Leibniz habían reconocido desde opuestos puntos de vista, no puede dar valor universal y necesario a los conocimientos que derivan de ella. Pero "conocimiento independiente de la experiencia" no significa un conocimiento que "precede a la experiencia". Todo nuestro conocimiento empieza con la experiencia, pero puede ser que no se origine totalmente de la experiencia y que sea un compuesto de las impresiones que proceden de la experiencia y de lo que le añade nuestra propia facultad de conocer, estimulada por tales impresiones. En tal caso es menester distinguir en el conocimiento una materia, constituida por las impresiones sensibles, y uniforma, constituida por el orden y unidad que nuestra facultad cognoscitiva da a tal materia. Las matemáticas y la física pura (los principios de la física newtoniana) contienen indudablemente verdades universales y necesarias, y, por tanto, independientes de la experiencia. Contienen, en efecto, juicios sintéticos a priori: sintéticos en el sentido de que en ellos el predicado añade alguna cosa nueva al sujeto (lo cual no sucede en los juicios analíticos); a priori, porque tienen una validez necesaria que la

experiencia no puede dar. Ahora bien, el primer problema de una crítica de la razón pura es ver cómo son posibles los juicios sintéticos a priori. Lo cual equivale al problema de cómo es posible la física pura y las matemáticas. La crítica de la razón pura debe alcanzar y realizar la posibilidad fundamentadora de la ciencia, del auténtico saber humano. Es evidente que esta posibilidad no puede identificarse con la materia del conocimiento, pues está constituida por una multiplicidad desordenada de impresiones sensibles; debe, pues, reconocerse en la forma del conocimiento, o sea, en los elementos o funciones a priori, que dan orden y unidad a aquellas impresiones.

Los tipos de juicio. A este efecto Kant procede primero a la clasificación de los juicios en analíticos y sintéticos (ν.) a priori (v.) y a posteriori. En los juicios analíticos el predicado está contenido en el sujeto; por eso son ciertos, pero vacíos. En los juicios sintéticos, el predicado no está contenido en el sujeto; por eso no son vacíos, pero tampoco absolutamente ciertos. Los juicios a priori son los formulables independientemente de la experiencia; los juicios a posteriori son los derivados de la experiencia. Si, como suponían (por distintas razones) Leibniz y Hume, los juicios analíticos son todos a priori y los sintéticos todos a posteriori, no parece que pueda escaparse o a una metafísica dogmática racionalista o a una teoría del conocimiento escéptica empirista. En efecto , o los juicios sintéticos a posteriori son reducibles a juicios analíticos a priori, en cuyo caso los principios de la experiencia son principios de razón , o los juicios sintéticos a posteriori no son nunca reducibles a juicios analíticos a priori, en cuyo caso no hay nunca certidumbre completa respecto a los principios del conocimiento.

Pero sí se supone base del esquematismo trascendental podrá bosquejarse el sistema de los principios del entendimiento puro y establecer la conexión entre los principios del conocimiento y las leyes básicas de la ciencia de la Naturaleza. El sistema de los principios del entendimiento constituye, así, la base para todo "juicio empírico " (en el sentido de "juicio científico"), el cual adquirirá entonces las condiciones de universalidad y necesidad que, según Kant, constituyen la característica fundamental de las proposiciones de la física de Newton.

La revolución copernicana. Con todo ello se cumple lo que Kant llama "la revolución copernicana", en la cual el sujeto gira en torno al objeto para determinar las posibilidades de su" conocimiento en vez de dejar que el objeto gire en torno al sujeto. Lo último supone que el objeto es una cosa en sí un noúmeno y que es accesible a nuestra facultad cognoscitiva. Lo primero acepta que lo conocido sea sólo fenómeno y que para llegar a ser conocido haya sido "constituido" como objeto de conocimiento.

La estética trascendental. En la Crítica de la razón pura, la Estética trascendental está dedicada a determinar los elementos a priori de la sensibilidad; la Analítica trascendental (primera parte de la Lógica trascendental, que comprende también la Dialéctica trascendental), está dedicada a determinar los elementos a priori del entendimiento y a su justificación. Las formas a priori de la sensibilidad o intuiciones puras son el espacio y el tiempo, los cuales no son, pues, conceptos ni cualidades

síntesis misma. Esta presupone: l) una multiplicidad que debe ser sintetizada (multiplicidad que la sensibilidad suministra); 2) una acción de sintetizar, es decir, de añadir un elemento a otro (acción efectuada por la imaginación);' 3) una unidad que sirve de regla, o de meta; a esa acción de sintetizar (esta unidad es suministrada por el entendimiento en sentido estricto). Dado que el entendimiento es, en general, la facultad de la síntesis, esta síntesis tiene la misma estructura cuando se la efectúa en el pensamiento puro, produciendo, a partir de una pluralidad de conceptos, la estructura única que llamamos juicio y cuando se la efectúa en la sensibilidad, unificando una multiplicidad de representaciones intuitivas sensibles en la estructura única que llamamos «objeto». La misma función que da unidad a las diversas representaciones en una intuición, le da también unidad a la mera síntesis de diversas representaciones en una intuición. Esta identidad de las acciones sintéticas del entendimiento nos presta una ayuda inesperada cuando nos planteamos un segundo problema: el de establecer cuáles son las funciones sintéticas de las que la espontaneidad es capaz.

En efecto, las acciones del entendimiento en los juicios se pueden establecer de tal manera que todas ellas queden registradas en una tabla, sin que se pueda añadir ni quitar ninguna. Esto es lo que puede hacer el estudioso del entendimiento como, a partir del concepto de entendimiento como facultad del juicio. Las funciones del entendimiento pueden enunciarse mediante conceptos que son entonces conceptos puros: conceptos que se originan en la naturaleza misma del entendimiento y no tienen origen empírico. Toda síntesis efectuada por el entendimiento podrá clasificarse como un caso de alguna de estas síntesis fundamentales; por eso, estos conceptos puros del entendimiento reciben el nombre de “categorías”

La dialéctica tradicional. Con las dos secciones de la Analítica trascendental concluye la parte positiva de la Lógica trascendental. La segunda parte de esta Lógica, de la Dialéctica trascendental, es negativa: tiende a mostrar la imposibilidad de que los conceptos que la razón humana es inclinada a formular, prescindiendo de la experiencia, mediante el uso trascendente de las categorías. La dialéctica trascendental es la crítica de la dialéctica, o sea, de la lógica tomada como órgano de conocimiento. Kant dice a este propósito: " A pesar del diverso significado en que los antiguos emplearon el nombre de la ciencia o arte dialéctico, sin embargo se puede deducir del uso real que hicieron del mismo, que la dialéctica no es otra cosa para ellos que la lógica de la apariencia, ella fue el arte sofístico de dar a la propia ignorancia e incluso a las propias ilusiones voluntarias, la apariencia de la verdad imitando el método de la fundación que prescribe de ordinario la lógica , sirviéndose de sus tópicos para colorear todo procedimiento vacío. Ahora bien, podemos hacer una advertencia tan segura como útil: la lógica general considerada como órgano, es siempre lógica de la apariencia, o sea, dialéctica". Esto ocurre porque la lógica por sí sola, es decir, sin la ayuda de la experiencia, no puede producir conocimientos, sino sólo nociones aparentes o ficticias que se cambian por conocimientos. No obstante, la dialéctica tradicional no se ocupa de la crítica de todas estas nociones, sino sólo de las que nacen de una 'ilusión

natural e inevitable de la razón, humana " y que, por lo tanto, persisten aun después de haberse aclarado su carácter ilusorio. Kant identifica estas nociones con las del alma, del mundo y de Dios, que era el objeto de la metafísica tradicional. Por eso, la dialéctica trascendental es sustancialmente la crítica de esta metafísica. La crítica de Kant se dirige de modo específico a la forma que dichas nociones habían asumido en la metafísica especial de Wolff, que él consideraba como la más ordenada y rigurosa exposición de las mismas.

La moral kantiana pretende para sus leyes, en el campo de la libertad, la misma rigurosidad y necesariedad que tienen las leyes en la física de Newton en el campo de la naturaleza. La diferencia consistiría en que las leyes naturales son descriptivas de fenómenos (perceptibles en el tiempo y el espacio), mientras que las leyes morales son prescriptivas de actos que deberían realizarse de acuerdo con ellas. Estas leyes deben ser obedecidas por la voluntad, que es autónoma en la medida en que se deja legislar por la razón. Así, Kant elabora por primera vez una moral deductiva al modo de la geometría y no trabaja con valores materiales, sino con una legislación formal que puede constituirse en universal, ya que no depende ni de la experiencia ni de ningún factor exterior a la voluntad pura (es decir, no condicionada por ningún elemento sensible). Además, su carácter deductivo implica que esta moral es a priori, es decir, independiente de las situaciones empíricas; tiene sólo la forma de la ley, es objetiva, absoluta e inmediata, en oposición a todas las éticas anteriores (aristotélica, judeocristiana), que establecían valores materiales, definiciones de la felicidad, códigos de conducta, nociones de bueno y malo, etc. Así, la voluntad, sólo inclinada por el único sentimiento racional admitido, el respeto, debe abandonar sus deseos y pasiones y dejarse determinar exclusivamente por la razón legisladora.

Kant articula una ética racional: para actuar bien, es necesario un nivel de ilustración que permita realizar la operación deductiva que va desde la universalidad de la ley fundamental de la moralidad hasta las máximas que regulan los actos individuales. Pero además le agrega el aspecto de la intencionalidad individual, que hace imposible juzgar los actos morales sólo por su apariencia en el orden público. Los actos, sostiene Kant, se clasifican en morales e inmorales, pero también en conformes a la moral. Estos últimos parecen ser idénticos a los primeros, pero la intencionalidad de la conciencia cambió. Por ejemplo, se salvó a un niño, pero no por el cumplimiento del imperativo sino porque recibimos una recompensa (interés) o porque es nuestro hijo (amor). Esas pasiones o deseos deben ser depurados de una moral, que al menos idealmente debería funcionar sin ninguno de ellos, como lo hace la voluntad santa que se identifica con la razón divina, sin dejar espacios para ninguna “patología”. La enorme ventaja de esta ética es que una vez establecidas sus leyes, al dejar de lado toda materialidad e historicidad, tendría el carácter inmutable de las leyes físicas, que no varían en el tiempo ni en el espacio, de acuerdo con los temperamentos de los pueblos o los acontecimientos históricos, del mismo modo que la ciencia física es válida para todos los hombres en todo tiempo y lugar. Siempre habrá que tener en cuenta que estas máximas funcionan “como si” fueran leyes, ya que no explican el comportamiento de los hombres,

En consonancia con esta interpretación, Lacan sostiene que la verdad de la crítica anida en el tocador sadiano. Santos y verdugos han logrado abolir el vértigo del deseo, de las inclinaciones. Planificación total de lo real, no hay lenguaje, ni deriva del significante, ni figuraciones de los cuerpos. Así la razón se impone completamente sobre la naturaleza, a la que expulsa. Selección de los aptos para la sociedad de la obediencia, el resto, serán sólo la mano de obra que asegure la supervivencia de la comunidad. Racionalista a muerte, Sade, el más ilustrado, aspira a que la razón elimine todo objeto de deseo. Si el agente moral kantiano no puede obrar guiado por el amor, tampoco lo hace el verdugo sadiano, que no obtiene placer de provocar el sufrimiento, sino que se aboca al ciego cumplimiento de una ley. El puro valor de una verdad sin pliegue subjetivo. Ambas comunidades tienen algo en común: la crítica se hace a los procedimientos, nunca a los fines. El itinerario a recorrer es lo importante: el despojo paulatino de toda pasión, deseo, el establecimiento de un superyó que va devorando todas las tensiones hasta aniquilar al yo y ocupar todos los espacios. Fuera de toda lógica del placer, el goce hace estragos. Y, en plena hegemonía de la razón instrumental, los fines mismos no pueden ser cuestionados. Por eso un sistema social que parece delirante se corresponde con la forma ideal del republicanismo kantiano. Verdugos y santos han logrado entregarse mediante el cálculo a la educación de su temperamento, después de todo la Filosofía en el tocador es un largo tratado pedagógico político, que permite construir un lazo indestructible con el imperativo. Cada uno, aislado, enfrentado a la ley más pura, sin materia, sin bienestar, sin placer. Kafka sabe de una ley sin objeto que termina aboliendo al sujeto.

¿Ha sido útil este documento?

Kant - Resumen/informe sobre Immanuel Kant.

Asignatura: Filosofía

445 Documentos
Los estudiantes compartieron 445 documentos en este curso
TitulaciónNota:

Educación Secundaria

6
¿Ha sido útil este documento?
Immanuel Kant
Kant se interesó desde el principio por cuestiones científicas; la
mecánica de Newton era para Kant, lo mismo que para muchos
coetáneos suyos, el modelo de una teoría científica, no sólo por el
contenido, sino también, y hasta sobre todo, por el método. Pero Kant
trató también de buscar el fundamento del conocimiento científico de
tipo newtoniano, la "explicación de los primeros principios del
conocimiento metafísico". Al proceder a elaborar las ideas que debían
conducirlo a una más sólida fundamentación de la ciencia, Kant se
encontró , sin embargo, con un obstáculo que era a la vez una incitación:
la crítica de Hume, especialmente la crítica de la noción racionalista de
la causalidad. En vista de lo anterior, se ha dicho a menudo que el
pensamiento de Kant en su "madurez crítica " se constituyó como
consecuencia del abandono completo de Leibniz y Wolff, que resultaban
incapaces de salvar a la física de Newton —y, en general, a toda ciencia
— del naufragio que podía experimentar a consecuencia del
"escepticismo de Hume".
Kant admite por lo pronto que todo conocimiento comienza con la
experiencia. Pero indica a la vez que no todo él procede de la
experiencia. Ello significa que la explicación genética del conocimiento,
al modo de Hume, no es para Kant totalmente satisfactoria: resolver la
cuestión del origen no es todavía resolver el problema de la validez. Pues
la experiencia no puede por sí sola
otorgar necesidad y universalidad a las proposiciones de que se
compone la ciencia y, en general, todo saber que aspire a ser riguroso.
Es necesario preguntarse, pues, cómo es posible la experiencia, es decir,
encontrar el fundamento de la posibilidad de toda experiencia.
Según Kant, es un hecho que existen conocimientos independientes de
la experiencia. Todo conocimiento universal y necesario es
independiente de la experiencia, ya que la experiencia, como Hume y
Leibniz habían reconocido desde opuestos puntos de vista, no puede dar
valor universal y necesario a los conocimientos que derivan de ella. Pero
"conocimiento independiente de la experiencia" no significa un
conocimiento que "precede a la experiencia". Todo nuestro conocimiento
empieza con la experiencia, pero puede ser que no se origine totalmente
de la experiencia y que sea un compuesto de las impresiones que
proceden de la experiencia y de lo que le añade nuestra propia facultad
de conocer, estimulada por tales impresiones. En tal caso es menester
distinguir en el conocimiento una materia, constituida por las
impresiones sensibles, y uniforma, constituida por el orden y unidad que
nuestra facultad cognoscitiva da a tal materia. Las matemáticas y
la física pura (los principios de la física newtoniana) contienen
indudablemente verdades universales y necesarias, y, por tanto,
independientes de la experiencia. Contienen, en efecto,
juicios sintéticos a priori: sintéticos en el sentido de que en ellos el
predicado añade alguna cosa nueva al sujeto (lo cual no sucede en los
juicios analíticos); a priori, porque tienen una validez necesaria que la