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Del encarnizamiento terapeutico a una mu

Un tema controversial desde la perspectiva principalista.
Materia

Ética Profesional (Fís1410)

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Del encarnizamiento terapéutico a una muerte digna

por Leonardo De Lillo (*)

(*) Médico. UBA.

Resumen El vertiginoso avance de la ciencia y la tecnología, plantean a diario problemas de índole ético ante el cuidado de los pacientes. El objetivo del médico no es solo salvar vidas y curar enfermedades, también debe ser capaz de reconocer en que momento debe renunciar a ello y reorientar sus esfuerzos para aliviar el sufrimiento, consolar al paciente y ayudarlo a morir con dignidad. El presente trabajo intenta realizar una revisión actualizada sobre el dilema bioético que plantea el derecho a una muerte digna evitando el encarnizamiento terapéutico. Por un lado no deben utilizarse métodos extraordinarios para prolongar la vida de pacientes terminales y por el otro, es fundamental que deje de pronunciarse la frase “no hay mas nada para hacer” acudiendo en cambio, a los cuidados paliativos hoy llamados cuidados del final de la vida, ayudando a un buen morir. Se repasan los principios de la bioética, los deberes éticos del médico y sobre todo el respeto de los derechos de pacientes terminales.

Palabras clave Bioética - encarnizamiento terapéutico - muerte digna - cuidados paliativos - medios ordinarios y extraordinarios

Abstract The rapid progress of science and technology, raises everyday ethical problems regarding patients care. The objective of doctors is not only to save lives and cure diseases, but also to be able to recognize when to renounce to this and refocus their efforts to alleviate suffering, comfort the patients and help them to die with dignity. This work attempts to perform an updated review on the bioethical dilemma which raises the right to a dignified death, avoiding therapeutic cruelty. On the one hand no special methods must be used to extend the life of terminal patients and on the other, is essential to stop pronouncing the phrase "there is nothing more to do" offering instead palliative care, today called the end of life care, helping to a good death. The principles of bioethics, doctor ́s ethical duties and above all respect for the rights of terminal patients have been reviewed.

Keywords Bioethics - therapeutic cruelty - dignified death - palliative care - ordinary and - extraordinary means

Introducción

Los progresos de la ciencia plantean cada día nuevos problemas éticos: investigaciones, manipulaciones genéticas, fertilización in vitro, etc. Estos son, tanto esperanzas como peligros. El médico debe encontrar su estrecho cambio entre las ventajas enormes que se perfilan para la humanidad y los abusos o las desviaciones posibles de la ciencia. Uno de ellos es la problemática del límite del encarnizamiento terapéutico, de la eutanasia, de los cuidados sofisticados y costosos.

El enfermo tiene una infinidad de derechos, pero lo que espera del médico es que él haga lo mejor, que le brinde una atención concienzuda, diligente y conforme al estado de los conocimientos médicos. "El médico deberá respetar los derechos de los pacientes". La ética exige del médico que sea igualmente bueno, honesto y desinteresado, en la interpretación más amplia del concepto, lo que ningún derecho puede garantizar.

Ética y derechos humanos se confunden: respeto a la decisión libre e informada del paciente, respeto a la elección del facultativo y a la libertad de tratamiento, sin dejar de lado el respeto a la vida, el respeto al secreto profesional y sobre todo el respeto a la persona deseándole para el final de su vida que tenga una muerte digna.

OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL:

Realizar una revisión actualizada sobre el dilema bioético que plantea el encarnizamiento terapéutico y el derecho a una muerte digna.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
  • Actualizar el tema de la bioética, específicamente en la esfera de la atención al paciente crítico y/o terminal.

  • Proponer al médico práctico una forma de encarar uno de los dilemas bioéticos que se ve obligado a enfrentar en su actividad diaria.

MÉTODO DE BÚSQUEDA Y DE SELECCIÓN DE LA INFORMACIÓN

La búsqueda bibliográfica fue realizada por intermedio de Med-Line y luego las publicaciones fueron retiradas de la Biblioteca Central de Medicina, Biblioteca del Hospital Británico, Francés, Clínicas, y de la Academia Nacional de Medicina. Fueron leídas meticulosamente, siendo seleccionadas los más adecuados a mis objetivos.

Se incluyeron publicaciones extraídos de revistas médicas de importancia y libros de Bioética basándome en:

de carácter altamente agresivo y de beneficio no asegurado. (1-2)

II- DIFERENCIA ENTRE BENEFICENCIA Y NO MALEFICENCIA

El informe Belmont (informe encargado por el Gobierno estadounidense y publicado en 1978 para la orientación de problemas relacionados con la bioética) los trata conjuntamente, pero dice que, por un lado, hay que procurar hacer el bien y planear las mejores alternativas posibles para el enfermo en todos los casos -en tratamientos o investigaciones- y por otro, pone un énfasis especial en el tema del cálculo de riesgos. Esto ha hecho que, a partir de entonces, muchos autores prefieran hablar de los dos principios por separado, subrayando la importancia del cálculo de riesgos.

Es un concepto que tiende a diluirse si no se diferencia, y en la complejidad en la que hemos entrado, sobre todo en la experimentación y en las profesiones médicas, puede ser más diferenciador el cálculo de riesgos que la búsqueda del bien.

Son muchas las teorías éticas, utilitaristas y no utilitaristas, que aceptan el principio de no maleficencia. Filósofos incluyen la no maleficencia y beneficencia en un solo principio. Beneficencia y la no maleficencia son similares, y de hecho se utilizan en la filosofía moral como conceptos difíciles de distinguir.

Si en un determinado caso el daño producido es insignificante y el beneficio importa, esta claro que la beneficencia tiene prioridad sobre la no maleficencia. Podríamos reconsiderar que la no maleficencia es cada vez más estricta: las obligaciones impuestas por el principio de no maleficencia suelen ser más rigurosas que las impuestas por el principio de beneficencia; y en ciertos casos la no maleficencia prevalece sobre la beneficencia. (1-2-3)

La beneficencia implica ayuda activamente, mientras que la no maleficencia es simplemente abstenerse intencionalmente de realizar acciones que puedan causar daño. El principio de beneficencia es directamente orientador de la acción. Es una expresión más del principio universal subyacente a cualquier sistemático: se debe hacer el bien, se debe evitar el mal. Al margen de cualquier apreciación filosófica, es universalmente admitido, y sólo afecta su discusión la determinación de lo que sea el bien o el mal. Ciertamente, en esa determinación, parece más claro qué es el mal y más oscuro el concepto de bien, por lo menos cuando se refiere a acciones que tienen como objeto inmediato al prójimo. Por esa mayor evidencia de lo que sea el mal, podríamos definir la no maleficencia como una subclase de beneficencia, en la cual se pueden distinguir cuatro grados en preferencia: no se debe hacer el mal, se debe impedir el mal, se debe eliminar el mal, se debe hacer y promover el bien.

El lograr diferenciar la no maleficencia y la beneficencia es muy importante. El primero nos obliga de modo primario, y por tanto es anterior a cualquier tipo de información o de consentimiento.

El principio de no maleficencia no tiene nada que ver con el consentimiento informado, en tanto que el de beneficencia sí. Nunca es lícito hacer el mal, pero a veces no es lícito

hacer el bien. En cualquier caso, ambos principios pueden reunirse en uno solo, que mande no hacer mal a nadie y promover el bien.

Así entendido el principio de beneficencia, no hay duda de que ha sido y seguirá siendo el santo y seña de la ética médica. (1-2)

III- CONCEPTO DE DAÑO

El concepto de no maleficencia se explica normalmente utilizando los términos "daño" e "injuria". Injuria significa tanto daño como injusticia violación o agravio.

Él termino daño tiene una ambigüedad similar. Implica por si mismo un juicio de valor Beauchamp y Childree lo definen como obstaculizar, dificultar o impedir que se cumplan los intereses en una de las partes ya sea por causas autolesivas o por actos (con o sin intención) de otros”. Estos autores ponen el acento en el daño físico. (1)

Las enfermedades, los casos de fuerza mayor y la mala suerte causan daño sin agraviar, y cuando un acto de agravio, acaba produciendo beneficios existe agravio pero no daño. Para explicar el principio de no maleficencia utilizaremos la palabra daño.

Otras definiciones consideran que solo se causa daño cuando se obstaculizan o alteran los intereses físicos, incluyendo el dolor, las incapacidades y la muerte, sin por ello negar la importancia de los daños mentales y otras series de perjuicios.

Podemos también ir mas allá del principio de no maleficencia para lograr explicar el concepto de daño, uniendo de esta manera la perspectiva medica y jurídica, así el daño podría ser definido como: "cualquier alteración somática o psíquica que, de una forma u otra, perturbe, amenace o inquiete la salud de quien la sufre, o simplemente, limite o menoscabe la integridad personal del afectado, ya en lo orgánico, ya en lo funcional". Y analizándolo desde un punto de vista netamente jurídico, el daño puede definirse como: "un menoscabo que, a consecuencia de un acaecimiento o evento determinado, sufre una persona, ya en sus bien es vitales naturales, ya en su propiedad, ya en su patrimonio". (2-3)

El daño puede ser biológico, psicológico, socio-cultural y legal.

IV- PRINCIPIO O REGLA DEL DOBLE EFECTO

El llamado "principio de doble efecto" es una especie de clave que comprende la distinción entre lo que se considera directamente voluntario y lo indirectamente voluntario. Se recurre a esta distinción para afrontar situaciones conflictivas prácticas en las que sólo es posible evitar un mal o conseguir un bien, más o menos necesario, causando un mal que no se desea.

El mal que se causa cuando se busca hacer un bien se considera justificado o permisible, si se cumplen cuatro condiciones: (1)

inconvenientes” o que sin son utilizados, no ofrecerán n una razonable esperanza de beneficios”. (5)

El carácter extraordinario era definido en relación al incremento de sufrimiento que podían procurar tales medios, o bien al gasto o incluso a la dificultad de acceder a ellos de todos los que pudieran requerirlos. Sin embargo esta terminología hoy día no resulta suficiente ya que la medicina suele apelar con buen éxito a medios extraordinarios como por ejemplo la mayor parte del instrumental utilizado en las terapias intensivas.

En la actualidad la distinción entre medios para mantener la vida considerados ordinarios y obligatorios y los que no lo son se expresa a menudo en términos de medios de tratamiento proporcionados y desproporcionados. (5)

Un medio es proporcionado si ofrece una esperanza de beneficio razonable al paciente; en caso contrario es desproporcionado.

Así entendida, la distinción entre medios proporcionados y desproporcionados es claramente significativa desde el punto de vista moral. Pero por supuesto no es una distinción entre medios de tratamiento, simplemente considerados como medios de tratamiento. Más bien se trata de una distinción entre beneficios proporcionados o desproporcionados que diferentes pacientes pueden obtener de un tratamiento particular. Se tiene en cuenta los riesgos y beneficios y si el balance es a favor de los últimos. Los medios proporcionados serían entonces obligatorios mientras que los desproporcionados serian optativos. (5)

Así, el mismo tratamiento puede ser proporcionado o desproporcionado, en función del estado médico del paciente y de la calidad y cantidad de vida que puede ganar un paciente con su utilización. Por ejemplo, una operación dolorosa e invasiva puede ser un medio ordinario o proporcionado si se practica a una persona por lo demás sana de veinte años que tiene posibilidades de ganar una vida; podría considerarse extraordinaria o desproporcionada si se practica a un paciente anciano, que tiene además otra enfermedad debilitante grave. Incluso un tratamiento tan simple como una dosis de antibiótico o una sesión de fisioterapia se considera en ocasiones un tratamiento extraordinario y no obligatorio. (1-5)

La conclusión a la que se llega es que la diferencia entre los tratamientos ordinarios y extraordinarios es moralmente irrelevante y debería ser remplazada por la distinción entre tratamientos optativos y obligatorios en función de los riesgos y los beneficios que suponen para el paciente.

ORDINARIO EXTRAORDINARIO

  • Habitual, común en la práctica médica - Excepcional en la pract. méd.
  • Natural - Artificial
  • Simple - Complejo
  • No invasivo - Invasivo
  • Económico - Costoso

A la luz de todo esto, los moralistas de la tradición han expresado constantemente, su doctrina de la proporcionalidad de los cuidados en estos términos: cada uno al poner en práctica el deber de curarse y hacerse curar, tiene la obligación moral de recurrir a los medios ordinarios de conservación de la vida ; por el contrario, el uso de los medios extraordinarios, per se, no obliga en conciencia a la persona enferma; el paciente puede recurrir a ellos lícita y, a veces, merecidamente. Corresponde también agregar que el uso de los medios extraordinarios puede volverse obligatorio per accidens, es decir cuando tuviesen que representar el único modo que el paciente tiene para cumplir con otros deberes mas serios, como los de la piedad, la caridad o la justicia (hacia Dios, la sociedad, la familia, etc.) (5)

En línea general, un medio de conservación de la vida debe considerarse extraordinario cuando, en una situación clínica dada, no esta en condiciones (o ya no está en condiciones) de procurar un beneficio real y significativo al paciente, o bien cuando implica para el paciente mismo una incomodidad proporcionalmente grave. Finalmente un medio de conservación de la vida se vuelve extraordinario para una persona cuando por diversas causas, contribuye a suscitar en ella una imposibilidad moral para su uso.

(1-5)

VI- DILEMAS BIOÉTICOS

Conceptualmente la palabra dilema es esencialmente la duda o disyuntiva entre dos cosas, muchos son los dilemas Bioéticos que se desprenden a diario del accionar de la medicina.

El objetivo del médico no es solo salvar vidas y curar enfermedades, también debe ser capaz de reconocer en que momento debe renunciar a ello y reorientar sus esfuerzos para aliviar el sufrimiento, consolar al paciente y ayudarlo a morir con dignidad.

Estas situaciones no son excepcionales por ejemplo en las unidades de cuidados intensivos (UCI). El dilema bioético al que se enfrenta el equipo de salud en una UCI cuando debe decidir iniciar o suspender las medidas de soporte vital es muy complejo, debe ser analizado de forma sistemática y con un perfil multidisciplinario. (3-6)

La Medicina Critica carece de métodos generalizados que faciliten, en estos casos, la toma de decisiones tan complejas, a pesar del nivel de información, en ocasiones con basamento objetivo, siempre es posible la toma de decisiones erróneas, mucho más si tenemos en cuenta los escasos e inseguros sistemas de gradaciones pronosticas.

La muerte como fase terminal y parte de la vida misma, como resultado del envejecimiento y deterioro progresivo orgánico y funcional, como resultado del daño producido por diversas enfermedades agudas o crónicas, cuya historia natural termina en la muerte a corto, mediano o largo plazo, se ha modificado por los recursos que proporciona el avance científico y tecnológico, los que muchas veces lo único que hacen es modificar la forma y el tiempo de morir. (3-6)

Según un breve pasaje contenido en el Catecismo de la Iglesia Católica (Juan Pablo II 1992 – n 2278) “La interrupción de tratamientos médicos onerosos, peligrosos, extraordinarios o desproporcionados a los resultados puede ser legítima. Interrumpir estos tratamientos es rechazar el encarnizamiento terapéutico. Con esto no se pretende provocar la muerte se acepta no poder impedirla. Las decisiones deben ser tomadas por el paciente, si para ello tiene competencia y capacidad o, si no, por los que tienen los derechos legales, respetando siempre la voluntad razonable y los intereses legítimos del paciente”. (5)

VIII- DEL ENCARNIZAMIENTO TERAPEÚTICO A UNA MUERTE

DIGNA

Cuando hablamos de Muerte Piadosa, se permite que una persona muera teniendo en cuenta que prolongar su vida seria prolongar también su sufrimiento. En este caso interviene un factor extra y es la compasión, por esta razón es también llamada muerte por compasión o compasiva.

La muerte es la terminación de la vida, la desaparición física del escenario terrenal donde hemos venido actuando y viene a ser, por lo tanto, él último e inevitable acto de nuestra existencia. Sencillamente, es él precio usual que pagamos por haber vivido. Los seres humanos transitan sus propias vidas alentados o estimulados por pequeñas o grandes aspiraciones, que algunos llaman los "acicates", es decir los incentivos para vivir. Pero de estos los que menos desea cualquier individuo son: la miseria y el dolor. (5) El hecho de aspirar a no vernos colocados en circunstancias que inspiren lástima y compasión ante los ojos de los demás, establece una actitud frente a la vida, a la que se le llama Dignidad.

El Morir Dignamente sería entonces el morir libre de dolor, con los analgésicos y tranquilizantes necesarios para el desasosiego y con el suministro de medicamentos que se requieran contra las incomodidades que se puedan presentar, eliminando en lo posible el sufrimiento de morir en vida. Aunque no solamente reduciendo el dolor, lo que vale es una vida con cierta autonomía y libertad. (4-5-9-10) El morir dignamente es que se respete la dignidad del moribundo.

Todos los seres humanos tenemos el derecho a la libertad propia que implica la tolerancia, la aceptación de la libertad de los demás incluso cuando no nos gusta lo que hacen. Obligar a vivir en sufrimiento es peor que permitir morir en paz.

El respeto a la dignidad del enfermo con la aplicación de medidas sencillas con el menor riesgo, costo y molestias posibles, evita el encarnizamiento terapéutico, lo que se denomina Adinastasia, que permite una muerte con dignidad (omisión moralmente aceptada). Estos pacientes pueden tratarse en hospitalización, cuartos aislados y aún en su domicilio.

Por lo expuesto podríamos definir a la Muerte Digna, como la muerte con todos los alivios médicos adecuados y los consuelos humanos posibles. También se denomina Ortotanasia, que según la etimología griega significa muerte recta, designa la actuación correcta ante la muerte, por parte de quienes atienden a un paciente en fase terminal.(10)

Supone tanto el respeto incondicional a la vida inocente como la aceptación de la finitud y de la mortalidad, realidades innegables que nuestra cultura actual trata de enmascarar.

“La función del médico es devolver la salud y mitigar los sufrimientos y los dolores, no sólo en cuanto esa mitigación puede conducir a la curación, sino también si puede servir para procurar una muerte tranquila y fácil (eutanasia)”

(Francis Bacon, 1623)

Se llama Eutanasia, a la ayuda para morir ofrecida al moribundo por parte del médico con conciencia y atento a los sufrimientos y angustias del enfermo. Pretenden algunos identificarla con la muerte "a petición", provocada por el médico, cuando la vida ya no puede ofrecer un mínimo de confort que sería imprescindible; sería para éstos la muerte provocada por eutanasia. Puede ser activa o pasiva. (4-5-7)

  • Eutanasia pasiva: su motivo y justificación puede ser evitar molestias, dolor o sufrimiento al paciente, no se ejecuta ninguna acción ni se aplica ningún procedimiento o medicamento que termine con la vida del enfermo. En la eutanasia pasiva en pacientes terminales con patología avanzada, la que de acuerdo con la valoración clínica e índices pronósticos se considera irreversible, se retiran todas las medidas extraordinarias o desproporcionadas, las que representan un riesgo para el enfermo y le producen incomodidad, dolor o sufrimiento, las que se consideran fútiles al no esperarse ninguna respuesta favorable, sin embargo se debe continuar con las medidas ordinarias o proporcionadas, medidas de sostén habituales que actúan como paliativos, alimentación, hidratación movilización, aseo, fisioterapia, dejando que la enfermedad tenga su evolución natural, aunque muchas veces es difícil establecer la diferencia entre medidas proporcionadas y desproporcionadas. La eutanasia pasiva puede ser solicitada por el mismo paciente, o sus familiares, quienes manifiestan el deseo de no ingresar a la UCI ni ser sometidos a maniobras de RCP, puede ser expresado por el enfermo antes del inicio de la enfermedad, a lo que se ha denominado "testamento en vida”. (4-7)

  • Eutanasia activa: comprende todas las medidas encaminadas a terminar con la vida del enfermo, mediante la aplicación de un procedimiento o medicamento que suprime la función cardio-respiratoria y encefálica, con la supuesta justificación de suprimir el dolor o sufrimiento del paciente, no es aceptable desde el punto de vista legal ni ético.

“La eutanasia debe diferenciarse de la decisión de renunciar al llamado ET, o sea, ciertas intervenciones médicas ya no adecuadas a la situación real del enfermo, por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar o, bien, por ser demasiado gravosas para él o su familia. En estas situaciones, cuando la muerte se prevé inminente e inevitable, se puede en conciencia “renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia, sin interrumpir sin embargo los cuidados normales debidos al enfermo en casos similares”. Ciertamente existe la obligación moral de curarse y hacerse curar, pero esta obligación se debe valorar según las situaciones concretas; es decir, hay que examinar si los medios terapéuticos a disposición son objetivamente proporcionados a las perspectivas de mejoría. La renuncia a medios extraordinarios desproporcionados no equivale al

  • Ignorancia de los derechos del paciente.
  • Adopción de medidas terapéuticas que contemplan investigación científica.

XI- FACTORES PREDISPONENTES AL ENCARNIZAMIENTO

TERAPEÚTICO

  • Exigencia de familiares: “Que se haga todo lo posible o incluso lo imposible”.
  • Falta de comunicación del equipo asistencial entre sí y con la familia.
  • La juventud del paciente.
  • Circunstancias de difícil pronóstico.
  • Aplicación de protocolos extensos.
  • Presión para la introducción de nuevos fármacos.

XII- ¿EN QUE CASOS SE LLEGA AL ENCARNIZAMIENTO

TERAPEÚTICO?

Hay situaciones particulares en la que existe mayor posibilidad de llegar al ET tales como:

  • Niños prematuros de muy bajo peso al nacer <26 semanas y <650 gr.
  • Pacientes terminales
  • Pacientes tetrapléjicos
  • Pacientes con gran deterioro Psíquico (degeneración del SNC)
  • Lesiones traumáticas incompatibles con la vida
  • Líderes políticos
  • Recomendados

Los estudiantes de la salud, deben aprender elementos básicos para aplicar como principios de bioética, fundamentos para mantener una comunicación clara y afectuosa, la importancia del trabajo en equipo y los aspectos legales a cumplimentar cuando un paciente fallece.(6-11-12-13)

Existen Recomendaciones Internacionales para conocer en que situaciones no iniciar resucitación cardiopulmonar:(American Heart Associattion - European Council)

  • Se trate de la evolución final de una enfermedad terminal
  • La víctima presente signos de muerte biológica
  • Hayan pasado más de 10 minutos del comienzo del paro cardiorespiratorio sin ninguna asistencia
  • Cuando la RCP demore la atención de otras víctimas con mayor posibilidad de sobrevivencia
  • Cuando existen riesgos graves para el reanimador
  • Cuando la instauración de la RCP sea contraria a los deseos debidamente documentados y estando este en una situación de plena competencia

En la reanimación hay que tratar de prevenir situaciones que puedan llevar a una muerte prematura, hay que luchar para que el enfermo no muera cuando la muerte es evitable y, cuando el mal que padece es irreversible, incurable, progresivo y terminal le procuraremos cuidados de calidad.

Cabe destacar lo que ocurre con el cuidado de prematuros extremadamente pequeños ya que el avance de la perinatología produjo un aumento de la supervivencia pero se mantuvo estable la morbilidad. (8-13)

Es necesario que los médicos analicen constantemente la eventual futilidad de los tratamientos a fin de evitar caer en una acción éticamente objetable.

XIII- CONSECUENCIAS DEL ENCARNIZAMIENTO TERAPEÚTICO

  • Causar dolor y sufrimiento innecesario a pacientes y familiares.
  • Disminución de la confianza en los médicos y la asistencia hospitalaria.
  • Mayor consumo de recursos.
  • Creación de un clima favorable a la despenalización de la eutanasia.
  • Reflexión de los ciudadanos y pacientes a crear apoyo legal.

Actualmente, debido al gran avance en la calidad del soporte vital la sociedad tiene a expectativas muchas veces exagerada. Con ello se genera un “lado oscuro” que implica por un lado las llamadas “patologías de la sobrevida”, nuevas enfermedades generalmente crónicas, con secuelas importantes que exigen a la familia grandes esfuerzos y la colocan en una situación de conflicto permanente, y por otro lado la prolongación de la vida de pacientes cuyas posibilidades de curación son prácticamente nulas (tratamiento inútil). (8-12-13)

Para evitar el ET, nuestra ayuda no deberá precipitar la muerte con la Eutanasia ni prolongar su agonía con la obstinación terapéutica sino, que le apoyará en todo lo que necesite con una actitud paliativa mientras llega su muerte, para procurarle que muera con la dignidad deseada.

XIV- CUIDADOS PALIATIVOS

Se define como: “Un cuidado total, activo y continuado del paciente y su familia, por un equipo multiprofesional, cuando la expectativa médica ya no es la curación. Su objetivo primario no es prolongar la supervivencia, sino conseguir la más alta calidad de vida para el paciente y su familia. Deben cubrir las necesidades físicas, psicológicas, sociales y espirituales. Si es necesario, el apoyo debe extenderse al proceso de duelo” (Subcomité de Cuidados Paliativos del Programa Europeo contra el Cáncer, Junio 1992 ).

El objetivo prioritario de los cuidados paliativos es el alivio de los síntomas que provocan sufrimiento y deterioran la calidad de vida del enfermo en situación terminal. Con este fin se pueden emplear analgésicos o sedantes en la dosis necesaria para alcanzar los objetivos terapéuticos, aunque se pudiera ocasionar indirectamente un adelanto del fallecimiento”.

MÁS NECESITA SABER EL MÉDICO PARA NO HACER QUE PARA HACER”
(BALTASAR GRACIÁN).

XVI- RECOMENDACIONES ÉTICAS

  • El médico debe aprender a manifestar respeto por la vida y aceptación de la muerte; para ello:

  • El tratamiento nunca debe tener como objetivo la específica inducción de la muerte.

  • El médico tampoco tiene el derecho ni el deber, legal o ético, de prescribir una muerte retrasada.

  • Entender los asuntos que rodean a las peticiones de la eutanasia.

  • Reconocer los peligros de que los profesionales hagan juicios basados en factores tales como la incapacidad previa a la enfermedad o la edad.

  • Sopesar los beneficios y cargas del tratamiento (Beneficencia).

  • Valorar los riesgos frente a lo beneficios de cada decisión clínica (No Maleficencia).

  • Entender el derecho de cada paciente individual al más alto estándar de cuidados dentro de los recursos disponibles.

  • Entender las decisiones involucradas en el reparto y uso de los recursos (Justicia).

XVII- DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL

  • Tengo derecho a ser tratado como un ser humano vivo hasta el momento de mi muerte.
  • Tengo el derecho de mantener una esperanza, cualquiera que sea ésta.
  • Tengo el derecho de expresar a mi manera mis sufrimientos y mis emociones por lo que respecta al acercamiento de mi muerte.
  • Tengo el derecho de obtener la atención de médicos y enfermeras, incluso si los objetivos de curación deben ser cambiados por objetivos de confort.
  • Tengo el derecho a no morir sólo.
  • Tengo el derecho de ser liberado del dolor.
  • Tengo el derecho de obtener una respuesta honesta, cualquiera que sea mi pregunta.
  • Tengo el derecho de no ser engañado.
  • Tengo el derecho de recibir ayuda de mi familia y para mi familia en la aceptación de mi muerte.
  • Tengo el derecho de morir en paz y con dignidad.
  • Tengo el derecho de conservar mi individualidad y de no ser juzgado por mis decisiones, que puedan ser contrarias a las creencias de otros.
  • Tengo el derecho a ser cuidado por personas sensibles y competentes, que van a intentar comprender mis necesidades y que serán capaces de encontrar algunas satisfacciones ayudándome a enfrentarme con la muerte.
  • Tengo el derecho de que mi cuerpo sea respetado después de mi muerte. (10)

XVIII- CONSIDERACIONES FINALES

Las múltiples culturas, religiones, tradiciones legales y filosóficas de la sociedad civil contemporánea, generan diferentes interpretaciones para comprender la salud, la enfermedad y las obligaciones morales. Las sociedades humanas evolucionan con sus dilemas bioéticos y aprenden a resolver casos complejos basados en principios morales, casos previos, intuiciones moralistas, análisis costo-beneficio, etc.

Las creencias religiosas de los pacientes o sus familiares pueden generar un dilema ético cuando estas llegan a interferir o limitar las decisiones que se deben tomar, considero que el trabajo en equipo a la hora de definir la conducta a seguir puede ayudar a la solución del conflicto de la mejor forma para ambas partes, en esto influye la confianza del paciente y sus familiares en los médicos actuantes y su nivel profesional.

En nuestros días la Bioética constituye una herramienta inestimable que debe usarse convenientemente a la luz de nuestra ideología, logrando un equilibrio entre los paradigmas que rigen las ciencias médicas, el ambiente bio-social y el médico social.

El tema es álgido y poco explorado y la forma de encontrar las soluciones a los dilemas éticos en la atención del paciente es mediante la discusión colectiva del tema en las reuniones científicas y de análisis de casos.

Por ello es recomendable promover la actualización, protocolización y discusión de los dilemas éticos que se presenten en las unidades donde se asisten pacientes críticos o con enfermedades con posible desenlace fatal. Considero necesario fomentar el análisis de los principios éticos y la problemática asociada al ejercicio de la medicina, la discusión y la divulgación de estos facilita la toma de decisiones.

Los comités de ética pueden jugar un papel primordial en la educación y en el asesoramiento cuando éste se requiere.

El desarrollo de la medicina, junto con la mejoría de la calidad de vida, ha producido un cambio con respecto a la reflexión en torno a la muerte como experiencia ineludible y el sentido de la vida cuando esta se acerca a su fin.

  • ¿Cual es el mejor médico? Es quien toma las mejores decisiones

  • “Derecho a morir con dignidad” ¿Quién no está a favor?

“El hombre no se destruye por sufrir; el hombre se destruye por sufrir sin ningún sentido”.

(V. Frankl)

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por Leonardo De Lillo (*)
(*) Médico. UBA.
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El vertiginoso avance de la ciencia y la tecnología, plantean a diario problemas de índole ético ante el
cuidado de los pacientes.
El objetivo del médico no es solo salvar vidas y curar enfermedades, también debe ser capaz de reconocer
en que momento debe renunciar a ello y reorientar sus esfuerzos para aliviar el sufrimiento, consolar al
paciente y ayudarlo a morir con dignidad.
El presente trabajo intenta realizar una revisión actualizada sobre el dilema bioético que plantea el
derecho a una muerte digna evitando el encarnizamiento terapéutico. Por un lado no deben utilizarse
métodos extraordinarios para prolongar la vida de pacientes terminales y por el otro, es fundamental que
deje de pronunciarse la frase no hay mas nada para hacer acudiendo en cambio, a los cuidados
paliativos hoy llamados cuidados del final de la vida, ayudando a un buen morir.
Se repasan los principios de la bioética, los deberes éticos del médico y sobre todo el respeto de los
derechos de pacientes terminales.
Palabras clave
Bioética - encarnizamiento terapéutico - muerte digna - cuidados paliativos - medios ordinarios y
extraordinarios
Abstract
The rapid progress of science and technology, raises everyday ethical problems regarding patients care.
The objective of doctors is not only to save lives and cure diseases, but also to be able to recognize when
to renounce to this and refocus their efforts to alleviate suffering, comfort the patients and help them to
die with dignity. This work attempts to perform an updated review on the bioethical dilemma which
raises the right to a dignified death, avoiding therapeutic cruelty. On the one hand no special methods
must be used to extend the life of terminal patients and on the other, is essential to stop pronouncing the
phrase "there is nothing more to do" offering instead palliative care, today called the end of life care,
helping to a good death.
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