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4. Imanuel KANT - Lecture notes 4

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Filosofía I (Filosofía)

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Año académico: 2020/2021
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Immanuel

Kant

(Königsberg, hoy Kaliningrado, actual Rusia, 1724 - id., 1804) Filósofo alemán. Hijo de un modesto guarnicionero, fue educado en el pietismo. En 1740 ingresó en la Universidad de Königsberg como estudiante de teología y fue alumno de Martin Knutzen, quien lo introdujo en la filosofía racionalista de Leibniz y Christian Wolff, y le imbuyó así mismo el interés por la ciencia natural, en particular, por la mecánica de Newton.

Su existencia transcurrió prácticamente por entero en su ciudad natal, de la que no llegó a alejarse más que un centenar de kilómetros cuando residió por unos meses en Arnsdorf como preceptor, actividad a la cual se dedicó para ganarse el sustento luego de la muerte de su padre, en 1746. Tras doctorarse en la Universidad de Königsberg a los treinta y un años, ejerció en ella la docencia y en 1770, después de fracasar dos veces en el intento de obtener una cátedra y de haber rechazado ofrecimientos de otras universidades, fue nombrado por último profesor ordinario de lógica y metafísica.

La vida que llevó ha pasado a la historia como paradigma de existencia metódica y rutinaria. Es conocida su costumbre de dar un paseo vespertino a diario, a la misma hora y con idéntico recorrido, hasta el punto de que llegó a convertirse en una especie de señal horaria para sus conciudadanos; se cuenta que la única excepción se produjo el día en que la lectura de Emilio o De la educación, de Jean-Jacques Rousseau, lo absorbió tanto como para hacerle olvidar su paseo, hecho que suscitó la alarma de sus conocidos.

La filosofía de Kant

Para Kant, la filosofía engloba la relación de todos los acontecimientos con
los fines esenciales a los que tiende la razón humana

Idealismo trascendental.

Kant etiquetó el conjunto de su producción filosófica como «idealismo trascendental». Lo esencial de esto es que el conocimiento humano sólo puede referirse a los fenómenos y no a los noúmenos. Es limitado, por lo tanto. Es activo y personal: defiende que la (mi) experiencia de conocer el objeto influye sobre ese objeto. Este nunca se percibe, por decirlo de alguna manera, sin filtro porque el filtro es la mente que lo percibe. Por ello a menudo se ha visto en el idealismo trascendental una forma de relativismo o subjetivismo. Ambas ideas tuvieron una repercusión decisiva en el desarrollo de la filosofía posterior.

Giro copernicano: el ser humano en el centro del
universo.

Se anuncia de alguna manera en el punto anterior. En la filosofía anterior a Kant se aceptaba la realidad de un sujeto que conoce y de otra, ajena a él, que es conocida. Bien. Esto puede ser válido en todo caso para un conocimiento empírico. La operación de Kant es situar al ser humano en el centro del tablero y decir que ese sujeto que conoce lo hace de una manera activa y que, de alguna manera, filtra, se imbrica y hasta modifica la realidad que está conociendo. Reivindica, para hacer su idea más comprensible, el hallazgo de Copérnico, desmintiendo que el sol y los demás astros giraran alrededor de la Tierra y colocando al sol en el centro. Siglos más tarde es Kant el que coloca al ser humano en esa posición central.

sensible, Kant empleó el término noúmeno o cosa-en-sí. El noúmeno, por tanto, es lo que no puede ser reconocido ni por la intuición sensible ni intelectual. Ya que el conocimiento se limita a los fenómenos, no hay conocimiento de las cosas-en-sí al menos a través de la razón teórica. Su campo es el de la razón práctica. Solo a través de la experiencia de la moral se muestran accesibles los noúmenos.

Kant, ética formal.
La ética puede ser de dos tipos:

material o formal. La primera –las primeras, mejor dicho pues tienen diversos contenidos– son empíricas porque esos contenidos proceden de la experiencia; tienen preceptos condicionales, abocados a conseguir fines y son heterónomas; el sujeto se determina mediante leyes ajenas a sí mismo o su propia razón. La ética de Kant las rechaza: rechaza el contenido que le puede otorgar la experiencia, la determinación que establezca unos fines o cualquier ente externo al sujeto. Kant es un tipo formal y su ética también lo es. La ética kantiana no tiene fines y no determina lo que debemos hacer. La ética de Kant se centra en cómo debemos actuar. Y ¿cómo hemos de actuar? La respuesta es por deber. «Una acción hecha por deber tiene su valor moral, no en el propósito que por medio de ella se quiera alcanzar, sino en la máxima por la cual ha sido resuelta». Fundamentación de la metafísica de las costumbres.

La ética kantiana no tiene fines
y no determina lo que
debemos hacer. La ética de
Kant se centra en cómo
debemos actuar
El imperativo categórico.

Esa sumisión al deber de la ética de Kant recibe el nombre de imperativo categórico. No puede ser hipotético, parcial como sucede en el caso de las éticas materiales. Del imperativo categórico existen distintas formulaciones en el mencionado libro Fundamentación de la metafísica de las costumbres , de las que las más conocidas son:

 Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal.

 Obra de tal modo que uses la humanidad tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro siempre como un fin y nunca como un medio.

Un filósofo trascendental.
Efectivamente, lo fue y así lo ha demostrado el devenir del pensamiento, pero,

además de serlo y de usar la palabra para definir toda su producción, como hemos visto, Kant la aplicó también a diversas ramas de sus estudios. En la Crítica de la razón pura, Kant diferencia entre:

Estética trascendental. Se centra en la sensibilidad y en su papel respecto a la posibilidad del conocimiento. Concluye que las variables tiempo y espacio son formas a priori de la sensibilidad: para que algo pueda ser percibido por el sujeto, debe ser sometido, reducido a esas dos condiciones de la sensibilidad, el tiempo y el espacio.  Analítica trascendental. Ya no hablamos de sensibilidad, sino de conocimiento. Este se realiza a través de conceptos. Algunos, los empíricos, proceden de los datos de los sentidos, pero otros son a priori , puros. A estos Kant los denomina categorías y los define como aquellos conceptos que hacen posible «pensar los objetos». Los tocaremos en detalle en el siguiente epígrafe.  Dialéctica trascendental. Se centra en la razón y en la posibilidad, o no, de la metafísica. Si la razón, en su infatigable búsqueda de las causas últimas y el origen de las cosas no es limitada, acabará entrando en el terreno de la metafísica: esto es, de nociones como el alma, el mundo o Dios. Kant concluye que la metafísica, como conocimiento de realidades más allá de la experiencia es imposible, pues las categorías sólo deben aplicarse a los fenómenos, a los datos obtenidos de los sentidos.

Categorías, en detalle.
Las categorías son un tipo de concepto de los que hacen posible el

entendimiento. Hay dos, los generados a partir de la experiencia y otros innatos, a

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fue educado en el pietismo. En 1740 ingre en la
Universidad de Königsberg como estudiante de teología y
fue alumno de Martin Knutzen, quien lo introdujo en la
filosofía racionalista de Leibniz y Christian Wolff, y le imbuyó
así mismo el interés por la ciencia natural, en particular, por
la mecánica de Newton.
Su existencia transcurrió prácticamente por entero en su ciudad natal, de la que
no llegó a alejarse más que un centenar de kilómetros cuando residió por unos
meses en Arnsdorf como preceptor, actividad a la cual se dedicó para ganarse el
sustento luego de la muerte de su padre, en 1746. Tras doctorarse en la Universidad
de Königsberg a los treinta y un años, ejerció en ella la docencia y en 1770, después
de fracasar dos veces en el intento de obtener una cátedra y de haber rechazado
ofrecimientos de otras universidades, fue nombrado por último profesor ordinario
de lógica y metafísica.
La vida que llevó ha pasado a la historia
como paradigma de existencia
metódica y rutinaria. Es conocida su
costumbre de dar un paseo vespertino a
diario, a la misma hora y con idéntico
recorrido, hasta el punto de que llegó a
convertirse en una especie de señal
horaria para sus conciudadanos; se
cuenta que la única excepción se
produjo el día en que la lectura de Emilio
o De la educación, de Jean-Jacques
Rousseau, lo absorbió tanto como para
hacerle olvidar su paseo, hecho que
suscitó la alarma de sus conocidos.