Saltar al documento

Introducción a la teoría narrativa de David Herman

Apuntes. Introducción a la teoría narrativa de David Herman
Asignatura

Español (Español)

14 Documentos
Los estudiantes compartieron 14 documentos en este curso
Año académico: 2014/2015
Subido por:
Estudiante anónimo
Este documento ha sido subido por otro estudiante como tú quien decidió hacerlo de forma anónima
Universidad de Almería

Comentarios

Inicia sesión (Iniciar sesión) o regístrate (Registrarse) para publicar comentarios.

Vista previa del texto

Introducción a la teoría narrativa de David

Herman.

Herman, David. Basic Elements of Narrative, 2009

Objetivo del estudio (p. 15)

«Mi objetivo es diagnosticar las propiedades críticas de los textos que pueden considerarse que desempeñan una función narrativa en un rango de contextos; estipular que las propiedades así identificadas constituyen los elementos básicos de lo narrativo; y especificar el gradiente o la forma más o menos (opuesta al binarismo 0 o

  1. en la que cada una de esas propiedades se realizan en un determinado caso dando lugar a instancias más o menos prototípicas de la categoría de lo narrativo.»

(p. 30)

«Durante todo el libro se intenta demostrar como conceptos desarrollados durante el periodo estructuralista clásico de investigación narratológica pueden enriquecerse con ideas de la sociolingüística, el análisis del discurso, la psicología social y cognitiva, la filosofía de la mente, y otros campos.»

Resumen de los elementos básicos de lo narrativo (p. XVI)

«1.- CONTEXTUALIZACIÓN (SITUATEDNESS): Una narración prototípica puede caracterizarse como una representación que está situada en –y debe ser interpretada a la luz de- un contexto discursivo específico o momento en que fue contada.

2.-SECUENCIACIÓN DE EVENTOS (EVENT SEQUENCING): La representación, además, lleva a los intérpretes a producir inferencias respecto a un curso temporal estructurado de eventos concretos.

3.- CREACIÓN DE UN MUNDO/PERTURBACION DE ESE MUNDO (WORLDMAKING/WORLD DISRUPTION): Llegado el momento, estos eventos producen una perturbación o desequilibrio en un mundo narrativo (storyworld) en el que están implicados seres humanos o agentes pseudohumanos, independientemente de que ese mundo se presente como real o ficcional, realista o fantástico, recordado o soñado, etc.

4.- EXPERIENCIALIDAD, CÓMO ES, QUALIA (WHAT IT’S LIKE): La representación además transmite la experiencia de vivir en este mundo narrativo en curso (storyworld- in-flux), subrayando el efecto de los eventos en las consciencias, reales o imaginadas, que se ven afectadas por los acontecimientos.»

Hacia una definición de narrativa (p. 2)

«Más que concentrarse en situaciones generales abstractas, las narraciones recogen lo que ocurre a personas concretas –y como es para ellos la experiencia de esos sucesos– en circunstancias particulares y con consecuencias específicas. En otras palabras, la narrativa es una estrategia básica del ser humano para enfrentarse al tiempo, a los procesos y al cambio –una estrategia que contrasta con, pero en ningún

caso es inferior a, los métodos de explicación “científicos” que caracterizan fenómenos como instancias particulares de leyes generales. La ciencia explica los procesos atmosféricos que deben tener lugar para que una precipitación tome la forma de nieve en lugar de lluvia; pero es necesaria una narración para expresar como es caminar por el camino de un parque sobre nieve recién caída mientras la tarde deja paso al anochecer a finales de otoño de 2007.»

Diversos puntos de vista sobre narrativa y su ubicuidad (p. 7)

«Gran parte del reto de descomponer las narraciones en sus elementos básicos se debe a que la narrativa puede ser vista desde distintos ángulos: como una estructura cognitiva o modo de otorgar sentido a la experiencia; como un tipo de texto, producido e interpretado como tal por aquellos que lo producen o lo transitan a través de diferentes medios semióticos (lenguaje hablado o escrito, cómics y novelas gráficas, películas, televisión, comunicación asistida por ordenador como podría ser la mensajería instantánea, etc.); y como un recurso para la interacción comunicativa, que a la vez modela y es modelado por los prácticas de narrar. Entre las palabras dedicadas a la narrativa que son citadas más a menudo y han tenido mayor resonancia están las siguientes, recogidas del ensayo Introducción al análisis estructural del relato que escribió Roland Barthes en 1966:

Innumerables son los relatos existentes. Hay, en primer lugar, una variedad prodigiosa de géneros, ellos mismos distribuidos entre sustancias diferentes como si toda materia le fuera buena al hombre para confiarle sus relatos: el relato puede ser soportado por el lenguaje articulado, oral o escrito, por la imagen, fija o móvil, por el gesto y por la combinación ordenada de todas estas sustancias; está presente en el mito, la leyenda, la fábula, el cuento, la novela, la epopeya, la historia, la tragedia, el drama, la comedia, la pantomima, el cuadro pintado (piénsese en la Santa Úrsula de Carpaccio), el vitral, el cine, las tiras cómicas, las noticias policiales, la conversación. Además, en estas formas casi infinitas, el relato está presente en todos los tiempos, en todos los lugares, en todas las sociedades; el relato comienza con la historia misma de la humanidad; no hay ni ha habido jamás en parte alguna un pueblo sin relatos; todas las clases, todos los grupos humanos, tienen sus relatos y muy a menudo estos relatos son saboreados en común por hombres de cultura diversa e incluso opuesta1: el relato se burla de la buena y de la mala literatura: internacional, transhistórico, transcultural, el relato está allí, como la vida.»

El giro narrativo (‘narrative turn’) de las ciencias sociales y cognitivas.

Interdisciplinaridad (p. 23)

«En su contribución al volumen titulado The Travelling Concept of Narrative, Matti Hyvärinen traza la importancia de la reciente difusión de la narrativa más allá de las fronteras entre disciplinas, sugiriendo que “el concepto de narrativa se ha extendido en los últimos treinta años dentro de lo que se ha venido a llamar el ‘giro narrativo’ de las ciencias sociales... El concepto ha viajado con éxito a la psicología, la educación, las ciencias sociales, el pensamiento político, la investigación en salud, las leyes, la teología y las ciencias cognitivas” (Hyvärinen 2006:20). El ‘giro narrativo’, para usar el témino que Hyvärinen adopta de Kreiswirth (2005), ha moldeado también el campo de las humanidades en décadas recientes, gracias en parte al desarrollo de las teorías estructuralistas desarrolladas en Francia a mediados de los sesenta.»

(p. 24)

desarrollado otra aproximación a las situaciones narrativas; refinada por los teóricos de la narrativa de corte retórico, esta aproximación, en ocasiones denominada “modelo de comunicación narrativa” (Chatman 1978; Herman y Vervaeck 2005a; Martin 1986; Rimmon-Kennan [1983] 2002; Shaw 2005) distingue entre los autores, los autores implícitos y los narradores del lado de la producción del proceso narrativo y, del lado de la interpretación, los roles correspondientes de lectores, lectores implícitos y narratarios.»

(p-42; Formatos de producción, marcos de participación y situaciones narrativas)

«La reformulación de Goffman del par hablante-oyente en términos de formatos de producción y marcos de participación (Goffman 1981: 124-49) puede detectarse en su trabajo anterior (Goffman 1974) sobre el modo en que las personas dotan de sentido al mundo mediante la creación de marcos (frames) que canalizan y delimitan los tipos de inferencias que deben hacerse sobre actividades particulares y zonas de experiencia. Consideremos, por ejemplo, los diferentes protocolos en los que las personas se apoyan para interpretar las narraciones que se cuentan en una clase, en una ficción literaria experimental, o durante una discusión entre miembros familiares. Empleamos diferentes estrategias para afrontar estas situaciones narrativas porque las enmarcamos como tipos de actividades diferentes (cf. Levinson [1979] 1992; Wittgenstein [1953] 1958). Del mismo modo, Goffman sugiere que los participantes en una conversación contextualizan lo que está sucediendo enmarcando las transacciones comunicativas de maneras que les permitan asignar diferentes tipos de status o roles (footings según Goffman) a ellos mismos y a los otros. A partir de ahí modifican tanto los marcos como las asignaciones de roles que esos marcos conllevan si la naturaleza de la transacción cambia durante su curso. Recíprocamente, desplazarse a un marco diferente o alterar los roles puede modificar la naturaleza de una determinada transacción, como cuando un comercial deja de charlar sobre banalidades con un cliente potencial y comienza a presentar el discurso de venta que ha sido enseñado a transmitir. Así, en lugar de modelos diádicos de comunicación más antiguos, basados en las “categorías globales populares” (global folk categories) de hablante y oyente, Goffman descompone estos términos supuestamente primitivos “en elementos menores y analíticamente coherentes” (1981:129). Para Goffman, los términos hablante y oyente no están lo suficientemente matizados como para capturar los muchos (y fluctuantes) status que alguien puede tomar como participante en una conversación. Entre los soles relevantes se incluyen, por una parte, aquellos asociados con los diversos formatos de producción que puede tomar una enunciación

  • formatos entre los que se incluyen hablar como autor, animador, defensor o figura. Por otro lado, la categoría popular de oyente debe descomponerse en un rango de posibles status de participación incluyendo aquellos de destinatario (ádrese), participante ratificado no destinatario (bystanter), participante no destinatario sin ratificar (eavesdropper, cotilla, mirón). ¿Pero cómo pueden las ideas de Goffman aplicarse a la comunicación narrativa de forma concreta? ¿Cómo puede iluminar el papel del contexto en la configuración de las situaciones narrativas, así como el papel de la narrativa en la configuración del contexto comunicativo? Tanto los formatos de producción como los marcos de participación pueden considerarse estrategias para formular respuestas a preguntas –preguntas que nos planteamos al irnos orientando dentro de las situaciones narrativas en las que estamos inmersos: ¿soy el receptor al que esta persona está dedicando su narración o soy receptor no destinatario y sin ratificar, un fisgón escuchando un cotilleo del que no debería tener conocimiento? ¿Representa el texto narrativo que estoy leyendo las palabras de alguien que está hablando en su

propia defensa, como en el caso de una autobiografía, o las palabras de alguien como en el caso de un testimonio o un elogio? Además, ¿Es la narración en cuestión producida por un personaje que participa en su argumento, un relato enmarcado o relato dentro del relato, o es el emisor simultanemente autor y animador? ¿Qué clase de encuentro está teniendo lugar? En otras palabras, ¿está el relato de mi interlocutor siendo utilizado en una discusión o una disculpa, o existen otros propósitos comunicativos, como recordar la muerte de una persona amada o entretener a una audiencia de lectores de ficción educados? Interpretar un relato requiere intentar formular respuestas a preguntas como estas, esto es prestar atención a como un determinado relato esta insertado dentro de un tipo particular de situación narrativa.»

(p. 55; Teoría del posicionamiento)

«Utilizando los términos propios de la teoría del posicionamiento (Harré y van Langenhove 1999; cf. Bamberg 1997b, 2004ª, 2005), un método de análisis propuesto por investigadores dedicados al campo de la psicología social conocido como psicología discursiva (cf. Edwards 1997, 2006; Edwards y Potter 1992; Harré 2001; Harré y Gillett 1994; Harrle y Stearns 1995), los actos de habla se emplean para asignar posiciones a los actores sociales. Las posiciones, en este modelo, son lugares dentro de una escala o continuo que corresponde a polaridades del tipo de “fuerte frente a débil”, “llamativo frente a discreto”, etc. En el transcurso del tiempo la producción de discursos para el posicionamiento del yo y de otros ayuda a construir argumentos narrativos a partir de los que podemos otorgar sentido a nuestras acciones y a las de los demás. Recíprocamente, esas narraciones proporcionan los medios para relacionar la asignación de una posición concreta con una enunciación determinada, como cuando un comentario malicioso sobre una persona resulta efectivo gracias a que apuntala (o menoscava) un relato mayor sobre esa persona. La teoría del posicionamiento proporciona por tanto otro modo de caracterizar como un elemento básico de lo narrativo su situación en los contextos comunicativos. El empleo de narraciones sirve para posicionar al emisor y al receptor, y en algunos casos a refutar posiciones asociadas a narraciones en disputa, mientras que los actos de habla individuales contribuyen a la formación de narraciones mas o menos convergentes o conflictivas sobre el yo y el otro. Además, el proceso de la narración contribuye a posicionar caracteres en los mundos narrativos (storyworlds).»

«Puedo posicionar a otra persona o a mi mismo de una forma inintencionada cuando produzco enunciados que conectan con (refuerzan o menoscaban) narraciones de las que no soy consciente, como cuando alabo la puntualidad de alguien en presencia de otros que han construido una narrativa más amplia sobre esa persona y su obsesión con llegar a tiempo.»

(p. 63) «La idea del posicionamiento, aunque originalmente desarrollada por la psicología discursiva con el propósito de analizar la interacciones comunicativas cara a cara del día a día, puede también arrojar luz sobre las estrategias comunicativas con las que los lectores son posicionados en narraciones literarias y textos multimodales. Las inferencias que tienen lugar sobre el lugar que el lector se ve obligado a adoptar frente a determinadas posiciones representadas en la narración es una parte fundamental del proceso de reconstrucción del mundo narrativo, independientemente del medio en el que se presente. Recíprocamente, conceptos y métodos propios de la narratología, como la focalización interna, la autonarración consonante, y el contraste entre situaciones narrativas autoriales y figurales, pueden llevar a análisis más detallados de la lógica del posicionamiento.»

mundo. Teniendo su origen en el trabajo de antropólogos cognitivos, lingüistas antropologicos, y psicólogos dedicados al examen de los procesos de categorización tanto intraculturalmente como interculturalmente, el estudio de los sistemas de categorías ha subrayado hasta que punto los seres humanos nos basamos en ellas en nuestra percepción diaria, razonamientos y comunicación. Inspirados por los trabajos pioneros de Eleanor Rosch y sus colegas (Rosch 1973, (1978) 2004; Rosch et al. 1976; cf. Lakoff 1987, (1987) 2004), los teóricos que trabajan en esta tradición se han concentrado en dos aspectos básicos de los procesos de categorización; estos aspectos se han denominado efectos de nivel básico (Basic-level effects) y efectos de prototipo (prototype effects). Por un lado, los efectos de nivel básico surgen debido al modo en el que las categorías se ordenan jerárquicamente en términos de grado de inclusividad; en tales jerarquías, un nivel del sistema puede describirse como más básico cognitivamente que otros, y ciertos “efectos” se derivan de esta estructura jerárquica: p. ej, en tests empíricos, sería el nivel en el que los miembros de la categoría se identifican con mayor rapidez. Tales efectos de nivel básico se manifiestan sobre el eje “vertical” de un sistema de categorías y se aplicarían a la categoría básica árbol frente a categorías subordinadas como roble o roble rojo – y también sobre categoría superordinadas como ser viviente. Por otro lado, los efectos de prototipo no conciernen a las relaciones jerárquicas entre categorías más o menos inclusivas sino a las relaciones entre instancias más o menos prototípicas de la misma categoría –y también entre las propias categorías vecinas. La investigación en este segundo tipo de efecto sugiere que ciertos miembros de categorías tienden a ser percibidos como más centrales o prototípicos que otros (p, un gorrión frente a un pingüino como instancias de la categoría pájaro). Además, la investigación sugiere que los límites entre categorías son permeables, de forma que casos menos estándar de categorías vecinas pueden resultar difíciles de situar en una o en otra –como ciertos casos de instancias no prototípicas de la categoría árbol comparada con ejemplares de la categoría arbusto.»

(p. 82; efectos de nivel básico)

«La investigación en efectos de nivel básico sugiere que “las categorías no están simplemente organizadas en una jerarquía de lo más general a lo más específico, también se organizan de modo que las categorías cognitivamente básicas se encuentran ‘en el medio’ de una jerarquía que va de lo general a lo específico. La generalización procede hacia arribas desde el nivel básico y la especialización hacia abajo” (Lakof (1987) 2004) En este modelo, el nivel medio de una jerarquía taxonómica como puede ser: Nivel superordinado = animal Nivel básico = perro Nivel subordinado = retriever tiene los siguientes atributos: - es el nivel más alto al que los miembros de la categoría presentan una forma general percibida como similar; - es el nivel más alto al que una imagen mental sencilla puede reflejar toda la categoría; - es el nivel más alto al que una persona usa acciones motrices similares para interaccionar con los miembros de la categoría; - es el nivel al que los sujetos identifican con mayor rapidez los miembros de una categoría; - es el nivel con las etiquetas usadas con más frecuencia para miembros de la categoría; - es el primer nivel nombrado y comprendido por los niños; - y es el primer nivel que se introduce en el léxico del lenguaje. (Lakoff (1987) 2004:168).

¿Pero cómo puede este trabajo sobre la noción de categorización a nivel básico emplearse en la clasificación de tipos textuales – y en los textos narrativos en particular? Antes de convertirse en objeto de estudio académico un sistema cultural para clasificar tipos textuales y sus categorías superordinadas y subordinas es como una taxonomía popular. En paralelo con otras taxonomias, estos sistemas clasificatorios están en principio sujetos a efectos de nivel-básico. Pero consideremos que una taxomia como la siguiente captura los procesos de categorización subyacentes al empleo de textos, al menos en algunas culturas y subculturas:

Nivel superordinado = fenómenos “reguladores del tiempo” (Chatman 1990:7) interpretables como textos (textos impresos, textos cinemáticas, discursos orales, representaciones mentales estructuras que pueden ser textualizadas, etc.) Nivel básico = tipos de textos (narración, descripción, explicación, instrucción, etc) Nivel subordinado = novela de detectives, bildungsroman, explicación legal, explicación forense, etc.)

Algunos rasgos de los efectos de nivel básico parecen estar ausentes de esta taxonomía, incluyendo los asociados con las etiquetas de categoría. Entre los términos que Görlach (2004:79) enumera como definiciones de relato (story), algunos son etiquetas en competencia para este tipo textual, usados de forma más o menos variable: narración, historia, En otras palabras, sería difícil establecer que cualquiera de los elementos léxicos en el grupo relato, narración, historia es más “básico” que cualquiera de los demás. Aunque en otros aspectos –reprsentación categorial y respuestas motoras- los efectos de nivel básico pueden ser atribuidos a miembros de la categoría intermedia de esta taxonomía correspondiente a los tipos textuales. Se puede argumentar que el nivel de tipo textual es el nivel más alto al que una imagen mental única puede representar toda la categoría, con el concepto “narrativa” reflejando las propiedades clave de todos los géneros y subgéneros que pueden agruparse en esta categoría. Del mismo modo, puede argumentarse que lo que Meir Sternberg (1990, 1992, 2001) caracteriza como los universales narrativos de la curiosidad, el suspense y la sorpresa orientan mi respuesta motora hacia los agentes y eventos cuando traspongo mis coordenadas espaciales y temporales a aquellas que gobiernan a los personajes dentro de un mundo ficticio proyectado mentalmente (independientemente del género o subgénero narrativo implicado) –mientras que las descripciones y las explicaciones no producen respuestas de este tipo. Entonces, cuando consulto mis propias intuiciones sobre el nivel más alto al que se pueden llevar a cabo inferencias sobre la forma general, me doy cuenta de que me resulta más fácil llevar a cabo esas inferencias en un nivel inferior de la taxonomía –en relación con la estructura de la trama de las novelas de detectives, por ejemplo, o los procesos de formación de la identidad en el bildungsroman. Entonces, ¿qué es más básico en un sentido cognitivo: el nivel del tipo textual o el nivel de los géneros?»

(p; Efectos de prototipo y gradientes de las categorías)

«Como apunta Lakoff (1987:12-22), a lo largo de la dimensión horizontal de los sistemas taxonómicos, las relaciones entre categorías y miembros de una categoría están sujetos a dos formas de gradiente, gradiente de membresía y gradiente de centralidad. Estas dos formas de gradiente se definen respectivamente por “la idea de que al menos algunas categorías presentan grados de membresía y no límites claros” y por “ la idea de que miembros (o subcategorías) que se situan con claridad dentro de los límites de una categoría pueden ser más o menos centrales” (Lakoff (1987)

de eventos particularizados. Además –anticipando la discusión del elemento construcción de mundo/perturbación de mundo– no ofrece eventos perturbadores de la clase que resultan prototípicos a las representaciones narrativas. La ausencia de esos eventos perturbadores explica porque al convertir 3 en una serie de afirmaciones sobre desayunos particulares, como en 3’, no produce por si misma una representación narrativa:

3’ El lunes, el miércoles y el viernes tome tostadas para desayunar, pero el martes y el miércoles tome cereales.

En cualquier caso, con un desplazamiento de contexto tanto 3 como 3’ podrían empezar a adquirir narratividad. Si cualquiera de las representaciones se produjera en el contexto de un discurso en el que un padre cruel acaba de decir a su hijo “¡En esta casa, no se desayuna!” y el niño hubiera replicado pronunciando 3 o 3’ el resultado sería un desafío al orden dominante, una ruptura de lo canónico, que serviría para desplazar la representación sobre el difuso límite que separa las descripciones de los relatos.

3’’ De lunes a jueves tomé tostadas para desayunar. Pero el viernes tomé cereales.

Igualmente, en 3’’ se produce un mínimo de perturbación al intuir el desplazamiento que está experimentando la representación sobre el continuo entre descripción y narrativa.»

(p. 95)

«Mi postura es que la doble temporalidad no puede utilizarse como criterio para delimitar la narratividad si ese mismo fenómeno se puede dar en descripciones además de en relatos.»

(p. 96; secuenciación de eventos necesaria pero insuficiente para prototipicidad narrativa)

«Por su parte, Prince (1973, 1982) defiende que la secuenciación de eventos es una condición necesaria pero no suficiente para los relatos; es decir, las secuencias organizadas narrativamente poseen una estructura de orden superior que no se encuentra en todas las cadenas de eventos clasificables como secuencias descriptivas. En concreto, las narraciones representarían transiciones espaciotemporales específicas desde un estado S a otro S’. Según Prince en una “narración mínima” el estado destino S’ sería el contrario al estado S, y existiría un evento intermedio. Así se puede detectar esa estructura de orden superior de forma evidente en 5 pero no en 4:

4 El político poseía una reputación de hipócrita respecto a la corrección de sus actos. El político poseía una reputación integra. Los actos ilegales del político salieron a la luz.

5 El político poseía una reputación integra. Entonces los actos ilegales del político salieron a la luz. Como resultado el político pasó a poseer una reputación de hipócrita respecto a la corrección de sus actos.

La estructura que se manifiesta en 5 pero no en 4 posibilita la existencia de una elección, un riesgo, una consecuencia y su irreversibilidad que Kittay (1981) y Chatman (1990) señalaron como rasgos distintivos de la narración frente a la

descripción –en concreto, el riesgo que asume el político al cometer actos ilegales en primer lugar, y la irreversibilidad de las consecuencias de su elección al cometer esos actos. Bremond (1980) considera cuestiones similares en su discusión sobre la lógica de las secuencias narrativas, que según él pasaría por tres fases: la apertura de una posibilidad (la posibilidad de cometer actos ilegales); la actualización o no actualización de la posibilidad (el político comete los actos); y, si la posibilidad se actualiza, el resultado final (el político pierde su reputación de integro y gana una de hipócrita). De este modo, lo narrativo no implicaría simplemente una secuencia temporal dual –la representación organizada secuencialmente (sjuzhet) de una secuencia de eventos (fabula)- sino que seguiría los caminos tomados por individuos concretos enfrentados a puntos decisivos en una o mas encrucijadas temporales dentro de un mundo ficticio; esos caminos llevan a consecuencias que toman forma frente a un trasfondo de otras consecuencias que podrían haber generado otras posibles vías de actuación que no sucedieron.»

(p. 98; Narración y explicación)

«En la filosofía de la ciencia, un foco de investigación reciente sobre la explicación ha sido el Modelo de Leyes Generales (CLM, Covering Law Model) que fue desarrollado inicialmente por Carl Hempel y Paul Oppenheim (cf. Hempel [1949] 1998), depurado en un trabajo posterior por Hempel durante los cincuenta y sesenta, y después discutido o al menos reconstextualizado por teóricos subsiguientes. Esencialmente el CLM sugiere que los fenómenos pueden ser explicados si se caracterizan como instancias de patrones más generales o tendencias construibles como leyes, ya sean deductivas (o “nomológicas”) o inductivas (o estadísticas) (Lambert y Britten [1970] 1988). Desde esta perspectiva el explicando, o cosa a ser explicada, se define en virtud de su posibilidad de ser subsumido o “cubierto” bajo una regularidad en forma de ley que se aplique en circunstancias análogas, siendo las condiciones las mismas. Así obtendríamos el explicante de la circunstancia en cuestión. De proviene el poder predictivo de las leyes generales, como por ejemplo cuando alguien predice que si hay una piscina de agua y la temperatura alcanza los cero grados Celsius, en esas condiciones el agua se congelará.»

«Defendiendo que “la razón para contar una narración es explicar lo que ha ocurrido” (1996:3), Adams intenta reconciliar la noción de “explicación narrativa” con el CLM. Adams sugiere que:

La narración es un tipo de explicación que tiene un evento pasado (o estado de cosas) como su explicando, y una secuencia de eventos como sus explicantes: la narración explican un explicando, un único evento, y relata un explicando, una secuencia de eventos. La lógica de la narración explicativa se basa en asumir que una secuencia de eventos explica un único evento al llevar directamente a él. (1996:110)

«Para Bruner, las explicaciones narrativas son un tipo de explicaciones populares originarias a partir del que han evolucionado las explicaciones académicas y científicas para crear tipos más técnicos y especializados de explicaciones. Una cuestión clave en este contexto es cómo, habiéndose bifurcado de una raíz común, los dos modos explicativos se han convertido en tipos textuales diferentes separados por fronteras firmes, o cómo su origen común se ha dado lugar a una frontera porosa entre ambas. O usando las palabras de Bruner, ¿se debe sólo al comparativamente reciente ascenso del razonamiento paradigmático que el modelo CLM se haya impuesto en la explicación en general y haya desplazado a las narraciones explicativas a un status periférico en el mejor de los casos?»

«Defendiendo que la creación de mundos “según la conocemos comienza siempre a partir de los mundos que tenemos a mano; la creación es una recreación”, Goodman identifica cinco procedimientos para construir mundos a partir de otros mundos: composición y descomposición; ponderación, ordenación, supresión y suplementación; y deformación (1978:7-16).»

(p. 112; comienzos narrativos y la creación de mundos: instalándose en los mundos ficticios)

«El comienzo de los relatos invita a sus intérpretes a instalarse (más o menos confortablemente) en el mundo que evoca un texto determinado. Comienzos de diferentes géneros puedes compararse en este sentido para subrayar como parte del significado de “género” está relacionado con los diferentes protocolos para la creación de mundos –aunque de nuevo, la aproximación llevada a cabo en este libro predice que un núcleo común de procedimientos de creación de mundos, específico del tipo textual narrativo, atraviesa tales diferencias genéricas.»

(p. 113; proceso de acomodación)

«Según apunta Paul Werth (1999:56), comienzos del relato que incluyen sintagmas nominales que contienen artículos definidos y pronombres demostrativos (el americano y la chica, esa noche) pueden relacionarse con lo que el filósofo David Lewis (1979) denominó el proceso de acomodación. La cuestión se centra en como un texto puede evocar de la forma más económica el mundo ficticio en el que los lectores del texto deben reubicarse mediante su imaginación para interpretar apropiadamente expresiones referenciales (una cortina, la puerta abierta, la ajada mesa de madera, la carga de veneno de araña, etc) y expresiones deícticas (a este lado, la noche anterior) –mapeándolas sobre el mundo evocado por el texto en lugar de sobre el mundo que el productor y el interprete del texto ocupan al producir o decodificar esas señales textuales.»

(p. 113; recentralización ficcional y principio de desviación mínima según Marie- Laure Ryan)

«Según la propuesta de Ryan, desarrollada bajo los auspicios de una aproximación a la narrativa a partir de las teorías de los mundos posibles (possible worlds), el mundo ficcional (storyworld) evocado por una narración ficticia puede ser descrito como un mundo posible alternativo al que los interpretes son invitados abiertamente a reubicarse, de forma que, mientras dure la experiencia ficcional “el reino de las posibilidades se ... recentra sobre la esfera que el narrador presenta como el mundo real” (Ryan 1991:22). El mundo evocado por el texto puede ser más o menos accesible para los mundos en los que esa narración es producida e interpretada, proporcionando la base para una tipología de los géneros (1991: 31-47). Comparado con el mundo referencial de un reportaje de noticias, por ejemplo, el mundo ficticio (storyworld) evocado por una novela de ciencia ficción sobre una super raza con poderes telekinéticos es menos accesible que (menos compatible con las propiedades que definen) el mundo del aquí y ahora. Si no existen indicadores textuales o paratextuales que bloqueen su instancia interpretativa, los lectores o espectadores de cine, lo toleraran gracias a lo que Ryan denomina el principio de desviación mínima, que afirma que “cuando los lectores reconstruyen mundos ficcionales, rellenan los huecos... en el texto asumiendo el parecido de los mundos ficticios con su propia experiencia de la realidad” (2005b:447).»

(p. 119; inmersividad vs. fábula y plot)

«Como defendía en Story Logic (Herman 2002a:9-22), el potencial de la narrativa para crear mundos permite avanzar en la explicación de su inmersividad, su capacidad para transportar a sus intérpretes a lugares y tiempos que deben ocupar con el propósito de alcanzar la comprensión narrativa (Gerrig 1993; Ryan 2001a; Young 1987). Sería muy difícil explicar el potencial inmersito de los relatos apelando simplemente a nociones estructuralistas como acción o fabula, esto es, hablando estrictamente en términos de eventos y existentes ordenados en una trama siguiendo una presentación narrativa. Los intérpretes de narrativa no se limitan a reconstruir una secuencia de eventos y un conjunto de existentes, sino que con su imaginación (emocional y visceralmente) habitan un mundo en el que, además de suceder y existir, las cosas importan, exaltan, repugnan, hacen reir o enfadar –tanto a los agentes narrativos como a los intérpretes que se emplean en dar sentido a sus circunstancias e interacciones.»

(p; TAW)

«Las diferencias entre géneros narrativos (y entre relatos ficcionales versus no ficcionales) pueden relacionarse con las diferentes clases de relaciones entre los mundos contenidos en esos universos narrativos. Pero el sistema de posibilidades en el que tienen lugar esas operaciones de creación de mundos permanece constante a través de todos los tipos de narraciones, y ayuda a identificarlas como instancias narrativas. Debemos considerar esos mundos posibles que orbitan alrededor de lo que se presenta según lo denomina Ryan como “el mundo textual real” (Text Actual World, TAW) o el mundo asumido como real dentro de la narración. Los relatos suelen incluir un conjunto de mundos privados o submundos /Werth 199: 210-58) habitados o al menos imaginados por los personajes; estos mundos satélite incluyen mundos de conocimiento (knowledge-worlds), mundos de obligaciones (obligation-worlds), mundos de deseo, mundos fingidos y demás. La trama de cualquier relato puede ser redefinida como “el rastro dejado por el movimiento de esos mundos dentro del universo textual. Para los participantes, el objetivo del juego narrativo... es hacer coincidir el TAW con tantos como sean posibles de sus mundos privados... los movimientos del juego son las acciones mediante las que los personajes intentan alterar las relaciones entre mundos” (Ryan 1991:119-20) »

(p; perturbación de mundos)

«Los relatos no se limitan a evocar mundos más o menos distantes del mundo del aquí y ahora. Más que eso, las narraciones ponen el acento en los eventos inesperados o no canónicos –eventos que perturban el orden normal de las cosas para agentes humanos o pseudohumanos embarcados en actividades y proyectos con vistas a la consecución de unos objetivos dentro de un mundo dado, y que son experimentados como perturbadores por esos agentes. Como sugieren las formulaciones anteriores, lo que se considera normal o canónica variará de mundo a mundo, de narración a narración – como hará por tanto, lo que se considera perturbador, no canónico o desequilibrante.»

(p, Tellability y narrativity)

«Para distinguir entre los simple procesos temporales y las perturbaciones narrables, alguno estudiosos de la narrativa han desarrollado el concepto de contabilidad (Tellability) – en ocasiones diferenciado de narratividad (Narrativity). La contabilidad se ha definido como aquello que convierte un evento o configuración de eventos en algo relevante para contar –es decir, algo contable o narrable- en una determinada situación comunicativa (Herman 2002a:100-5; Labov 1972; Labov y Waletzky 1967; Norrick 2007; Prince (1987) 2003; Ryan 1991, 2005c). Por el contrario, la narratividad se ha definido como la propiedad en virtud de la cual un texto o un discurso dado es

vinculación a menudo explícita que el narrador hace del significado de esta experiencia con el contexto discursivo en que se produce. (Fludernik 2003:245).»

(p; la experiencialidad y la lírica, distinciones genéricas)

«Sin embargo, según hace notar Alber, la teoría de Fludernik sobre la experiencialidad como factor constitutivo de los relatos plantea la cuestión de cómo distinguir entre lírica y narrativa (Alber 2002:68-9).»

(p)

«Mi argumento es que la ausencia del elemento de experiencialidad en un texto o representación equivale al grado cero de lo narrativo –incluso si uno o más de los elementos de sitacionalidad, secuenciación de eventos y creación/perturbación de mundos está en juego. Por ejemplo, cuanto más se va suprimiendo la experiencialidad produciendo una lista de eventos cronológicamente ordenada asociada con un golpe político, mayor será la distancia frente a los prototipos narrativos y menor frente a los descriptivos.»

(p-145; la brecha explicativa (‘explanatory gap’))

«Según apunta Davies (1999), los estados mentales conscientes, incluyendo las sensaciones (el tacto del pelo de mi gato), percepciones (la blancura de ese pelo, o el sonido suplicante de sus maullidos cuando tiene hambre) y los pensamientos (el pensamiento de que voy a necesitar comprar pronto más comida para gatos) son aspectos omnipresente y sin embargo misteriosos de nuestras vidas mentales. La parte misteriosa de la conciencia e como –y porqué- esos estados pueden ser el producto de procesos físicos, la activación de neuronas y otras actividades electroquímicas, que tienen lugar en el cerebro humano. Lo que aparece aquí es la denominada “brecha explicativa” de la ciencia cognitiva (Levine 1983). La cuestión reside en el vacío que existe entre lo que sabemos sobre los estados cerebrales físicos y la condición consciente, la fenomenología de nuestras vidas mentales, que puede o no puede sobrevenir a partir de esos estados. Dicho de otro modo, existe un hueco entre nuestra comprensión actual de las formas complejas de actividad neuronal en el cerebro y lo que Nagel (1974) ha caracterizado como la dimensión del cómo-es (what-it’s-like) de la experiencia consciente... ¿Cómo puede la estructura del cerebro, hasta donde la entiende la neurociencia, dar lugar a la sensación que tengo cuando acaricio a mi gato, o percibo su pelo blanco o escucho sus hambrientos maullidos?¿Y porque tengo esas sensaciones? En otras palabras, ¿hasta que punto estoy beneficiado (digamos, desde un punto de vista evolutivo) al poseer conciencia?»

(p. 145-146, qualia)

«Según indica Levin, en filosofía de la mente “los términos quale y qualia (pl.) se emplean frecuentemente para caracterizar las propiedades cualitativas, experienciales o sentidas de los estados mentales” (1999:688). O según Dennett explica “qualia es un término poco familiar para algo que no puede ser más familiar para cada uno de nosotros: el modo en que nos parecen las cosas” (1997:619). Lo que se considera, según escribe Dennett es “la cualidad particular, personal, subjetiva” de la experiencia consciente de alguien en un momento dado (1997:619) –en términos de Nagel (1974), la sensación de cómo es ser alguien viviendo una determinada experiencia. Al hablar de qualia, entonces estamos haciendo referencia a la intuición de que las experiencias conscientes poseen propiedades subjetivas que no se pueden obviar.»

(p. 147; literatura y experiencialidad; discurso indirecto libre)

«Para Lodge, “la literatura es un registro de la conciencia humana, el más rico y comprensible del que disponemos” (2002:10). En concreto, Lodge sugiere que la ficción narrativa, y más específicamente el uso de discurso indirecto libre para representar palabras o pensamientos hace posible combinar “el realismo de las afirmaciones propias de la narración en tercera persona con el realismo de la presentación que conlleva la narración en primera persona” (2002:45). Desde esta perspectiva, la ficción narrativa proporciona una especie de síntesis dialéctica de la orientación impersonal del discurso científico, incluyendo el discurso sobre la naturaleza de la mente, y la orientación personal de la propia conciencia.»

«En cualquier caso los qualia ocupan un papel importante no sólo en la ficción narrativa, y más específicamente en los textos ficcionales donde se usa el discurso indirecto libre, sino más generalmente en cualquier tipo de práctica narrativa.»

(p. 152; qualia como modelizadores de la narrativa – la narrativa como modelizadora de los qualia)

«En una aproximación cognitivista a lo narrativo el discurso (textos impresos, interacción conversacional, novelas gráficas, películas, etc) se considera una ventana a los procesos mentales subyacentes que forman los cimientos de la investigación psicológica. Por el contrario, una aproximación discursiva estudia como la mente es dirigida y evaluada –esto es, construida- de forma sistemática y regulada por los participantes de estos y otros modos de producción de discurso. Una cuestión clave en este contexto es si es posible reconciliar la noción de qualia con un concepto discursivo de la mente – una comprensión de la mente no sólo como revelada sino como constituida por procesos colaborativos gracias a los que se produce e interpreta el discurso.»

(p. 155; ¿fundamentos narrativos de la conciencia?)

«Es relevante el énfasis de Searle en lo que denomina ontología en primera persona de los estados mentales conscientes: “los estados mentales conscientes y sus procesos poseen una característica especial que no comparten con otros fenómenos naturales, la subjetividad... debido a esa subjetividad, el dolor que alguien experimente no es igualmente accesible a quien lo observa. Podríamos decir que su existencia es una existencia en primera persona.” (1992:94). En otras palabras “la ontología de lo mental es una ontología irreducible en primera persona” y “ el mundo real ... contiene un elemento subjetivo insuprimible” (1992:95).»

«Lo que esta formulación sugiere es que no es posible desligarse de la conciencia para observarla como realmente es, ya que la conciencia “es” (el acto o proceso de) la observación, es decir, los qualia asociados con la observación y la experiencia del mundo desde un punto de vista irreduciblemente subjetivo o en primera persona. Dos implicaciones se desprenden de esto. Primero, no puedo observar los “sensaciones en bruto” (raw feels) ligados a mis propios actos de observación 1 ; por tanto, mi conciencia no puede ser representada sino solamente experienciada. Los estados mentales no son objetos mentales internos que pueda inspeccionar del mismo modo que reviso

1 Teorizar la catarsis aristotélica desde aquí.

¿Ha sido útil este documento?

Introducción a la teoría narrativa de David Herman

Asignatura: Español (Español)

14 Documentos
Los estudiantes compartieron 14 documentos en este curso
¿Ha sido útil este documento?
Introducción a la teoría narrativa de David
Herman.
Herman, David. Basic Elements of Narrative, 2009
Objetivo del estudio (p. 15)
«Mi objetivo es diagnosticar las propiedades críticas de los textos que pueden
considerarse que desempeñan una función narrativa en un rango de contextos;
estipular que las propiedades así identificadas constituyen los elementos básicos de lo
narrativo; y especificar el gradiente o la forma más o menos (opuesta al binarismo 0 o
1) en la que cada una de esas propiedades se realizan en un determinado caso dando
lugar a instancias más o menos prototípicas de la categoría de lo narrativo.»
(p. 30)
«Durante todo el libro se intenta demostrar como conceptos desarrollados durante el
periodo estructuralista clásico de investigación narratológica pueden enriquecerse con
ideas de la sociolingüística, el análisis del discurso, la psicología social y cognitiva, la
filosofía de la mente, y otros campos.»
Resumen de los elementos básicos de lo narrativo (p. XVI)
«1.- CONTEXTUALIZACIÓN (SITUATEDNESS): Una narración prototípica puede
caracterizarse como una representación que está situada en –y debe ser interpretada
a la luz de- un contexto discursivo específico o momento en que fue contada.
2.-SECUENCIACIÓN DE EVENTOS (EVENT SEQUENCING): La representación,
además, lleva a los intérpretes a producir inferencias respecto a un curso temporal
estructurado de eventos concretos.
3.- CREACIÓN DE UN MUNDO/PERTURBACION DE ESE MUNDO
(WORLDMAKING/WORLD DISRUPTION): Llegado el momento, estos eventos
producen una perturbación o desequilibrio en un mundo narrativo (storyworld) en el
que están implicados seres humanos o agentes pseudohumanos, independientemente
de que ese mundo se presente como real o ficcional, realista o fantástico, recordado o
soñado, etc.
4.- EXPERIENCIALIDAD, CÓMO ES, QUALIA (WHAT IT’S LIKE): La representación
además transmite la experiencia de vivir en este mundo narrativo en curso (storyworld-
in-flux), subrayando el efecto de los eventos en las consciencias, reales o imaginadas,
que se ven afectadas por los acontecimientos.»
Hacia una definición de narrativa (p. 2)
«Más que concentrarse en situaciones generales abstractas, las narraciones recogen
lo que ocurre a personas concretas –y como es para ellos la experiencia de esos
sucesos– en circunstancias particulares y con consecuencias específicas. En otras
palabras, la narrativa es una estrategia básica del ser humano para enfrentarse al
tiempo, a los procesos y al cambio –una estrategia que contrasta con, pero en ningún
1