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Del Poligrafo Al Scanner

Asignatura

Psicología Jurídica (103020)

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DEL POLÍGRAFO AL ESCÁNER CEREBRAL: LA DETECCIÓN DE MENTIRAS A PARTIR DE MEDIDA PSICOFISIOLÓGICAS Jaume Masip Universidad de Salamanca 1. INTRODUCCIÓN 2. LOS DETECTORES DE MENTIRAS NO DETECTAN MENTIRAS 3. PARADIGMAS EXPERIMENTALES 3. La Prueba de la Pregunta de Comparación (CQT) 3. La Prueba de Información Oculta (CIT) 4. IDENTIFICACIÓN DE PERSONAS MENTIROSAS (CULPABLES) Y SINCERAS (INOCENTES) 4. Tipos de estudios a. Estudios de laboratorio b. Estudios de campo 4. Sensibilidad, especificidad y precisión global 4. Sensibilidad, especificidad y precisión global usando diversos paradigmas y variables a. Sensibilidad y especificidad de la CQT con el polígrafo (medidas periféricas) b. Sensibilidad y especificidad de la CIT con el polígrafo (medidas periféricas) c. Sensibilidad y especificidad de la resonancia magnética funcional (medidas centrales) d. Sensibilidad y especificidad de la onda P300 (medida central) e. Efectividad de diversos paradigmas y variables en términos del área bajo la curva ROC 5. ELPROBLEMA DE LAS CONTRAMEDIDAS 6. APLICABILIDAD PRÁCTICA 6. Criterios Daubert 6. El informe del National Research Council (2003) 6. Del laboratorio a la vida real 6. Recomendaciones 7. AGRADECIMIENTOS 8. BIBLIOGRAFÍA Del Polígrafo al Escáner Cerebral 2 1. INTRODUCCIÓN En épocas recientes, las neurociencias han experimentado grandes desarrollos. El ámbito de la detección de mentiras no ha sido ajeno a los mismos: actualmente, la posibilidad de detectar la mentira a partir de ondas electroencefalográficas (tales como la P300) o mediante escáneres cerebrales ha sido objeto de amplia cobertura mediática y está en boca de todos. Esto ha dado lugar a discusiones en el ámbito del Derecho en torno a la posibilidad de emplear tales procedimientos en contextos judiciales, así como a la admisibilidad de los mismos. Se apela al argumento de que, a diferencia de las variables que registra el polígrafo tradicional (medidas cardíacas, respiratorias y electrodérmicas), la actividad eléctrica del cerebro o la actividad neuronal escapan al control voluntario o deliberado de la persona sometida a examen, ya que se toman directamente del cerebro. Resulta curioso que el énfasis recaiga de manera tan acusada sobre esta cuestión al tiempo que se obvia otro aspecto de crucial importancia: el “paradigma experimental” empleado, es decir, el tipo de preguntas que se formulan al sospechoso mientras se registra su activación psicofisiológica. ¿Realmente es tan importante el tipo de medida (por ejemplo, ondas cerebrales frente a conductividad electrodérmica)? ¿Realmente es irrelevante el paradigma experimental empleado? En este capítulo se exponen estas cuestiones a partir de los hallazgos de las investigaciones científicas relevantes. El capítulo se ha redactado pensando en lectores hispanohablantes procedentes de campos ajenos a la neurología, la medicina o la psicología. El propósito es describir, de manera clara e inteligible, algunos de los fundamentos básicos de la detección psicofisiológica de mentiras, para pasar luego a exponer algunos aspectos que, aunque son esenciales, a menudo se pasan por alto en el debate sobre la utilidad práctica de las medidas psicofisiológicas para detectar mentiras en contextos judiciales. Es el deseo de este autor el que este texto contribuya a arrojar algo de luz sobre dicho debate 2. LOS DETECTORES DE MENTIRAS NO DETECTAN MENTIRAS El neurocientífico Giorgio Ganis (2015) concibe la mentira como un estado mental. Y lo cierto es que nadie tiene un acceso directo y privilegiado a los estados mentales de otra persona. ¿Cómo podemos, entonces, saber si alguien miente o dice la verdad? 1 Muchos de los argumentos presentados en estas páginas provienen de reputados investigadores internacionales sobre esta temática. En este sentido, se recomienda al lector el texto reciente de Meijer, Verschuere, Gamer, Merckelbach y Ben-Shakhar (2016). Del Polígrafo al Escáner Cerebral 4 persona examinada para detectar la actividad eléctrica del cerebro. Se entiende que la presentación de ciertos estímulos visuales o auditivos (v. g., estímulos significativos para la persona) va a producir (o evocar) cambios en las ondas eléctricas del cerebro; de ahí la nomenclatura “potenciales evocados”. Hay distintos tipos de ondas eléctricas cerebrales y no todas son relevantes para la detección de mentiras. La más estudiada en el ámbito que nos ocupa (si bien no la única) se llama P300 o P3. Recibe este nombre porque tiene un potencial positivo (de ahí que se denomine con la letra P; las ondas de potencial negativo se designan con la letra N) y se inicia aproximadamente unos 300 milisegundos (0,3 segundos) después de la presentación del estímulo que la evoca 2. La actividad neuronal en determinadas áreas del cerebro. Ésta se registra con un escáner cerebral mediante un procedimiento de imagen por resonancia magnética funcional (IRMf), que en esencia mide el consumo de oxígeno por las neuronas. Cuando una neurona se activa necesita más oxígeno, que es transportado por la sangre. La IRMf produce un mapa visual del cerebro donde las zonas inactivas aparecen de color gris oscuro, mientras que las zonas cerebrales activas se muestran en colores vivos. Mediante este procedimiento, se investiga qué partes del cerebro son responsables de ciertos procesos cognitivos—por ejemplo, qué partes del cerebro se ven implicadas en el acto de mentir—. 3. Medidas conductuales. Normalmente, durante una prueba de detección de mentiras la persona debe emitir alguna respuesta, ya sea de modo verbal o presionando alguna tecla (v. g., la tecla S de un teclado para contestar “Sí” y la tecla N para contestar “No”). Con algunos paradigmas, dichas respuestas deben emitirse lo más deprisa posible. La cantidad de errores al responder (v. g., apretar la tecla S [“Sí”] cuando se debería haber apretado la letra N [“No”]) y el propio tiempo de respuesta (TR), es decir, la cantidad de tiempo que transcurre entre la presentación del estímulo o pregunta y el momento en que se responde (normalmente medido en milésimas de segundo) son medidas conductuales empleadas en el ámbito de la detección de mentiras. 2 Dos trabajos en español muy accesibles sobre la onda P300 en el ámbito de la detección de mentiras (o, más precisamente y como se verá más adelante, en el ámbito de la detección de información oculta) son el de Andreu y Valdizán (2014) y el de Sebastián (2014). Para una revisión bastante exhaustiva sobre el uso de la oscilación P300 para detectar mentiras, véase el capítulo de Rosenfeld (2011). Del Polígrafo al Escáner Cerebral 5 Pues bien, como hemos adelantado anteriormente, lo que miden los supuestos detectores “de mentiras” no es el estado mental “mentir” ni tampoco los procesos internos arousal o respuesta de orientación, sino alguna(s) de estas variables que se acaban de exponer. Estas medidas se analizan para inferir el estado mental, pero nótese que se trata de una inferencia realizada a partir de variables localizadas o a dos eslabones de distancia (siguiendo con el símil de la cadena) del estado mental. Este proceso inferencial no está exento de problemas: Primero, porque aunque el proceso interno crítico puede deberse al estado mental de interés, también puede estar causado por otro estado mental distinto (véase Ganis, 2015). Por ejemplo, efectivamente, un sospechoso culpable puede experimentar arousal porque está mintiendo a la policía y tiene miedo de que le descubran, pero también es posible que un sospechoso inocente que diga la verdad experimente arousal porque tiene miedo de que la policía no le crea y le encarcele, o porque le indigna que la policía sospeche de él. Además, no siempre que se tiene un estado mental determinado se experimenta un proceso interno probabilísticamente asociado al mismo; por ejemplo, es concebible que en alguna ocasión alguien mienta sin experimentar arousal. Segundo, la conexión entre los procesos internos y las variables medidas tampoco es perfecta (v. g., National Research Council, 2003). Así, aunque un aumento de la conductividad electrodérmica pueda deberse a un incremento de la activación psicofisiológica (arousal), también puede deberse a cambios en la temperatura ambiental que afecten a la sudoración. Hasta aquí nos hemos centrado exclusivamente sobre los procesos internos y las variables medibles. Pero el proceso de detección sucede necesariamente en un escenario o contexto determinado que es el que luego posibilitará la inferencia. En palabras de Ganis (2015): “Es importante recordar que el proceso de detección del estado mental siempre tiene lugar dentro del contexto de un paradigma o escenario experimental. Una de las funciones del paradigma experimental es imponer ciertas restricciones sobre el número de estados mentales posibles dentro de la sesión durante la cual se realiza la prueba con el fin de estrechar el vínculo entre el proceso interno X y el estado mental de interés” (p. 108). Pasemos, pues, a describir los principales paradigmas o escenarios experimentales empleados, así como a explicar su papel. 3. PARADIGMAS EXPERIMENTALES Del Polígrafo al Escáner Cerebral 7 supermercado, una pregunta relevante podría ser: “¿Tomó usted los 1000 euros de la caja registradora?”. El sospechoso debe contestar negativamente. 3. Preguntas de comparación (o preguntas control). Aluden a actos similares al tema de investigación; sin embargo, estas preguntas son de tipo general, deliberadamente vagas y abarcan largos periodos de la vida de la persona examinada para que ésta no esté muy segura de si ha cometido una acción de este tipo. Por ejemplo: “Con anterioridad al año 2000, ¿cometió usted alguna vez algún acto moralmente incorrecto o ilegal?”. El sospechoso debe contestar negativamente aunque en su fuero interno no esté muy seguro de su respuesta. Se dice al sospechoso que si el polígrafo indica que miente al responder negativamente a estas preguntas, esto implica que es el tipo de persona que puede haber cometido el delito que se investiga. Los defensores de la CQT sostienen que cuanto más amenazadora sea la pregunta, mayor será la reacción fisiológica de la persona (nótese que, en esta prueba, el proceso interno es el arousal vinculado al miedo o a la ansiedad). Los culpables son conscientes de su culpabilidad y, en consecuencia, se espera que perciban las preguntas relevantes como más amenazadoras que las preguntas de comparación. Por el contrario, los inocentes estarían más preocupados por las preguntas de comparación, ya que no están seguros de sus respuestas y creen que si la prueba indica que mienten, el examinador pensará que pueden haber cometido el delito (Honts, 2004; Honts, Raskin y Kircher, 2002; Iacono, 1995; Lykken, 1998; Raskin, 1994; Raskin, Kircher, Horowitz y Honts, 1989).3 La CQT presenta algunos problemas. Entre ellos, cabe destacar: (i) que las preguntas relevantes pueden resultar más amenazadoras no sólo para los culpables sino también para los inocentes (Iacono, 1995; Iacono y Lykken, 2002; Lykken, 1998; 3 Antes de llevar a cabo una CQT, el examinador ya debe haber estudiado el caso. La prueba consta de varias fases. La primera es una entrevista durante la cual, entre otras cosas, el examinador: (i) cumple con formalidades tales como informar al sospechoso de sus derechos, pedirle que firme un consentimiento informado, contarle por qué se le somete a la prueba poligráfica y cuál va a ser el procedimiento; (ii) entrevista al sospechoso para obtener datos biográficos (que serán de interés para poder elaborar las preguntas de comparación), para saber si el sospechoso presenta condiciones médicas que puedan alterar los registros, etc.; (iii) procura convencer al sospechoso de la credibilidad científica del instrumento y de su precisión; y (iv) desarrolla y revisa con el sospechoso las preguntas que se formularán durante el examen y le instruye a responder con monosílabos (“Sí” o “No”). La segunda fase consiste en el registro de las respuestas psicofisiológicas. El sospechoso es conectado al aparato y el examinador va formulando las preguntas. Una prueba típica puede contener tres preguntas irrelevantes (I1, I2 e I3), tres preguntas de comparación (C1, C2 y C3) y tres preguntas relevantes (R1, R2 y R3), que inicialmente se presentan según la siguiente secuencia: I1-C1-R1-I2-C2-R2-I3-C3-R3. Esta secuencia viene precedida de dos preguntas que no se consideran al analizar los resultados: una que va a generar activación sólo por ser la primera pregunta (v. g., “¿Entiende usted que sólo voy a formular las preguntas que hemos discutido?”) y otra que es relevante y que puede generar algún tipo de respuesta fisiológica en cualquier persona sólo por ser la primera pregunta relevante (v. g., “En relación con el robo de los 1000 euros de la caja registradora, ¿procurará usted responder todas las cuestiones con sinceridad?”). La secuencia de preguntas se formula por lo menos tres veces, con pausas entre una y otra ocasión y rotando las preguntas irrelevantes y de comparación en sus tres posiciones dentro de la secuencia. Al término de esta fase se hace una pausa para analizar los registros poligráficos, comparando cada pregunta relevante con la pregunta de comparación adyacente en términos de la magnitud de las reacciones fisiológicas. Luego se pasa a la última fase, una entrevista. Durante la misma, si la evaluación de los registros sugiere que la persona puede estar mintiendo, se procura obtener una confesión. Para una descripción detallada en español de todo este proceso, el lector puede acudir a Raskin (1994). Del Polígrafo al Escáner Cerebral 8 Meijer y Verschuere, 2015), en cuyo caso la prueba clasificaría erróneamente a personas sinceras como mentirosas, así como (ii) que la prueba está muy poco estandarizada, dejando muchos elementos al arbitrio del examinador (Iacono y Lykken, 2002). Esto último significa que una misma CQT puede ser muy diferente (y arrojar resultados distintos) dependiendo del examinador que la lleve a cabo: cada cual diseñará preguntas relevantes y de comparación distintas, y la efectividad de la prueba depende en buena medida de la calidad de las preguntas de comparación (que deben activar al inocente más que las preguntas relevantes), así como del poder de persuasión del examinador: el inocente debe convencerse de que si reacciona con fuerza ante las preguntas de comparación esto apuntará a su culpabilidad, lo cual es falso; el experimentador debe ser un buen mentiroso para que la prueba funcione. En una encuesta realizada a miembros de la Society for Psychophysiological Research (SPR) y a miembros electos de la División 1 (Psicología General) de la American Psychological Association (APA) se encontró que aproximadamente dos tercios de los científicos encuestados se mostró en desacuerdo con que la CQT estuviera basada en principios psicológicos o en una teoría científicamente sólida (Iacono y Lykken, 1997). 3. La Prueba de Información Oculta (CIT) Esta prueba (CIT por las siglas en inglés de Concealed Information Test4) no pretende detectar mentiras sino “información oculta”, es decir, comprobar si el sospechoso posee información que sólo el culpable (u otra persona con conocimiento privilegiado sobre los detalles del delito) puede poseer Una CIT consta de una serie de preguntas con opciones múltiples de respuesta. Sólo una de las opciones puede ser correcta. Por ejemplo, en un caso de homicidio se podría efectuar la siguiente pregunta: “¿Cómo fue asesinada la víctima?”. Las opciones de respuesta podrían ser: “Con un cuchillo … Con un bate de béisbol … Con una pistola … Con un hacha … Con una barra de hierro … Con una escopeta”. Cabe esperar que si ninguna de las opciones de respuesta es intrínsecamente más activadora que las demás (algo que debe cuidarse al elaborar la prueba), el culpable se activará más ante la opción correcta que ante las demás. Esto no será así para el inocente, para quien todas las alternativas tendrán la misma significación. Es posible que, por razones azarosas, en una pregunta un inocente se active más ante la alternativa correcta que ante las demás, pero la probabilidad de que 4 También se conoce como GKT por las siglas de Guilty Knowledge Test. El lector interesado en la CIT puede consultar el exhaustivo volumen compilado por Verschuere, Ben-Shakhar y Meijer (2011), así como el reciente artículo de Verschuere y Meijer (2014). 5 Del Polígrafo al Escáner Cerebral 10 haya olvidado detalles relevantes. Y si el culpable ha recibido información errónea sobre los detalles del delito, ésta puede reemplazar a la información original en la memoria (Loftus, 2005) y hacer que dicho culpable pase por inocente (AmatoHenderson, Honts y Plaud, 1996; Honts, 2014; véase también Terol, Álvarez, Melgar y Manzanero, 2014). Tercero, el inocente debe ignorar los detalles. En ocasiones, la cobertura que los medios dan a ciertos sucesos hace que la población conozca los pormenores del delito. Asimismo, si hay que usar la CIT, la policía y el juez de instrucción deben ser cuidadosos al entrevistar al sospechoso para no desvelarle información relevante Pese a sus claras ventajas, la CIT se utiliza poco en la práctica profesional (a diferencia de la CQT, que es el procedimiento empleado habitualmente en Estados Unidos con el polígrafo). Entre las razones de este poco empleo se encuentra la reticencia de los poligrafistas profesionales, que se encuentran cómodos con la CQT (Iacono, 2015; Krapohl, 2011). Ciertamente, seleccionar la información relevante y crear las preguntas para una CIT puede ser un proceso complejo y los poligrafistas profesionales no reciben ningún entrenamiento para ello (Iacono, 1995).7 Además, los poligrafistas (al igual que la policía, para la cual a menudo trabajan) no ven con buenos ojos un procedimiento que, como veremos en breve, identifica a muchos inocentes pero a no tantos culpables (Iacono, 1995, 2015). Pese a todo esto, es posible utilizar la CIT al menos en algunos casos reales (Podlesney, 1994, 2003) y, de hecho, se usa habitualmente en Japón (Nakayama, 2002; Ogawa, Matsuda, Tsuneoka y Verschuere, 2015; Osugi, 2011). La CIT puede usarse no sólo para comprobar si un sospechoso posee información oculta de un delito (lo cual puede sugerir que es culpable), sino también para descubrir nueva información (Ogawa et al., 2015). Por ejemplo, para averiguar la localización de un cadáver cuando se sabe quién ha cometido el homicidio (Nakayama, 2002). En este caso, la pregunta “¿Dónde se encuentra el cadáver del Sr. X?” iría seguida de una lista de diversas localizaciones posibles. Este modo de utilizar la CIT puede ayudar a la policía a avanzar en la investigación: el objetivo no es tanto probar que el sospechoso es culpable como averiguar detalles desconocidos, aunque si éstos se confirman después mediante evidencias sólidas (v. g., si el cadáver aparece en el lugar sugerido por el 6 Para una discusión sobre la filtración de detalles del delito al inocente antes de la CIT, véase Bradley, Barefoot y Arsenault (2011). Ha habido intentos de remediar esta situación, como la publicación en la revista Polygraph del artículo “How to use the Concealed Information Test” [“Cómo usar la Prueba de Información Oculta”] por parte de Krapohl, McCloughan y Senter (2009), pero tales intentos no son equiparables a una formación presencial sistemática que se impartiera a todos los poligrafistas. 7 Del Polígrafo al Escáner Cerebral 11 examen con la CIT) esto apuntaría a la culpabilidad del sospechoso y podría utilizarse como prueba inculpatoria. La CIT se ha empleado en España de este modo con potenciales evocados (Lucas, 2014; Peiró, 2013). La Tabla 1 resume estos dos paradigmas experimentales. Estos son los dos paradigmas “básicos”, pero en el contexto de la investigación con medidas centrales o conductuales pueden emplearse versiones modificadas de la CIT. Por ejemplo, con potenciales evocados (como la onda P300) se utiliza una versión que incluye tres tipos de estímulos: irrelevantes, sonda (probe) y objetivo (target). Para describir estas preguntas y su funcionamiento, veamos un posible experimento tipo. En él participan dos grupos de personas: los “culpables” y los “inocentes”. Para el experimento usamos una baraja de póker: 1. A los culpables les mostramos un as de corazones y deberán negar haber visto esta carta (ésta es la “información oculta”). El as de corazones tiene un significado especial sólo para los culpables. 2. Tanto a los culpables como a los inocentes les mostramos otra carta, por ejemplo, el dos de trébol. Esta carta será significativa para ambos grupos. 3. No mostramos ninguna otra carta adicional ni a los culpables ni a los inocentes. En consecuencia, las demás cartas de la baraja no tienen ningún significado especial para ningún participante. En este punto damos inicio al experimento. Durante el mismo, cada participante, sea culpable o inocente, se sienta frente a una pantalla de ordenador donde irán apareciendo cartas de la baraja de póker. Las ondas cerebrales de cada participante se registran durante la prueba. Si aparece un dos de trébol en la pantalla, el participante debe pulsar de inmediato la tecla S, indicando que “Sí”, que reconoce la carta. Esta carta es significativa tanto para inocentes como para culpables, por lo que cabe esperar que producirá una onda P300 tanto en unos como en otros. Este tipo de estímulo se denomina “objetivo”; se trata de un estímulo que aparece pocas veces durante la prueba (un 17% de las ocasiones, según Andreu y Valdizán, 2014), que conocen tanto los inocentes como los culpables, que todos admiten conocer (todos presionan la letra S) y que produce una oscilación P300 en todos los participantes (véase la Tabla 2). Del Polígrafo al Escáner Cerebral 13 Tabla 2 Tipos de Estímulos en una Prueba de Información Oculta con Potenciales Evocados y Características de los Mismos Estímulos Frecuencia Los conocen Respuesta Significativo (pulsar tecla) (P300 esperada) Objetivo Baja Todos “Sí” Todos Sonda Baja Culpables “No” Culpables Irrelevantes Alta Nadie “No” Nadie Si aparece un as de corazones, todos los participantes deben pulsar la tecla N, indicando así que “No” han visto esta carta antes. Al hacerlo, los inocentes estarán diciendo la verdad, pero los culpables estarán mintiendo. De hecho, para los inocentes esta carta (el as de corazones) no es significativa, es como cualquier otra carta de la baraja (con excepción del dos de trébol), por lo que el as de corazones no disparará una onda P300 en ellos. Pero para los culpables esta carta es tan significativa como el dos de trébol, por lo que disparará la onda P300. En este caso, el as de corazones es un estímulo “sonda”: aparece pocas veces durante la prueba (un 17% de las ocasiones, según indican Andreu y Valdizán, 2014), lo conocen los culpables pero no los inocentes, todos niegan conocerlo y se espera que produzca una onda P300 sólo en los culpables (Tabla 2). Por último, durante la prueba van apareciendo muchas otras cartas de la baraja. Estas cartas son estímulos “irrelevantes”: son muy frecuentes (constituyen el 67% de los estímulos, según Andreu y Valdizán, 2014), no tienen ningún significado especial ni para los inocentes ni para los culpables, todos niegan correctamente haberlas visto antes (pulsando la tecla N) y, puesto que no son significativos para nadie, no generan una onda P300 ni en los inocentes ni en los culpables (Tabla 2). Obsérvese que el patrón de activación será distinto en personas culpables e inocentes. Los culpables se activarán ante los estímulos objetivo y sonda pero no ante los estímulos irrelevantes. Por su parte, los inocentes se activarán ante el estímulo Del Polígrafo al Escáner Cerebral 14 objetivo, pero no ante los objetivos sonda e irrelevantes Dependiendo del patrón de activación, podremos saber quiénes son culpables y quiénes son inocentes. Esta prueba puede ser adaptada para su uso en contextos reales. Por ejemplo, sustituyendo el as de corazones por la fotografía de un objeto robado por el culpable, el dos de trébol por la fotografía de un objeto relacionado que sea significativo para todos los sospechosos y el resto de la baraja por fotografías de objetos irrelevantes 4. IDENTIFICACIÓN DE PERSONAS MENTIROSAS (CULPABLES) Y SINCERAS (INOCENTES) En los apartados anteriores se han expuesto las variables que se pueden medir para inferir engaño o información oculta, así como los paradigmas experimentales más comunes. Llega el momento de examinar la medida en que estos procedimientos cumplen su cometido, es decir, el grado en que diferencian entre sospechosos mentirosos y sinceros (o entre quienes poseen información del delito y quienes no). ¿Qué paradigma experimental es el mejor? ¿Qué variables son las más discriminativas? ¿Qué combinación de paradigma experimental y variables es más provechosa? 4. Tipos de estudios Para ver el grado en que un procedimiento diferencia entre verdades y mentiras se llevan a cabo estudios científicos. Éstos pueden ser de laboratorio o de campo. a. Estudios de laboratorio En los estudios de laboratorio los participantes son asignados al azar al rol de culpable o de inocente. Los “culpables”, por lo común, simulan cometer un delito siguiendo las instrucciones del experimentador. Los “inocentes” llevan a cabo una actividad alternativa. Luego todos son considerados “sospechosos” del delito simulado y sometidos a la prueba de detección de mentiras. En los estudios con medidas centrales o conductuales, en lugar de recurrir a la simulación de un delito suele pedirse a los participantes que memoricen un elemento (v. g., una carta de la baraja). Este elemento se muestra luego durante la prueba y los participantes deben negar haberlo visto. También se puede pedir a los participantes que 8 Para el inocente, el estímulo sonda es tan irrelevante como los estímulos irrelevantes, mientras para el culpable el estímulo sonda es tan significativo como el estímulo objetivo. Andreu y Valdizán (2014) explican con las siguientes palabras la lógica de la inclusión del estímulo objetivo y los patrones de activación: “El problema estriba en que si se presentan sólo ítems relevantes [sonda] e irrelevantes en función de su relación con el delito, el sospechoso inocente no tiene que clasificar ningún elemento, ya que para él todos pertenecen a la misma categoría. Por este motivo, se incluye una serie de elementos o targets que según las instrucciones el individuo debe detectar. Así, la onda P300 para el sospechoso inocente aparece ante la presentación de los targets, mientras que para el sospechoso culpable aparece ante los estímulos relacionados con el delito…” (p. 350). 9 Andreu y Valdizán (2014) proponen los siguientes estímulos verbales para un supuesto caso en que ha estallado una bomba en unos grandes almacenes y las autoridades desean comprobar si el sospechoso conoce el explosivo utilizado. Objetivo: “Una bomba ha explosionado en los almacenes XXX”. Sonda: “El artefacto explosivo fue una bomba de inversión”. Irrelevantes: “El artefacto explosivo fue una bomba de mecha”, “El artefacto explosivo fue una bomba eléctrica”, “El artefacto explosivo fue detonado por control remoto”… (véase Andreu y Valdizán, 2014, pp. 352-353). Del Polígrafo al Escáner Cerebral 16 verdad se denominan especificidad. La precisión global de una prueba es el promedio de su sensibilidad y de su especificidad, y refleja el porcentaje total de personas, tanto mentirosas como sinceras, identificadas correctamente. En el caso hipotético de la Tabla 4, la precisión global sería (sensibilidad + especificidad)/2 = (80% + 80%)/2 = 80%. Esto indica que un 80% de los sospechosos sometidos a la prueba se identificarían correctamente como sinceros o mentirosos. Tabla 3 Posibles Resultados de una Prueba de Detección Lo que la prueba La realidad indica Mentira Verdad Mentira Sensibilidad - Verdad - Especificidad Tabla 4 Clasificaciones Hipotéticas de una Prueba de Detección Expresadas en Forma de Porcentajes Lo que la prueba La realidad indica Mentira Mentira Verdad 80% 20% (Sensibilidad) Verdad 20% 80% (Especificidad) 100% 100% La sensibilidad y la especificidad son más informativas que la precisión global, ya que esta última no diferencia los índices de acierto separados para sospechosos sinceros y mentirosos. Consideremos el ejemplo hipotético de la Tabla 5. Se trata de una prueba que detecta muy bien a los mentirosos (detecta a un 80% de ellos) pero muy mal a los sinceros (sólo a un 30%, lo que significa que clasifica erróneamente a un 70% de las personas sinceras como mentirosas). Si sólo conocemos la precisión global de la prueba Del Polígrafo al Escáner Cerebral 17 (en este caso: (80% + 30%)/2 = 55%) no podemos saber si la prueba identifica mejor a los mentirosos, a los sinceros, o si identifica a ambos grupos por igual. La sensibilidad y la especificidad sí que contienen esta información Tabla 5 Clasificaciones Hipotéticas de una Prueba de Detección Sesgada Hacia la Mentira Lo que la prueba La realidad indica Mentira Mentira Verdad 80% 70% (Sensibilidad) Verdad 20% 30% (Especificidad) 100% 100% 4. Sensibilidad, especificidad y precisión global usando diversos paradigmas y variables Tal como se ha indicado al principio de este trabajo, los debates recientes sobre la posible utilidad de procedimientos psicofisiológicos de detección de mentiras contraponen las variables: medidas centrales (potenciales evocados e IRMf) frente a medidas periféricas tomadas con un polígrafo tradicional (actividad cardíaca, actividad respiratoria y conductividad electrodérmica), en el sentido de argumentar en favor de las primeras. Al mismo tiempo, por lo general, estas discusiones no contraponen los paradigmas (CIT frente a CQT). ¿Realmente cambiar de variable modifica la precisión? ¿Realmente el paradigma no importa? a. Sensibilidad y especificidad de la CQT con el polígrafo (medidas periféricas) 10 Imaginemos que deseamos comprobar lo bien o mal que funcionan tres procedimientos distintos para detectar mentiras. Aplicamos cada procedimiento a 100 personas: 50 que mienten y 50 que dicen la verdad. Resulta que el Procedimiento A siempre indica que la persona miente. Este procedimiento identifica a todos los mentirosos (sensibilidad = 100%) pero no identifica a ninguna persona sincera (especificidad = 0%). La precisión global es del 50%. El procedimiento B siempre indica que la persona dice la verdad. Este procedimiento no identifica a ningún mentiroso (sensibilidad = 0%) pero identifica a todas las personas que dicen la verdad (especificidad = 100%). En este caso, la precisión global también es del 50%. El Procedimiento C indica que la persona miente el 50% de las veces y que dice la verdad el otro 50%, pero de tal manera que sus juicios de verdad y mentira son completamente azarosos. Este procedimiento detecta a un 50% de los mentirosos y a un 50% de quienes dicen la verdad, de modo que su precisión global es, de nuevo, del 50%. Podemos ver que estos tres procedimientos son muy distintos en sus tendencias de respuesta, pero sin embargo la precisión global es siempre la misma. A la policía y a los tribunales les interesa saber si un procedimiento concreto erra en el sentido de no detectar a los culpables (nuestro Procedimiento B), en el sentido de considerar a los inocentes como culpables (Procedimiento A) o en ambos sentidos por igual (Procedimiento C). Esta información no queda recogida en la precisión global, pero sí se encuentra en la sensibilidad y en la especificidad. Del Polígrafo al Escáner Cerebral 19 decir, no podrá determinarse si miente o dice la verdad) y un inocente que se active más ante las preguntas relevantes que ante las preguntas control será clasificado erróneamente como mentiroso. b. Sensibilidad y especificidad de la CIT con el polígrafo (medidas periféricas) También se han publicado revisiones o meta-análisis13 de los trabajos sobre la CIT con el polígrafo. Meijer y Verschuere (2015) consideran las revisiones de Ben-Shakhar y Furedy (1990), Elaad (1998), Lykken (1998) y MacLaren (2001). Observan que en estudios de laboratorio, la sensibilidad (identificación de mentirosos) promedio varía entre el 76% y el 88%, dependiendo de la revisión concreta, y la especificidad (identificación de personas sinceras) promedio varía entre el 83% y el 97%. Sólo se han publicado dos estudios de campo sobre la sensibilidad y la especificidad del polígrafo con la CIT. En el primero se obtuvo una sensibilidad del 42% y una especificidad del 98% (Elaad, 1990), mientras que en el segundo se alcanzó una sensibilidad del 76% y una especificidad del 94% (Elaad, Ginton y Jungman, 1992). Resulta obvio que, al contrario de lo que sucede con la CQT, que identifica mejor a los mentirosos (culpables) que a los sinceros (inocentes), la CIT identifica mejor a los sinceros (inocentes) que a los mentirosos (culpables). Esto puede deberse a uno de los problemas de la CIT que se ha expuesto anteriormente: si un culpable no ha reparado en ciertos detalles de la escena del delito o ha olvidado estos detalles antes de la prueba, entonces no se va a activar ante las alternativas relevantes cuando se le pregunte sobre tales detalles, siendo clasificado erróneamente como sincero. Vemos, pues, que el paradigma experimental sí importa. Si bien ambos paradigmas ofrecen índices respetables de precisión global (muy superiores al 50% esperado por azar), la CQT identifica mejor a los culpables que a los inocentes y la CIT identifica mejor a los inocentes que a los culpables. Esto significa que con la CQT el riesgo de encausar a un inocente es mayor que con la CIT, mientras que con la CIT el riesgo de que un culpable quede libre sin cargos es mayor que con la CQT. c. Sensibilidad y especificidad de la resonancia magnética funcional (medidas centrales) 13 “El meta-análisis es un conjunto de técnicas para el análisis cuantitativo de los resultados de dos o más estudios sobre el mismo tema o temas similares” (Cumming, 2012, p. 5). En definitiva, un meta-análisis permite analizar conjuntamente los datos de multitud de estudios, proporcionando resultados más robustos y precisos que los derivados de estudios individuales. Ofrece grandes ventajas sobre las tradicionales revisiones narrativas no cuantitativas, entre las que destacan su objetividad, sistematicidad y replicabilidad (véanse, entre otros, Botella y Sánchez Meca, 2015; Lipsey y Wilson, 2001). Del Polígrafo al Escáner Cerebral 20 Todos los estudios sobre la detección de mentiras mediante IRMf se han hecho en contextos de laboratorio. Cabe señalar aquí que, en principio, la IRMf no se plantea como un método de detección de mentiras, sino que se utiliza para conocer qué áreas cerebrales se activan al mentir. Ahora bien, una vez sabemos cuáles son estas áreas cerebrales, podemos examinar en cuántas de las personas sinceras y mentirosas que han tomado parte en los estudios se han activado, clasificando a cada una de ellas como veraz o mendaz en función de dicha activación. Entonces pueden calcularse los porcentajes de clasificaciones correctas (es decir, la sensibilidad y la especificidad). Ganis (2015) localiza y revisa diez estudios donde se han hecho tales clasificaciones de los participantes. En todos ellos, los participantes debían ocultar información de diversa naturaleza: haber visto una carta de una baraja, reconocer un objeto robado anteriormente, haber destruido un CD con “evidencia delictiva” o negar la propia fecha de nacimiento (es decir, se emplearon variantes de la CIT). La sensibilidad de estos estudios abarca desde el 55% hasta el 100%, con un promedio en torno al 84%. La especificidad abarca desde el 33% hasta el 100%, con un promedio del 81%. La precisión global se extiende del 65% al 100%, con un promedio del 82%. Resulta llamativo que estos promedios (cercanos al 80%), obtenidos mediante el empleo de carísimos escáneres cerebrales tecnológicamente muy sofisticados y capaces de detectar la actividad cerebral, sean muy similares a los obtenidos con un polígrafo tradicional: un artilugio relativamente simple, diseñado durante los años 20 del siglo pasado y que mide solamente indicadores periféricos. Esto indica que el argumento en favor de medidas centrales frente a las periféricas es altamente cuestionable Ganis (2015) señala algunos aspectos sobre esta investigación que no conviene pasar por alto. Primero, distintos autores han empleado procedimientos diferentes para identificar las áreas cerebrales que se activan y para clasificar a cada persona como sincera o mentirosa a partir de esta activación. Se ha encontrado que los distintos procedimientos dan lugar a índices de clasificación muy diferentes. Por ejemplo, en un estudio de Langleben et al. (2005) se halló una sensibilidad del 69%; Davatzikos et al. (2005) reanalizaron los mismos datos con un procedimiento distinto y, en este caso, la sensibilidad fue del 91%. Segundo, hay pequeñas variaciones en el modo de hacer el experimento que producen cambios dramáticos en los índices de clasificación. Tercero, los experimentos más realistas (aquellos en los que los participantes han cometido un 14 Existe una revisión algo anterior de Gamer (2014) que llega a conclusiones similares.

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DEL POLÍGRAFO AL ESCÁNER CEREBRAL: LA DETECCIÓN
DE MENTIRAS A PARTIR DE MEDIDA PSICOFISIOLÓGICAS
Jaume Masip
Universidad de Salamanca
1. INTRODUCCIÓN
2. LOS DETECTORES DE MENTIRAS NO DETECTAN MENTIRAS
3. PARADIGMAS EXPERIMENTALES
3.1. La Prueba de la Pregunta de Comparación (CQT)
3.2. La Prueba de Información Oculta (CIT)
4. IDENTIFICACIÓN DE PERSONAS MENTIROSAS (CULPABLES) Y
SINCERAS (INOCENTES)
4.1. Tipos de estudios
a. Estudios de laboratorio
b. Estudios de campo
4.2. Sensibilidad, especificidad y precisión global
4.3. Sensibilidad, especificidad y precisión global usando diversos
paradigmas y variables
a. Sensibilidad y especificidad de la CQT con el polígrafo (medidas
periféricas)
b. Sensibilidad y especificidad de la CIT con el polígrafo (medidas
periféricas)
c. Sensibilidad y especificidad de la resonancia magnética funcional
(medidas centrales)
d. Sensibilidad y especificidad de la onda P300 (medida central)
e. Efectividad de diversos paradigmas y variables en términos del área
bajo la curva ROC
5. ELPROBLEMA DE LAS CONTRAMEDIDAS
6. APLICABILIDAD PRÁCTICA
6.1. Criterios Daubert
6.2. El informe del National Research Council (2003)
6.3. Del laboratorio a la vida real
6.4. Recomendaciones
7. AGRADECIMIENTOS
8. BIBLIOGRAFÍA