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Sacro Imperio Romano Germánico

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HISTORIA GENERAL DEL DERECHO (6227 )

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Universidad de Lima

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Sacro Imperio Romano Germánico

El Sacro Imperio Romano Germánico[1] (en alemán: Heiliges Römisches Reich; en latín: Sacrum Romanum Im- perium o Sacrum Imperium Romanum[2]—para distin- guirlo del Reich alemán de 1871—, y también conocido como el Primer Reich o Imperio antiguo) fue una agru- pación política ubicada en la Europa occidental y central, cuyo ámbito de poder recayó en el emperador romano germánico desde la Edad Media hasta inicios de la Edad Contemporánea.

Su nombre deriva de la pretensión de los gobernantes me- dievales de continuar la tradición del Imperio carolingio (desaparecido en el siglo X), el cual había revivido el títu- lo de Emperador romano en Occidente,[3] como una for- ma de conservar el prestigio del antiguo Imperio romano. El adjetivo «sacro» no fue empleado sino hasta el reinado de Federico Barbarroja (sancionado en 1157) para legi- timar su existencia como la santa voluntad divina en el sentido cristiano. Así, la designación Sacrum Imperium fue documentada por primera vez en 1157,[4] mientras que el título Sacrum Romanum Imperium apareció hacia 1184 [4] y fue usado de manera definitiva desde 1254. El complemento Deutscher Nation (en latín: Nationis Ger- manicæ) fue añadido en el siglo XV.

El Imperio se formó en 962 bajo la dinastía sajona a par- tir de la antigua Francia Oriental (una de las tres partes en que se dividió el Imperio carolingio). Desde su creación, el Sacro Imperio se convirtió en la entidad predominan- te en la Europa central durante casi un milenio hasta su disolución en 1806. En el curso de los siglos, sus fron- teras fueron considerablemente modificadas. En el mo- mento de su mayor expansión, el Imperio comprendía casi todo el territorio de la actual Europa central, así co- mo partes de Europa del sur. Así, a inicios del siglo XVI, en tiempos del emperador Carlos V, además del territo- rio de Holstein, el Sacro Imperio comprendía Bohemia, Moravia y Silesia. Por el sur se extendía hasta Carniola en las costas del Adriático; por el oeste, abarcaba el con- dado libre de Borgoña (Franco-Condado) y Saboya, fue- ra de Génova, Lombardía y Toscana en tierras italianas. También estaba integrada en el Imperio la mayor parte de los Países Bajos, con la excepción del Artois y Flandes, al oeste del Escalda.

Debido a su carácter supranacional, el Sacro Imperio nun- ca se convirtió en un Estado nación o en un Estado mo- derno; más bien, mantuvo un gobierno monárquico y una tradición imperial estamental. En 1648, los Estados veci- nos fueron constitucionalmente integrados como Estados imperiales. El Imperio debía asegurar la estabilidad polí- tica y la resolución pacífica de los conflictos mediante la

restricción de la dinámica del poder: ofrecía protección a los súbditos contra la arbitrariedad de los señores, así como a los estamentos más bajos contra toda infracción a los derechos cometida por los estamentos más altos o por el propio Imperio. Entonces, el Imperio cumplió igualmente una función pa- cificadora en el sistema de potencias europeas; sin em- bargo, desde la Edad Moderna, fue estructuralmente in- capaz de emprender guerras ofensivas, extender su poder o su territorio. Así, a partir de mediados del siglo XVIII, el Imperio ya no fue capaz de seguir protegiendo a sus miembros de las políticas expansionistas de las potencias internas y externas. Esta fue su mayor carencia y una de las causas de su declive. La defensa del derecho y la con- servación de la paz se convirtieron en sus objetivos fun- damentales. Las guerras napoleónicas y el consiguiente establecimiento de la Confederación del Rin demostra- ron la debilidad del Sacro Imperio, el cual se convirtió en un conjunto incapaz de actuar. El Sacro Imperio Romano Germánico desapareció el 6 de agosto de 1806 cuando Francisco II renunció a la corona imperial para mante- nerse únicamente como emperador austríaco, debido a las derrotas sufridas a manos de Napoleón I.

1 Naturaleza del Imperio

El Sacro Imperio Romano Germánico se originó en la Francia Oriental. Debido a su naturaleza prenacional y supranacional, el Imperio nunca se convirtió en un Estado nación moderno, como en el caso de Francia por lo que nunca se desarrolló un sentimiento nacionalista integral.[5] El Imperio mantuvo una organización monárquica y cor- porativa, dirigida por un emperador y los Estados im- periales con muy pocas instituciones comunes. El poder del Imperio no se encontraba únicamente en manos del Emperador romano germánico ni de los príncipes elec- tores o de un conjunto de personas como la Dieta Im- perial; por ello, el Imperio no puede ser entendido como un Estado federal ni como una confederación. Tampoco era una simple aristocracia u oligarquía.[6] No obstante, presenta características propias de todas estas formas es- tatales. La historia del Sacro Imperio está marcada por la lucha en cuanto a su naturaleza. Así como nunca lo- gró romper la obstinación regional de sus territorios, el Imperio se vino abajo en una confederación informe: la Kleinstaaterei.[7]

1
2 2 ESTRUCTURA E INSTITUCIONES

El Sacro Imperio fue una institución única en la historia mundial y es por ello que la forma más sencilla de en- tenderlo sea quizás mostrando sus diferencias respecto a otras entidades más comunes:

  • Nunca tuvo vocación de convertirse en Estado- nación, solo buscó integrar naciones en un solo con- cepto sagrado de naciones renacentistas con bases católicas cristiano-romanas con un mismo propósi- to común, a pesar del carácter germánico de la ma- yor parte de sus gobernantes y habitantes. Desde sus inicios, el Sacro Imperio estuvo constituido por di- versos pueblos, y una parte sustancial de su noble- za y cargos electos procedía de fuera de la comu- nidad germano-hablante. En su apogeo, el Imperio englobaba la mayor parte de las actuales Alemania, Austria, Suiza, Liechtenstein, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, República Checa y Eslovenia, así co- mo el este de Francia, norte de Italia y oeste de Polonia. Y con ellos sus idiomas, que comprendían multitud de dialectos y variantes de lo que formarían el alemán, el italiano y el francés, además de las len- guas eslavas. Por otro lado, su división en numero- sos territorios gobernados por príncipes seculares y eclesiásticos, obispos, condes, caballeros imperiales y ciudades libres hacían de él, al menos en la época moderna, un territorio mucho menos cohesionado que los emergentes Estados modernos que tenía a su alrededor.

  • A diferencia de las confederaciones, el concepto de imperio no solo implicaba el gobierno de un territo- rio específico, sino que tenía fuertes connotaciones religiosas (de ahí el prefijo sacro), y durante mucho tiempo mantuvo un fuerte ascendiente sobre otros gobernantes del orbe cristiano. Hasta 1508, los reyes alemanes no eran considerados como emperadores hasta que el papa los hubiese coronado formalmente como tales.

2 Estructura e instituciones

Desde la Alta Edad Media, el Sacro Imperio se caracteri- zó por una peculiar coexistencia entre emperador y pode- res locales. A diferencia de los gobernantes de la Francia Occidentalis, que más tarde se convertiría en Francia, el emperador nunca obtuvo el control directo sobre los Esta- dos que oficialmente regentaba. De hecho, desde sus ini- cios se vio obligado a ceder más y más poderes a los du- ques y sus territorios. Dicho proceso empezaría en el siglo XII, concluyendo en gran medida con la paz de Westfalia (1648).

Oficialmente, el Imperio o Reich se componía del rey, que había de ser coronado emperador por el papa (hasta 1508), y los Reichsstände (Estados imperiales).

2 Rey de los pueblos germánicos

Corona del Sacro Imperio (2.ª mitad del siglo X), conservada actualmente en la Schatzkammer de Viena.

Mitad izquierda del manto imperial, Schatzkammer de Viena.

La coronación de Carlomagno como emperador de los romanos en 800 constituyó el ejemplo que siguieron los posteriores reyes, y fue la actuación de Carlomagno de- fendiendo al papa frente a la rebelión de los habitantes de Roma, lo que inició la noción del emperador como pro- tector de la iglesia. Convertirse en emperador requería acceder previamente al título de rey de los alemanes (Deutscher König). Des- de tiempos inmemoriales, los reyes alemanes habían sido designados por elección. En el siglo IX era elegido entre los líderes de las cinco tribus más importantes (francos, sajones, bávaros, suabos y turingios), posteriormente en- tre los duques laicos y religiosos del reino, reduciéndose

4 2 ESTRUCTURA E INSTITUCIONES

2 Cortes imperiales

El Imperio también contaba con dos cortes: el Reichs- hofrat (conocido asimismo como Consejo Áulico) en la corte del rey/emperador (con posterioridad asentado en Viena), y la Reichskammergericht, establecida mediante la Reforma imperial de 1495.

2 Querella de las Investiduras

Gregorio VII. Ilustración en un manuscrito de autor desconocido del siglo XI.

La llamada querella de las investiduras tiene su origen ba- jo el primer emperador, Otón I, que, dentro de su políti- ca para imponerse a sus súbditos feudales, se atribuye a sí mismo el derecho a nombrar a los obispos del Imperio. Los papas no estuvieron nunca de acuerdo con la existen- cia de dicho derecho imperial, sino que pretendían tener ellos la última palabra en los nombramientos episcopales.

Ha de tenerse en cuenta que el nombramiento de obispos era diferente en cada diócesis, siendo lo más habitual que

los mismos fueran nombrados por elección entre deter- minados grupos de la diócesis (con más razón si se tie- ne presente que después de 1078 se anulan los llamados «beneficios», por el que los laicos no podían nombrar a cargos eclesiásticos, cuestión ya repensada desde el Con- cilio de 1059). El desacuerdo continúa e incluso aumenta con los sucesores de Otón I. Este enfrentamiento prosiguió durante largo tiempo: el monje Hildebrando, por ejemplo, inicia un movimiento basado en la afirmación de que «la Iglesia debe ser puri- ficada», intentando desligar a la Iglesia de los asuntos po- líticos. En 1073 Hildebrando fue elegido papa y asumió el nombre de Gregorio VII, iniciando la llamada reforma gregoriana que, entre otras cosas, tenía como finalidad defender la independencia del papado respecto de las au- toridades temporales (dictatus papae). Esto hizo que la querella de las investiduras llegara a su punto álgido. El emperador Enrique IV siguió nombrando obispos en ciudades imperiales, por lo que el papa le amenazó con la excomunión y el emperador, a su vez, declaró depuesto al papa Gregorio (Sínodo de Worms). El papa excomulgó al emperador en un sínodo de obispos y sacerdotes que convocó en Roma en 1076. La excomunión era un problema muy serio para el em- perador, ya que el sistema feudal se basaba en que los feudatarios estaban ligados a su señor por el juramento de fidelidad, pero si su señor era excomulgado, los súb- ditos podían considerarse desligados del vínculo feudal y no reconocer a su señor. Por tanto el emperador tuvo que ceder e hizo penitencia en la nieve a las puertas de don- de estaba el papa, en el Castillo de Canossa, durante tres días hasta que éste le levantó la excomunión (1077). Se recuerda que el papa puede excomulgar al emperador o, en casos más leves a un estrato de nivel jerárquico in- ferior (para evitar las pretensiones de éste). Sin embargo, el emperador se vio obligado, para recuperar el poder, a utilizar la violencia contra algunos de sus vasallos, lo que se consideró una violación de sus obligaciones feudales y dio lugar a una nueva excomunión. Recuérdese el contra- to de vasallaje mediante el acto de homenaje, por el cual el señor se liga recíprocamente con el vasallo, otorgando el señor al vasallo un beneficio (cesión de feudos, tierras y trabajo) a cambio de que el vasallo preste al señor ayuda (militar) y consejo (político). Ante esto, el emperador marchó sobre Roma y decla- ró depuesto al papa, poniendo en su lugar al antipapa Clemente III que coronó al emperador (1084). Gregorio VII (el mismo que participó en el Concilio de 1059 de Roma y fue elegido papa en 1073) resistió un tiempo en el Castillo de Sant'Angelo hasta que fue rescatado por el rey normando de Sicilia Roberto Guiscardo, muriendo en el exilio en este Reino. La solución aparente de este conflicto se produce en el concordato de Worms, firmado el 23 de septiembre de 1122 entre el emperador Enrique V y el papa Calixto II. Mediante este concordato el emperador se comprome-

3 Francia oriental 5

tía a respetar la elección de los obispos según el Derecho Canónico y la costumbre del lugar, restituir los bienes del papado arrebatados durante la controversia y auxiliar al papa cuando fuera requerido para ello. El papa otorgaba al emperador, a su vez, el derecho a supervisar las elec- ciones episcopales dentro del territorio del Imperio con el fin de garantizar la limpieza del proceso.

3 Cronología

3 Francia oriental

Tratado de Verdún (843)

"Tria regna"

Aquitania

Gotia

Lotaringia

Borgoña Italia

Sajonia

Suabia Baviera Carintia

Donación

de Pipino

Franconia

Turingia

Territorios de Carlos el Calvo Territorios del emperador Lotario I Territorios de Luis el Germánico

Gascuña

El imperio occidental, tal y como se dividió en el Tratado de Ver- dún, 843.

El Sacro Imperio Romano en su mayor extensión, en el siglo xiii.

Aunque existe una cierta polémica en el plano de las inter- pretaciones, el año 962 se suele aceptar como el de la fun- dación del Sacro Imperio. En ese año, Otón I el Grande era coronado emperador, recuperando de manera efec- tiva una institución desaparecida desde el siglo V en la Europa Occidental.

Algunos remontan la recuperación de la institución impe- rial a Carlomagno y su coronación como emperador de

los romanos en 800. Sin embargo, los documentos que generó en vida su corte no dan un especial valor a dicho título y siguieron utilizando principalmente el de rey de los francos. Aun así, en el reino de los francos se incluían los territorios de las actuales Francia y Alemania, siendo éste el origen de ambos países. Muchos historiadores consideran que el establecimiento del Imperio fue un proceso paulatino, iniciado con la frag- mentación del reino franco en el Tratado de Verdún de 843. Mediante este tratado se repartía el reino de Carlo- magno entre sus tres nietos. La parte oriental, y base del posterior Sacro Imperio, recayó en Luis el Germánico, cuyos descendientes reinarían hasta la muerte de Luis IV el Niño, y que sería su último rey carolingio.

Cristo corona a Enrique II el Santo y Cunegunda de Luxemburgo, acompañados por San Pedro y San Pablo ante representantes de Roma, Galia y Germania.

Tras la muerte de Luis IV en 911, los líderes de Alema- nia, Baviera, Francia y Sajonia todavía eligieron como sucesor a un noble de estirpe franca, Conrado I. Pero una vez muerto, el Reichstag reunido en 919 en la ciudad de Fritzlar designó al conde de Sajonia, Enrique I el Pajare- ro (919-936). Con la elección de un sajón, se rompían los últimos lazos con el reino de los francos occidentales (to- davía gobernados por los carolingios) y en 921, Enrique I se intitulaba rex Francorum orientalum. Enrique nombró a su hijo Otón I el Grande como sucesor, quien fue elegido rey en Aquisgrán en 936.

3 El Imperio bajo los Hohenstaufen 7

de la Universidad de Bolonia, se inspiraron en el Corpus Iuris Civilis, de donde extrajeron principios como el de princeps legibus solutus ("el príncipe no está sometido a la ley") del Digesto.

El hecho de que las leyes romanas hubieran sido crea- das para un sistema totalmente diferente, y que no fuesen adecuadas a la estructura del Imperio, era obviamente se- cundario; la importancia residía en el intento de la corte imperial de establecer una especie de texto constitucio- nal.

Hasta la querella de las Investiduras, los derechos impe- riales eran referidos de forma genérica como “regalías”, y no fue hasta la asamblea de Roncaglia, que dichos dere- chos fueron explicitados. La lista completa incluía dere- chos de peaje, tarifas, acuñación de moneda, impuestos punitivos colectivos, y la investidura (elección y destitu- ción) de los detentores de cargos públicos. Estos derechos buscaban su justificación de forma explícita en el derecho romano, un acto legislativo de profundo calado. Al norte de los Alpes, el sistema también estaba ligado al derecho feudal. Barbarroja consiguió así vincular a los duques germánicos (renuentes al concepto de la institución im- perial, como ente unificador).

Para solucionar el problema que suponía que el empera- dor (tras la querella de las Investiduras) no pudiese con- tinuar utilizando a la iglesia como parte de su aparato de gobierno, los Hohenstaufen cedieron cada vez más terri- torio a los “ministerialia”, que formalmente eran siervos no libres, de los cuales Federico esperaba fuesen más su- misos que los duques locales. Utilizada inicialmente para situaciones de guerra, esta nueva clase formaría la base de la caballería, otro de los fundamentos del poder imperial.

Otro paso constitutivo importante que se realizó en Roncaglia fue el establecimiento de una nueva paz (Landfrieden) en todo el Imperio, un intento de abolir las vendettas privadas entre los duques, al tiempo que se conseguía someter a los subordinados del emperador a un sistema legislativo y jurisdiccional público, encarga- do de la persecución de los actos delictivos, una idea que en esos tiempos aún no era universalmente aceptada, y que se asemejaría al concepto moderno del “imperio de la ley”.

Otro nuevo concepto de la época fue la sistemática funda- ción de ciudades, tanto por parte del emperador como por los duques locales. Este fenómeno, justificado por el cre- cimiento explosivo de la población, también supuso una forma de concentrar el poder económico en lugares estra- tégicos, teniendo en cuenta que las ciudades ya existentes eran fundamentalmente de origen romano o antiguas se- des episcopales. Entre las ciudades fundadas en el siglo XII se incluyen Friburgo de Brisgovia, modelo económi- co para muchas otras ciudades posteriores, o Múnich.

La lucha entre los “Poderes Universales”:

Los Poderes universales eran el Pontificado y el Imperio, por cuanto ambos se disputaban el llamado Dominium

Los príncipes electores.

mundi (dominio del mundo, concepto ideológico con im- plicaciones tanto terrenales como trascendentes en un plano espiritual). En 1176 se llegó a la batalla de Legnano, la cual tuvo una repercusión crucial en la lucha que mantenía Federico Barbarroja contra las comunas de la Liga Lombarda (ba- jo la égida del papa Alejandro III). Esa batalla fue un hito dentro del prolongado conflicto interno entre güelfos y gibelinos, y del todavía más antiguo existente entre los dos poderes universales: Pontificado e Imperio. Las tropas imperiales sufrieron una derrota humillante y Federico se vio forzado a firmar la Paz de Venecia (1177) por la que reconoció a Alejandro III como papa legítimo. Al mismo tiempo, reconocía a las ciudades el derecho de construir murallas, de gobernarse a sí mismas (y su terri- torio circundante) eligiendo libremente a sus magistra- dos, de constituir una liga y de conservar las costumbres que tenían “desde los tiempos antiguos”. Este amplio gra- do de tolerancia, al que el historiador Jacques Le Goff lla- ma “güelfismo moderado”, permitió crear en Italia una si- tuación de equilibrio entre las pretensiones imperiales y el poder efectivo de las comunas urbanas, similar al equi- librio logrado entre el imperio y el papado a través del Concordato de Worms (1122) que resolvió la Querella de las Investiduras. El reinado del último de los Staufen fue en muchos as- pectos diferente de los de sus predecesores. Federico II Hohenstaufen subió al trono de Sicilia siendo todavía un niño. Mientras, en Alemania, el nieto de Barbarro- ja, Felipe de Suabia, y el hijo de Enrique el León, Otón IV, le disputaron el título de rey de los alemanes. Des- pués de ser coronado emperador en 1220, se arriesgó a un enfrentamiento con el papa al reclamar poderes so- bre Roma; sorprendentemente para muchos, logró tomar Jerusalén mediante un acuerdo diplomático en la Sexta Cruzada (1228) cuando todavía pesaba sobre él la exco- munión papal. Se autoproclamó rey de Jerusalén en 1229 y también obtuvo Belén y Nazaret. A la vez que Federico elevaba el ideal imperial a sus más altas cotas, inició también los cambios que llevarían a su

8 3 CRONOLOGÍA

desintegración. Por un lado, se concentró en establecer un Estado de gran modernidad en Sicilia, en servicios públi- cos, finanzas o legislación. Pero a la vez, Federico fue el emperador que cedió mayores poderes ante los duques germanos. Y esto lo hizo mediante la instauración de dos medidas de largo alcance que nunca serían revocadas por el poder central.

En la Confoederatio cum princibus ecclesiasticis de 1220, Federico cedió una serie de las regalías a favor de los obispos, entre ellas impuestos, acuñación, jurisdicciones y fortificaciones, y más tarde, en 1232 el Statutem in fa- vorem principum fue fundamentalmente una extensión de esos privilegios al resto de los territorios (los no eclesiás- ticos). Esta última cesión la hizo para acabar con la rebe- lión de su propio hijo Enrique, y a pesar de que muchos de estos privilegios ya habían existido con anterioridad, ahora se encontraban garantizados de una forma global, de una vez y para todos los duques alemanes, al permitir- les ser los garantes del orden al norte de los Alpes, mien- tras que Federico se restringía a sus bases en Italia. El documento de 1232 señala el momento en que por pri- mera vez los duques alemanes fueron designados domini terrae, señores de sus tierras, un cambio terminológico muy significativo.

3 El resurgimiento de los territorios en el

Imperio tras los Staufen

Al morir Federico II en 1250, dio comienzo un periodo de incertidumbre, pues ninguna de las dinastías suscepti- bles de aportar un candidato a la corona se mostró capaz de hacerlo, y los principales duques electores elevaron a la corona a diversos candidatos que competían entre sí. Es- te periodo se suele conocer como Interregnum, que em- pezó en 1246 con la elección de Enrique Raspe por el partido angevino y la elección del Guillermo de Holan- da por el partido gibelino; muerto este último en 1256, una embajada de Pisa ofreció la corona de rey de Roma- nos a Alfonso X “el Sabio”, quien por ser hijo de Beatriz de Suabia pertenecía a la familia Staufen. Sin embargo, su candidatura se enfrentó a la de Ricardo de Cornualles y no prosperó. El Interregnum terminó en 1273, cuando coronaron a Rodolfo I de Habsburgo.

La derrota del Imperio (plasmada en la batalla de Leg- nano) había quedado plenamente de manifiesto ya en el reinado de Federico II y se había ratificado con el fin de los Staufen, las graves dificultades del interregno en Ale- mania, y la infeudación del Reino de Sicilia en Carlos I de Anjou, haciendo realidad la plena potestad pontificia.[8]

Las dificultades en la elección de emperador lleva- ron al surgimiento de un colegio de electores fijo, los Kurfürsten, cuya composición y procedimientos fueron establecidos mediante la Bula de Oro de 1356. Su crea- ción es con toda probabilidad lo que mejor simboliza la creciente dualidad entre Kaiser und Reich, emperador y reino, y con ello, el final de su identificación como una

Bandera del Sacro Imperio entre 1200 y 1350.

El Sacro Imperio Romano entre 1273 y 1378 y las principales dinastías reales.

sola cosa. Una muestra de esto la tenemos en la forma en que los reyes del periodo post-Staufen lograron mantener su poder. Inicialmente, la fuerza del Imperio (y sus finan- zas) tenían su base en gran medida en el territorio pro- pio del Imperio, también llamado Reichsgut, que siempre pertenecieron al rey (e incluían diversas ciudades impe- riales). Tras el siglo XIII, su importancia disminuyó (aun- que algunas partes se mantuvieron hasta el fin del Imperio en 1806). En su lugar, los Reichsgüter fueron empeñados a los duques locales, con objeto, en ocasiones, de obte- ner dinero para el Imperio pero, con más frecuencia, pa- ra recompensar lealtades o como modo de controlar a los duques más obstinados. El resultado fue que el gobierno de los Reichsgüter dejó de obedecer a las necesidades del rey o los duques. En su lugar, los reyes, empezando por Rodolfo I de Habs-

10 3 CRONOLOGÍA

del verbo latino re-formare, recuperar la forma pretérita que se había perdido.

A finales del Siglo XV, el imperio mantuvo cierta in- fluencia en la política del reino de Hungría. El emperador Federico III de Habsburgo recibió en su corte a Isabel, la hija del fallecido Segismundo de Hungría, viuda del rey Alberto de Hungría (también de la Casa de los Habsbur- gos), la cual huyó con su hijo recién nacido y coronado como Ladislao V de Hungría ante la inestabilidad política en el reino. Se llevó consigo la Santa Corona Húngara, lo que causó graves problemas posteriormente al rey Matías Corvino de Hungría, pues para que fuese legítima su co- ronación esta solo podía llevarse a cabo con esta joya, que solo en 1463 consiguió recuperarla de Federico tras cambiarla por 80 000 florines. Cada vez se agravó más la situación diplomática entre Federico y Matías, lo que condujo eventualmente a varios enfrentamientos armados entre los dos Estados. La guerra contra Hungría culminó en un total fracaso, pues en 1485 Federico y su familia se vieron forzados a abandonar viena, ya que el rey húngaro avanzó con su Ejército Negro de mercenarios y tomó la ciudad austríaca. Solo la repentina muerte del monarca húngaro en 1490 fue lo que consiguió poner fin a la ocu- pación húngara en el ducado de Austria, permitiendo que Federico III recuperase el trono de inmediato.

Las causas del curso que tomó este serio conflicto se pueden perfectamente hallar dentro de la política interna del Sacro Imperio Romano Germánico. Cuando Federico III necesitó a los duques para financiar la guerra contra Hungría en 1486 y a la vez para que su hijo, el futuro Maximiliano I, fuera elegido rey, se encontró con la de- manda unánime de los duques de participar en una Corte imperial.

Por primera vez, la asamblea de electores y otros duques tomaba el nombre de Dieta o Reichstag (a la que más tarde se añadirían las ciudades imperiales). Mientras que Fede- rico siempre rechazó su convocatoria, su hijo, más con- ciliador, convocó finalmente la Dieta en Worms en 1495, tras la muerte de su padre en 1493. El rey y los duques acordaron diversas leyes, comúnmente conocidas como la Reforma imperial: un conjunto de actas legislativas pa- ra dar de nuevo una estructura a un imperio en desinte- gración. Entre otros, estas actas establecieron los Estados de la Circunscripción Imperial y el Reichskammergericht (Tribunal de la Cámara imperial); estructuras ambas que —en distinto grado— persistirían hasta el final del impe- rio en 1806.

De todas formas, se necesitaron algunas décadas más hasta que la nueva reglamentación fuese universalmente aceptada y la nueva Corte empezase a funcionar. Hasta 1512 no se acabaron de formar las Circunscripciones im- periales. El rey además se aseguró de que su propia cor- te, el Reichshofrat, continuase funcionando en paralelo al Reichskammergericht.

3 Crisis tras la Reforma Protestante

Cuando Martín Lutero inició en 1517 lo que más tarde se conocería como la Reforma Protestante, muchos du- ques locales vieron la oportunidad de oponerse al empe- rador del Sacro Imperio Romano, quien a partir de 1519, era Carlos V, y cuyos dominios comprendían gran par- te de Europa y América: el Imperio español y los Paí- ses Bajos, el reino Germánico, Austria, Italia, Túnez y hasta Transilvania (en los confines de Hungría). El Im- perio se vio fatalmente dividido por las disputas religio- sas, con el norte y el este, así como la mayoría de sus ciudades, como Estrasburgo, Fráncfort y Núremberg, en el lado protestante, mientras que las regiones meridiona- les y occidentales se mantenían mayoritariamente en el catolicismo. Tras la abdicación de Carlos V, el Imperio se dividió entre su hijo Felipe II, quien ostentaría la co- rona española, los Países Bajos y la herencia italiana de los Reyes Católicos, y su hermano Fernando, que aunque fue educado en España por su abuelo materno, fue envia- do a las tierras germánicas como representante del empe- rador durante su ausencia, quedándose el hermano como emperador y con los territorios germanos e italianos del imperio. En 1526 se produjo la batalla de Mohács, donde los ejércitos del reino húngaro fueron destruidos por las fuerzas turcas otomanas del sultán Solimán el Magnífi- co, y el rey Luis II de Hungría murió en combate. Pronto el reino sin herederos fue ocupado por los ejércitos oto- manos y Fernando de Habsburgo reclamó la corona para si mismo, pues había tomado por esposa a Ana Jagellón de Hungría, hermana del fallecido rey, así como por otra parte María de Habsburgo había sido entregada en ma- trimonio al rey húngaro. A partir de este momento la Ca- sa de los Habsburgos reinaron también sobre Hungría (y Bohemia, pues la corona checa también había sido here- dada por los reyes húngaros) hasta 1918. Por otra parte, el norte de los Países Bajos, primordial- mente protestante, logró separarse de la corona española, católica por excelencia. Tras un siglo de disputas, el con- flicto —junto a otras disputas— derivó en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), que devastaría el Imperio. Las potencias extranjeras, incluidas Francia y Suecia, in- tervinieron en el conflicto, reforzando el poder de los con- tendientes del Imperio y apoderándose de considerables zonas de territorio imperial. El mayor impacto de la Reforma Protestante es que eli- minaría uno de los más importantes focos de unidad en que se sustentaba el Sacro Imperio, la unidad cristiana bajo el seno de la Iglesia Romana, y que era relevante para las ambiciones imperialistas de los gobernantes del Imperio. Al ser un imperio con una pretensión de uni- versalidad, en la que se incluía una sola visión religiosa, este conflicto representó la ruptura definitiva de la uni- dad cristiana de la Europa Central y Occidental, y en lo sucesivo sería prácticamente imposible que los países de estas zonas europeas desarrollaran una política exterior especialmente soportada en una visión definitiva del cris-

11

tianismo, hiriendo de muerte el imperialismo basado en la religión.

Desde el punto de vista de los Estados alemanes, el Lute- ranismo tendrá un enfoque específicamente alemán (par- ticularmente en el norte de Alemania) con miras a conver- tirse en iglesia nacional de cada Estado del norte; ello será un valioso rasgo de identidad germana, puesto que consti- tuirá uno de los primeros signos encaminados a sustentar la idea de una unidad del pueblo alemán, en procura de convertirse en un Estado-nación en el futuro.

3 Después de la Paz de Westfalia

0 20 40 Millas 60 80 100

Württemberg

Habsburgo españolesHabsburgo austriacos

Wittelsbach-BavieraWittelsbach-PalatinadoHohenzollern-Brandeburgo Wettin Dinastía AlbertinaWettin Dinastía ErnestinaHohenzollern-Franconia Oldemburgo Hesse-Kassel

Estados EclesiásticosCiudades Libres Imperiales

A Suecia desde 1648

Weser

Iller

AdigioIsarco

Adigio SarcaBrenta

Uhlava/Angel

Mže/Mies

ARGOVIA

Malapane

Bartsch

Mosa Lago Neusiedl

IsonzoC. DEGORICIABRIXENOB. DEOB. DEFREISING

DanubioLechIsar Danubio

Inn Pinzgau Enns Drava Sava

Mura

Leita

Dyje/Thaya

Moldava

Ohře/Eger Elba

Mulde

Spree Neisse

Elba Havel Weser Aller

FuldaWerra

Lippe Mosa

Saar

Ruhr Rin

Mosela Rin

Iser/Jizera

Óder

Netze

Lahn Meno

Doubs

Eider

Ems Leine Bober

Canal Finow

Neckar

Saona Ain

Mosela

Sambre Mosa

Escalda Mosela

Danubio

RegnitzMeno RednitzPegnitz

Meno RojoMeno Blanco

Saale

Elba

Havel

Spree

EldePlauer SeeKölpinseeMüritz

Naab

Berounka

Nisa

Lusacio Óder NeisseSilesio Óder

Varta

Varta Vístula

Prosna

Drage Noteć/Netze

Persante StolpeSłupia

Óder

Doubs Saona Ródano Ródano

Morava SchwarzachSvratka/ Morava

Mura Drava

Danubio RaabRaba

Bayreuth

Freising

RostockGustrow

Werben HavelbergFehrbellin Hanóver

Bremen Luneburg

Stuttgart Biberach LindauKemptenKaufbeuren

RottweilTuttlingen AlpirsbachTubinga

Durlach Hall Augsburgo

Núremberg

Coburgo

Gotha

Nordhausen

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Enns

Aquisgrán Jena

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Liegnitz Jülich Hersfeld Grimma

Demmin

Constanza

Sieg Nahe

Wupper Limburgo

Bratislava

MÜNSTEROB. DE

WURTTEMBERGD. DE

REINODE BOHEMIA MARGRAVIATO DE MORAVIA ARCHIDUCADODE SOBRE ELENNSAUSTRIABAJO EL ENNS D. DE ESTIRIA CARINTIAD. DE CARNIOLAD. DE

TIROLC. DE ARZO. DE SALZBURGO

BAVIERAE. DE

E. DE SAJONIA D. DE SAJONIA

E. DE BRANDEMBURGO

MECKLEMBURGOD. DE

POMERANIA OCCIDENTALPOMERANIA ORIENTAL GUSTROW

ALTA LUSACIA

BAJA LUSACIA

WURZBURGOOB. DEBAMBERGOB. DE ANSBACHM. DE

ARZO. DEMAGUNCIA ISENBERGC. DE DARMSTADTDE HESSE-L.

  • HESSE-CASSELL. DE PAÍSES BAJOS ESPAÑOLES WESTFALIAD. DE O. DE LIEJAD. DEJÜLICH ARZ. DE TRÉVERIS

C. DE FRISIAORIENTALOLDEMC. DE BURGOARZO. DEBREMEN BRUNSWICKLÜNEBURGD. DE

GLUCKSTADTHOLSTEIN-

FRANCO-CONDADO

D. DE

LORENA

PADERBORNOB. DE

RAVENS-BERGDEC. DELIPPE WALDECKC. OF

PALATINADO

BERGD. DEMARK

M.

DE

BADEN BRISGOVIAFÜRSTENBERGD. DE

OB. DE TRENTO

D. DE SILESIA

C. DE HOYA

BAYREUTHM. DE

MAGDEBURGOARZO. DE

BASILEAOB. DE

D. DE BAR

LIEGNITZP. DE

VORARLBERG

FREISINGOB. DE

OB. DE FULDA HERSFELDP. DE

D. DE CALEN- BERG P. DE ANHALT

RATISBONAOB. DE PASSAUOB. DE OB. DE

ESTRASBURGO

ARZ. DE COLONIA

C. DE LINGENOSNABRÜCKOB. DE

EICHSFELD

RUGEN

HENNENBERGC. DE

D. DE CLEVES

SPONHEIMC. DE

HADELN

VOGTLAND P. DE PALATINADO-SULZBACH

OB. DE BRIXEN

WOHLAUP. DE P. DEBRIEG

OB. DE VERDEN

ZWEIBRCKENP. OF

OB. DEMINDEN

OB. DE KAMMIN SCHWERIN

OB. DELÜBECK P. DELAUENBURG

C. DESCHWARZ-BURG

HOLSTEIN-GOTTORP Peene

KEMPTENA. DE

Prignitz Ukermark Altmark Mittelmark Neumark

FRANCIA

CONFEDERACIÓNSUIZA

SABOYAD. DE P. DE REPÚBLICAVENECIADE PIAMONTE D. DEMILAN

HUNGRÍA

POLONIA

PRUSIAD. DE

PROVINCIAS UNIDASDE LOS PAÍSES

BAJOS

DINAMARCA

OTOMANOIMPERIO

SUNDGAU

Mar del Norte Mar Báltico

AdriáticoMar

Rin Lago Constanza Aar ReussLimmat Rin

2° 4° 6° 8° 10° 12° 14° 16° 18° 20° 22° 54°

52°

50°

48°

46°

Sacro Imperio RomanoGermánico, 1648

El imperio después de la Paz de Westfalia, 1648.

Tras la Paz de Westfalia de 1648, empezó el declive del Imperio. Supuso la pérdida de la mayor parte del poder real del emperador y una mayor autonomía de los 350 Estados resultantes, permitiendo incluso la formación de alianzas con otros Estados de forma independiente; se agruparon en torno a los grandes Estados europeos con los que tenían identidad religiosa e influencia política, de manera que los Estados católicos del sur se agruparon en torno a Austria-Hungría, los luteranos del norte jun- to a Brandeburgo (integrante del futuro Reino de Prusia) y el Imperio Sueco, y los del oeste, predominantemen- te calvinistas, ingresaron a la órbita de influencia de las Provincias Unidas y del Reino de Francia. A todos los efectos, el Sacro Imperio Romano pasó a ser una confe- deración de Estados de difícil cohesión y rivales entre sí.

3 La implosión del Imperio

A la muerte de Carlos VI de Alemania (1711-1740), el Imperio se vio sacudido por una serie de crisis que pusie- ron en evidencia su decadencia final. El surgimiento de Prusia bajo el reinado de Federico II el Grande y las su- cesivas guerras, Sucesión Austriaca y de los Siete Años, serían las más importantes. Desde hacía tiempo que la suerte del Sacro Imperio estaba asociada a la situación del Imperio austríaco, de su casa reinante, los Habsburgo, y

de la postura que asumieran los demás cuerpos políticos del imperio frente a ésta, que a pesar de su preeminencia sobre las demás casas reales del imperio vería mermado su poder por las rivalidades que mantendría con otras po- tencias, como Francia, el Imperio Ruso, Prusia (la otra potencia germana emergente e integrante del Sacro Im- perio) e incluso con el Imperio Británico, debido a ten- tativas de los Habsburgo de extender su influencia sobre los mares dominados por aquel tras la decadencia naval de España, las Provincias Unidas y Portugal. Finalmente, el 6 de agosto de 1806 el Imperio des- aparecería formalmente cuando su último emperador Francisco II (desde 1804 emperador Francisco I de Austria), a consecuencia de la derrota militar a manos del ejército francés de Napoleón Bonaparte, decretó la supre- sión del Sacro Imperio con la clara intención de impedir que Napoleón se apropiara del título y la legitimidad his- tórica que éste conllevaba. Los sucesores de Francisco II continuaron titulándose emperadores de Austria hasta 1918.

4 Análisis

El relato de la historia moderna de Alemania está gene- ralmente determinado por tres factores clave: el Reich, la Reforma y, en su etapa final, la bicefalia entre Austria y Prusia. Muchos han sido los intentos de explicar por qué el Imperio, a diferencia de la vecina Francia, nunca llegó a conseguir un poder fuertemente centralizado sobre sus territorios. Entre las razones más habituales se incluyen:

  • El Imperio fue desde sus inicios una entidad muy fe- deral: Si Francia mayoritariamente había formado parte del imperio romano, en las partes orientales del reino franco las tribus germánicas eran mucho más independientes y renuentes a ceder poder a una autoridad central. Todos los intentos de convertir el cargo de rey en hereditario fracasaron, mantenién- dose el de monarca como un cargo electivo. Por ello, cada candidato a la corona debía realizar una serie de promesas a los electores, las llamadas Wahlkapi- tulationen (capitulaciones electivas), garantizando a los distintos territorios más y más poder a lo largo de los siglos. Se revelaba entonces la gran dificultad de que el Sacro Imperio tuviera un sólido poder centra- lizado, en contraste con otros países europeos que lo lograron a través de la institución monárquica, que supuso un retroceso en el sistema político feudal, lo que en el Sacro Imperio no ocurrió en la mayor par- te de sus Estados o sucedió de forma muy dispar y tardía.

  • Debido a sus connotaciones religiosas, el Imperio como institución quedó seriamente dañado por las disputas entre el papa y los reyes de Alemania, en relación a su coronación como emperadores. Nunca

13

[5] Ehlers, Joachim (1993). «Natio 1 Deutschland und Frankreich». Lexikon des Mittelalters (en alemán) 6. Mú- nich y Zúrich: Artemis & Winkler. p. 1037. [6] Willoweit, Dietmar (2009). Deutsche Verfassungsges- chichte. Vom Frankenreich bis zur Wiedervereinigung Deu- tschlands. Múnich: vol. 6, secciones 13, 15, 21 y 22. [7] Svoboda, Karl J. (2003). Schwerpunkte des Privatrechts. Versicherungswirtschaft, pág. 7.

[8] Artehistoria -Pontificado de Aviñón-

7 Bibliografía

  • Heinz Angermeier, Das Alte Reich in der deutschen Geschichte. Studien über Kontinuitäten und Zäsuren, München 1991

  • Karl Otmar Freiherr von Aretin, Das Alte Reich 1648–1806. 4 vols. Stuttgart, 1993–

  • Peter Claus Hartmann, Kulturgeschichte des Heiligen Römischen Reiches 1648 bis 1806. Wien, 2001

  • Georg Schmidt, Geschichte des Alten Reiches. Mün- chen, 1999

  • James Bryce, The Holy Roman Empire. ISBN 0-333- 03609-

  • Jonathan W. Zophy (ed.), The Holy Roman Empire: A Dictionary Handbook. Greenwood Press, 1980

  • Deutsche Reichstagsakten

  • George Donaldson, Germany: A Complete History. Gotham Books, New York 1985

  • Francis Rapp, Le Saint Empire romain germanique: D'Otton le Grand à Charles Quint. Seuil, 2000

8 Enlaces externos

  • Wikimedia Commons alberga contenido multi- media sobre el Sacro Imperio Romano Germáni- co. Commons

  • 1570 map of H.R. Germany with double-headed eagle flag

  • List of Wars of the Holy Roman Empire

  • Deutschland beim Tode Kaiser Karls IV. 1378 (The Holy Roman Empire at the death of emperor Char- les IV.) taken from “Meyers Kleines Konversations- lexikon in sechs Bänden. Bd. 2. Leipzig u. Wien: Bi- bliogr. Institut 1908”, map inserted after page 342

  • Mapa interactivo del Sacro Imperio Romano en 1789

  • Mapa detallado 1648

  • Mapa simplificado de las religiones en Imperio en 1618, y mapa del Imperio en 1512

14 9 ORIGEN DEL TEXTO Y LAS IMÁGENES, COLABORADORES Y LICENCIAS

9 Origen del texto y las imágenes, colaboradores y licencias

9 Texto

  • Sacro Imperio Romano Germánico Fuente: es.wikipedia/wiki/Sacro_Imperio_Romano_Germ%C3%A1nico?oldid= 95776158 Colaboradores: Moriel, JorgeGG, ManuelGR, Sanbec, Zwobot, Nickel Spider, Dodo, Ejmeza, Sms, Rsg, Cookie, Galio, Hinzel, Yakoo, Lew XXI, Joselarrucea, Fmariluis, Periku, Arrt-932, Ecemaml, Renabot, FAR, LeonardoRob0t, Ibouso, Juansempere, Petronas, Orgullomoore, Rembiapo pohyiete (bot), LeCire, Orgulloboteswiki, RobotQuistnix, Francosrodriguez, Chobot, Caiserbot, Aeoris, Yrbot, Amadís, BOT-Superzerocool, FlaBot, BOTijo, .Sergio, YurikBot, Wiki-Bot, Sasquatch21, Wewe, KnightRider, Eskimbot, Maldoror, Chlewbot, Ketamino, Tomatejc, Paintman, CEM-bot, 333, Damifb, Kankan, Durero, Baiji, Davius, Rastrojo, Der wilde Man, Jorge, Symposiarch, Escarlati, Dorieo, Thijs!bot, RoyFocker, Jordissm, Ángel Luis Alfaro, Will vm, Botones, Cratón, Danini, Gusgus, JAnDbot, Mikelele, Pedro, Omadon, Kved, Lecuona, CommonsDelinker, TXiKiBoT, Netito777, Rei-bot, Carturo222, Chabbot, Idioma-bot, Pólux, Trasamundo, AlnoktaBOT, Mao Zaluchi, VolkovBot, DGM70’s, Urdangaray, RaizRaiz, Snakeyes, Technopat, Matdrodes, Synthebot, BlackBeast, Lucien leGrey, AlleborgoBot, 3coma14, Shadowxfox, Muro Bot, Racso, SieBot, Alefgorka, Carva91, Tubalcain, Alexandrefarinelli, Sarcoidosis, Obelix83, Rigenea, Daniarmo, Drinibot, Toño Zapata, BOTarate, Manwë, Husar de la Prin- cesa, Pedro Felipe, Relleu, LTB, Tirithel, Mutari, Fer2, Canaan, Antón Francho, SPQRes, Buho07, Quijav, Eduardosalg, Leonpolanco, Rowanwindwhistler, Botito777, Petruss, Pitxulin1, Alexbot, Josetxus, Darkicebot, BRONZINO, Grupodelosdos, Nepenthes, Ravave, SilvonenBot, UA31, Fernando Martínez Vallvey, AVBOT, David0811, MastiBot, Tanhabot, Peti610bot, Diegusjaimes, DumZiBoT, MelancholieBot, Sardur, Luckas Blade, Arjuno3, Bersinio, Andreasmperu, Luckas-bot, Alpinu, MystBot, Nallimbot, Ptbotgourou, Casio de Granada, Yonidebot, XZeroBot, ArthurBot, Rodelar, SuperBraulio13, Almabot, Ortisa, Morancio, Xqbot, Jkbw, SassoBot, Seudodata, Farkasven, Botarel, Textor Texel, AQUIMISMO, Morogosoeswiki, TiriBOT, Hprmedina, TobeBot, Halfdrag, Marsal20, SYCTDM, Llaurita, PatruBOT, KamikazeBot, Juangete, Ripchip Bot, Srecuero, Foundling, Fliz82, Edslov, Afrasiab, EmausBot, Yomismojeje, ChessBOT, Sergio1998, WikitanvirBot, Movses-bot, Juanrebollo, Abián, MerlIwBot, Shuujin, KLBot2, Renly, Helokity, Amolbot, MetroBot, Flako diaz, Enredados, Gusama Romero, Vetranio, Jr JL, LlamaAl, Elvisor, Violin300, Helmy oved, Tupeorpesadilla, Haebel, Jdiegosk8, Hubertl, Lavanesitala, Addbot, Hans Topo1993, MrCharro, Jarould, TNB, Episcopus30, BenjaBot, DanielMedinaLuna, Kilahuancu, Jualve, Gonzalo moscardo, Cotelani y Anónimos: 326

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  • Archivo:Flag_of_the_Holy_Roman_Empire_(1200-1350).svg Fuente: upload.wikimedia/wikipedia/commons/1/13/Flag_ of_the_Holy_Roman_Empire_%281200-1350%29 Licencia: Public domain Colaboradores: Trabajo propio (simple geometric design ineligible for copyright) Artista original: User:Madden
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Sacro Imperio Romano Germánico

Asignatura: HISTORIA GENERAL DEL DERECHO (6227 )

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Sacro Imperio Romano Germánico
El Sacro Imperio Romano Germánico[1] (en alemán:
Heiliges Römisches Reich; en latín:Sacrum Romanum Im-
perium oSacrum Imperium Romanum[2]—para distin-
guirlo del Reich alemán de 1871—, y también conocido
como el Primer Reich oImperio antiguo) fue una agru-
pación política ubicada en la Europa occidental ycentral,
cuyo ámbito de poder reca en el emperador romano
germánico desde la Edad Media hasta inicios de la Edad
Contemporánea.
Su nombre deriva de la pretensión de los gobernantes me-
dievales de continuar la tradición del Imperio carolingio
(desaparecido en el siglo X), el cual había revivido el títu-
lo de Emperador romano en Occidente,[3] como una for-
ma de conservar el prestigio del antiguo Imperio romano.
El adjetivo «sacro» no fue empleado sino hasta el reinado
de Federico Barbarroja (sancionado en 1157) para legi-
timar su existencia como la santa voluntad divina en el
sentido cristiano. Así, la designación Sacrum Imperium
fue documentada por primera vez en 1157,[4] mientras
que el título Sacrum Romanum Imperium apareció hacia
1184[4] y fue usado de manera definitiva desde 1254. El
complemento Deutscher Nation (en latín: Nationis Ger-
manicæ) fue añadido en el siglo XV.
El Imperio se formó en 962 bajo la dinastía sajona a par-
tir de la antigua Francia Oriental (una de las tres partes en
que se dividió el Imperio carolingio). Desde su creación,
el Sacro Imperio se convirtió en la entidad predominan-
te en la Europa central durante casi un milenio hasta su
disolución en 1806. En el curso de los siglos, sus fron-
teras fueron considerablemente modificadas. En el mo-
mento de su mayor expansión, el Imperio comprendía
casi todo el territorio de la actual Europa central, así co-
mo partes de Europa del sur. Así, a inicios del siglo XVI,
en tiempos del emperador Carlos V, además del territo-
rio de Holstein, el Sacro Imperio comprendía Bohemia,
Moravia ySilesia. Por el sur se extendía hasta Carniola
en las costas del Adriático; por el oeste, abarcaba el con-
dado libre de Borgoña (Franco-Condado) y Saboya, fue-
ra de Génova,Lombardía yToscana en tierras italianas.
También estaba integrada en el Imperio la mayor parte de
los Países Bajos, con la excepción del Artois yFlandes,
al oeste del Escalda.
Debido a su carácter supranacional, el Sacro Imperio nun-
ca se convirtió en un Estado nación o en un Estado mo-
derno; más bien, mantuvo un gobierno monárquico y una
tradicn imperial estamental. En 1648, los Estados veci-
nos fueron constitucionalmente integrados como Estados
imperiales. El Imperio debía asegurar la estabilidad polí-
tica y la resolución pacífica de los conflictos mediante la
restriccn de la dinámica del poder: ofrecía protección
a los súbditos contra la arbitrariedad de los señores, así
como a los estamentos más bajos contra toda infracción
a los derechos cometida por los estamentos más altos o
por el propio Imperio.
Entonces, el Imperio cumplió igualmente una función pa-
cificadora en el sistema de potencias europeas; sin em-
bargo, desde la Edad Moderna, fue estructuralmente in-
capaz de emprender guerras ofensivas, extender su poder
o su territorio. Así, a partir de mediados del siglo XVIII,
el Imperio ya no fue capaz de seguir protegiendo a sus
miembros de las políticas expansionistas de las potencias
internas y externas. Esta fue su mayor carencia y una de
las causas de su declive. La defensa del derecho y la con-
servación de la paz se convirtieron en sus objetivos fun-
damentales. Las guerras napoleónicas y el consiguiente
establecimiento de la Confederación del Rin demostra-
ron la debilidad del Sacro Imperio, el cual se convirtió en
un conjunto incapaz de actuar. El Sacro Imperio Romano
Germánico desapareció el 6 de agosto de 1806 cuando
Francisco II renunció a la corona imperial para mante-
nerse únicamente como emperador austríaco, debido a
las derrotas sufridas a manos de Napoleón I.
1 Naturaleza del Imperio
El Sacro Imperio Romano Germánico se originó en la
Francia Oriental. Debido a su naturaleza prenacional
y supranacional, el Imperio nunca se convirtió en un
Estado nación moderno, como en el caso de Francia por
lo que nunca se desarrolló un sentimiento nacionalista
integral.[5]
El Imperio mantuvo una organización monárquica y cor-
porativa, dirigida por un emperador y los Estados im-
periales con muy pocas instituciones comunes. El poder
del Imperio no se encontraba únicamente en manos del
Emperador romano germánico ni de los príncipes elec-
tores o de un conjunto de personas como la Dieta Im-
perial; por ello, el Imperio no puede ser entendido como
un Estado federal ni como una confederación. Tampoco
era una simple aristocracia uoligarquía.[6] No obstante,
presenta características propias de todas estas formas es-
tatales. La historia del Sacro Imperio es marcada por
la lucha en cuanto a su naturaleza. Así como nunca lo-
gró romper la obstinación regional de sus territorios, el
Imperio se vino abajo en una confederación informe: la
Kleinstaaterei.[7]
1