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Vengo del Sol - Flavio M. Cabobianco

buen relato de un niño que narra que vino del sol
Asignatura

Fisica (00123)

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Año académico: 2017/2018
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Universidad Tecnológica del Perú

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VENGO DEL SOL

v2.

FLAVIO M. CABOBIANCO

1991

(Los dibujos han sido incluidos en esta edición digital)

Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusión, y con el propósito de

que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN

Para descargar de Internet: “ELEVEN” – Biblioteca del Nuevo Tiempo Rosario – Argentina

Adherida al Directorio Promineo: promineo.gq

y a Libros de Luz: librosdeluz.tripod

Vengo del Sol 1991, Flavio Cabobianco Compilación General: Ama Hilde Brostrom Digitalizador: @ Hernán (Rosario, Arg.) L34 – 13/05/

Í N D I C E : Í N D I C E :

Prólogo El ángel del olvido – Recuerdos

Te presento a mi familia Habla mi papá – Habla mi mamá - Habla mi hermano - Habla Ama

Paseando por el mundo de las ideas La vida es un truco – La realidad - La agenda - La vida es traspasante – Rayuela - Tiempo y destino - Los milagros – Informador - Sólo de Dios - La muerte y la nada - La verdad - Vida y aprendizaje - Alma y voluntad - El alma y la máscara - Los deseos – Enemigo - Antes de dormir

Encuentros La misión – Extrañar – Cartas – El Almín y el Almán

Mi hermano Marcos Compañero de vida – Mensajes de Dios - La casa de Dios – Conexión - Los ángeles y el cordero - Hablando con D ios - Sobre un ángel - Dios, Jesús, los ángeles – El Sol y la Luna – Viajando hasta Dios – Encuentro con un Lama – El monstruo y la nave del amor – El lugar de luz – El guardián de las plantas – El juego del destino – Karma (cuento)

Conversando en familia Los malos, la vida, el tiempo – La forma de las cosas – Jesús y Sirio – Los fantasmas – Cómo nacen los bebés – Los números

Dios y el amor Dios y el amor – Las cosas de Dios – El imán del amor – Navidad 1989

Mis libritos El fuego mental – La Tierra – El sistema del cuerpo – La Tierra y los humanos – Cómo se formó la materia – Cómo surgió el esquema del Universo – El recorrido de las almas

El esquema del Universo Los cuatro elementos – Hablando con Ama y Felicitas – Charlando con Ama

Interpretaciones El estado de las cosas – La ronda de las almas – La energía de los planetas – El alma y sus manifestaciones – La víbora de dos cabezas

Tiempo-Espacio

C O N T R A P O R T A D A : C O N T R A P O R T A D A :

Todos somos partecitas salidas de Dios Flavio, 6 años.

O sea, la muerte, como final de la vida, no existe; la vida sigue, de otra manera, seguimos siendo parte de la vida que viene de Dios y que vuelve a Dios. Flavio, 6 años.

Entre muchos destinos se forma el único destino. El destino de la humanidad. Dios no tiene tiempo. Está fuera del tiempo. Todo lo que está dentro del tiempo empieza y termina. Flavio, 6 años.

Para ayudar a los chicos hay que ayudar a los grandes. Si los padres están abiertos, van a cuidarlos sin imponerles sus propias ideas, su visión del mundo. Lo principal es darles espacio, darles tiempo, dejarlos pensar, dejarlos que hablen. Es importante hablarles de Dios, de lo espiritual pero sin insistir en que se tiene la Verdad. Flavio, 8 años.

seguro de que volverá, pues siempre viene a visitarme. Soy él en algunos sueños o cuando estoy con alguna alma que se le parece, así Flavito dice "éste es mi turno". Nunca podré escribir un final tan trágico y feliz como el del Principito. Flavito estaba vivo y no era ningún Principito. Ambos habían caído de una estrella. Un día se encontraron en el Sahara y se pusieron a tocar el bajo porque el zorro estaba resfriado y le dolía la cabeza. Otros dicen que eran parientes y la cuestión aquí meramente es: ¿tiene ADN el Principito? Creo que Flavito tenía simplemente por el Principito aquel respeto natural que se tiene por las figuras míticas que uno no termina de conocer. También hubo omisiones. Flavito se peleaba con su hermanito a menudo. El capítulo de la sangre mala y buena concluyó dirimiéndose en el plano de lo físico. Marcos ataca a su hermano. Flavito se hacía pis en la cama hasta los ocho años y comía helado de frutilla. Creo que más de la mitad de las cosas que dijimos Marcos y yo cuando pequeños no están incluidas en este libro. Muchos diálogos los manteníamos, en nuestra temprana infancia, sin estar presentes nuestros padres. A veces no tomaban notas, y las servilletas saben perderse. Todos los niños sensibles tendrían un "bunch" de cosas interesantes que decir, y sin embargo, no afectaría esto su vida. Antes de decidir publicar el libro, mi vida era la que podía tener cualquier chico. Me la pasaba jugando la mayor parte del tiempo con mi hermano: playmóviles, cuentojuegos, dibujiles. Cuando conté que iba a publicar un libro, en mi escuela todos lo recibieron muy bien. Un amiguito se me acercó y me dijo que él había pensando que había muchas Tierras, y así, sucesivamente. Los chicos tienen para decirnos. Joseph Chilton Pearce, en Evolution's End, habla sobre la importancia de una Paideia diferente. Cuenta de un niño

2 que a los ocho años se queda ciego, y sus padres le informan que ha entrado a un nuevo mundo y que debe mantenerlos al tanto. Así el niño, hoy artista y escritor, que en un principio estaba asustado de la oscuridad y se golpeaba contra todo objeto, descubre, luego, la naturaleza de la luz que sale de adentro. Después empieza a ver los colores y, por último, las formas. Así ve el niño ciego sin necesidad de percibir "un nuevo mundo". Fui a visitar a Pearce en su casa de Virginia. Lo encontré profundamente amoroso. Flavio, Flavito y todos aquellos de los que querrán, tal vez, saber paradero, son partes de un todo, un yo, que es, a su vez, parte de otro todo, un almín diría Flavito, y luego un almán y luego infinitos todos que tienden a Dios, como una parábola que tiende al infinito o puesta en abismo que tiende a cero. Te caíste. Flavio

Dedico esta edición, tan blanca edición, a mi gata, mi hermano y a las niñas que me acompañarán.

E S C R I T OE S C R I T O E NE N M IM I D I A R I OD I A R I O

(Extractos 1996-1997)

El libro que terminé de gestar cuando tenía aún diez años cambió mi vida rotundamente. ¿Quién soy yo ahora? Se supone que no se puede volver a ser el niño que fuiste, pero esa es una mentira cruel. Uno es lo que fue y lo que será.

2 Jacques Lusseyran, escritor, filósofo y profesor

El tiempo fluye al revés de lo que nuestra cultura cree que fluye. El pasado es una construcción que sostiene el presente. El tiempo nos atraviesa y hacemos un esfuerzo para sostenernos y permanecer en estas coordenadas, tan convencionales como los paralelos y meridianos marcados en el globo terráqueo. Nuestra memoria sostiene y construye una imagen de nosotros mismos, pero el pasado nos encierra y proyecta un futuro que lo refracta... más de lo mismo. Por eso no se puede alterar nuestro futuro sin revisar nuestra versión del pasado. Nos educan para creer que el pasado está hecho y que no hay nada en el futuro. Esta visión del tiempo lineal nos cuestiona volver a ser lo que ya fuimos (el niño, por ejemplo) y nos impide deslizamos en cualquier dirección por las hebras del tiempo. Una vez miraba a una arañita tejiendo una tela sutil, casi transparente. Tenía que mirar a trasluz para ver el entramado de la red. Un pesado moscardón cayó en ella, no vio la tela, no la vio... Yo le tengo algo de fobia a las arañas. No es fácil ver las líneas, las hebras que teje el núcleo de nuestro ser. Soy el moscardón distraído pero soy también la araña que despliega su red. La realidad, la trama verdadera de la realidad, sólo es visible a veces, a veces es posible vislumbrar los caminos que uno mismo lanza hacia el oscuro y sensible futuro. Tenemos la opción de inventarnos, si logramos fluir, ondular en la red... podemos no enredarnos en la trama viscosa del presente. Nos educan para olvidar que creamos, co-creamos lo que llamamos realidad. La vida es tan mágica... vivir es un acto creativo. A veces estoy confundido. Estar confundido es fantástico porque es estar aprendiendo y estar vivo. Hay gente que tiene todo muy claro, clarísimo. Vivir en una claridad total se parece demasiado a una oscuridad total, los opuestos se tocan. Hay un montón de cosas que no puedo explicarme porque soy virgen en varios aspectos. El sexo es una forma de la energía física que nos conecta a través del cuerpo con la añoranza de la unidad. Cuando me siento enamorado pienso en ella, en el tema de las almas gemelas y empiezo a entender un poco. Yo soy mi propio universo y mi universo tiene unas pocas conexiones reales con otros universos, y cuanto más real es una relación, más intemporal es, más fuera del artificio del tiempo lineal. Por eso puedo decir: te conozco, pero no te conozco. Por eso, el amor verdadero te modifica y modifica el mundo. Un vínculo esencial mueve lo que eres, te cambia, te crea, te re-crea. Es una conexión entre universos. La escritura es para que hable el alma; o si no, no vale la pena. No quiero escribir sin pasión, ser vocero de la sociedad o de intereses personales. No hay una manera correcta de leer este libro ni de vivir esta vida.

C Ó M O C Ó M O H I C EH I C E E LE L L I B R OL I B R O

A los ocho años conocí a Ama y tuve varias charlas con ella. Le interesaron mucho las notas tomadas por mi mamá cuando yo era más chico, mis dibujos, "los libritos" y mis primeros escritos. Nos propuso ordenar ese material para hacer un libro. Luego Felicitas ayudó tipeando el material en su computadora. Nos reunimos varias veces para corregir y le dicté explicaciones a algunos esquemas. Ana sugirió el orden de los capítulos y les pidió a mis padres que escribieran sobre sus experiencias con nosotros. Marcos aceptó que pusiéramos las notas que guardaba mi mamá sobre él, además de colaborar con algunos comentarios y un cuento. Cuando revisamos los textos decidí mantener mi manera de hablar de cuando era más chico. También respeté las palabras que había inventado para expresar ideas que no se pueden decir en idioma alguno, como "traducidor", "almín" y "almán". El prólogo fue lo primero que escribí especialmente para este libro. Más tarde fui ampliando con comentarios los esquemas anteriores. Por eso hay varias versiones del Esquema del Universo, el primero, escrito a mano a los siete años, hice una explicación más amplia a los ocho y a los nueve agregué los comentarios para el Esquema desplegable del Universo. A principio de año tuve mi computadora y aprendí a usar el procesador de textos. Me entusiasmé mucho y pude escribir yo solo los últimos temas del libro.

Prefiero expresarme en un libro porque tiene vida, tiene mi energía. Al abrir sus hojas otorga todo lo que tiene para entregarlo al mundo. Flavio, 10 años

Flavio, 8 años

E L E L Á N G E LÁ N G E L D E LD E L O L V I D OO L V I D O

Papá — Hay un antiguo mito que dice que todos los niños, antes de nacer, están en contacto con las verdades de Dios. Pero en el momento de nacer un ángel les da un beso en los labios y les sella la boca. Es el ángel del olvido. Por eso los hombres tienen que aprenderlo todo; no recuerdan nada. Flavio — Sí, es así. Pero yo ya estaba avisado, y cuando vino el ángel me esquivé, y apenas me tocó. Por eso me acuerdo. Es muy triste olvidarse. Ahora cada vez más niños van a traer el recuerdo de Dios. Pero lo más difícil no es recordar sino ponerlo en palabras. Flavio, 5 años

R E C U E R D O S R E C U E R D O S

Tengo más recuerdos de antes de nacer que de mis primeros tres años de vida. Antes de nacer veo todo, tengo todas las perspectivas. Mi vista no tiene límites, porque no tengo ojos físicos. Por primera vez estoy cerca de un planeta tan denso. Me fui preparando, pasando por otros planetas donde podía ensayar lo físico. Era como aprender a escribir en el aire, sin usar el lápiz. Pero esto es muy distinto, muy raro; voy a tener un cuerpo material. Traigo algunos datos básicos para poder estar acá: sí y no, tiempo y espacio. Este es un mundo de opuestos. Recuerdo cientos de bolas luminosas, todo lo viviente es una bola de luz. Veo algunas que me pueden ayudar a vivir en este planeta tan duro. Veo dos posibles madres: una con el ego fuerte y otra con el ego más suave pero justo. Esta última está acompañada por otra bola de luz que brilla mucho; ahora puedo decir que con el color verde y violeta. Ellos me atraen porque están unidos por el amor. Serán mis padres. Sé que tengo que ir. Empiezo a sentirme cada vez más atraído hacia ellos. Aparece un túnel luminoso; alrededor hay oscuridad. Cuando entro me siento muy apretado, muy encerrado. Para mí, nacer en este mundo, es como morir para los humanos: es pasar a un plano difícil y desconocido. Cuando entro en mi madre empieza el proceso físico de mi vida. Me voy a su mente, porque es la parte más sutil que encuentro; desde ahí, dirijo la evolución de mi cuerpo.

Al nacer sigo prendido a la mente de mi madre, aunque mi cuerpo ya está sobre la tierra. Creo que por eso no me acuerdo de nada personal hasta los tres años: seguía muy unido a ella. Después mi mamá me contó que toda esa época veía el mundo raro, y claro, eso le pasaba porque yo trataba de entender al mundo a través de su mente. Una noche mis padres fueron al cine a ver una película. (The wall). Yo la vi con ellos. Había una parte, con dibujitos animados muy terribles, y otra parte muy triste sobre un nene que no tenía papá. Ahí me di cuenta que yo dependía demasiado de mi mamá. Sabía que había llegado el momento de salir a enfrentarme al mundo. Mi hermano ya tenía seis años y tenía que unirme a él; podía ayudarme. Es un alma muy buena, muy vieja en este planeta, tiene energía del planeta Marte y vino a experimentar el color rojo. El y yo somos un equipo de almas. Marcos nació primero para abrirme camino con su fuerza. Mi primer recuerdo propio es al otro día de ver la película. Me veo corriendo a la cama de mi mamá para abrazarla muy fuerte. Me dolía la cabeza y no me podía olvidar de los dibujitos y de la música; me puse a cantarla. Cuando les conté a mis padres lo que había visto a la noche se asombraron mucho. No entendían nada y yo no les podía explicar todavía. Era muy chico, tenía más imágenes y sonidos que palabras. Marcos les dijo que yo, mientras dormía, me había salido del cuerpo para ir con ellos al cine. A mí me retó y me dijo que no tenía que hacer más esas cosas. Cuando empecé a tener mente propia esta realidad me era muy difícil. Me costaba mucho manejarme con el cuerpo y sobre todo, comer. Comer es una manera muy indirecta de tomar la energía que se necesita, y no podía acostumbrarme. De día estaba cansado; de noche viajaba por otros planetas. Mi trabajo, mientras dormía, era ser "informador". Transmitía a seres de otros mundos, con ondas telepáticas, cómo es la Tierra. Todo les parecía muy raro. Sabía que tenía que estar aquí, pero me resultaba muy difícil y me sentía muy sólo. Mi hermano seguía creciendo y se empezaba a cerrar un poco. A los cinco años conocí a una señora brasileña, que trabajaba enseñando cosas espirituales. Fue un encuentro importante porque ella tenía mi misma misión. Me contó que cuando era chica también le costaba mucho estar encarnada, y me explicó que tenía que tomar una decisión. Me dijo que mi cuerpo era el instrumento para cumplir mi tarea en la Tierra, que tenía que aprender a manejarlo y alimentarlo con energía tomada del plano físico. Eran cosas que yo ya sabía, pero me hizo bien escucharla. Después me fui encontrando con otras personas que también vinieron a hacer el mismo trabajo. Nuestra misión es ayudar en este cambio. La Tierra está empezando a ser menos física, más espiritual. Algunos dicen que me voy a cerrar a lo espiritual cuando sea más grande, pero yo no lo creo. Sé que no puedo olvidar nada que esté en mi esencia. Flavio, 9 años

Yo soy así: grandes ojos y pies muy grandes para agarrarme fuerte a la Tierra. Flavio, 4 años

Marcos, más intuitivo, con una gran capacidad de adaptación al medio, tiene además una exquisita inocencia para aceptar con amor, lo que es. Sabe ver el lado risueño de la vida y lo expresa plenamente con su risa. Cuando Marcos ríe irradia amor. Disfruta escribiendo, dibujando, inventando juegos. Es capaz en lo intelectual y hábil en lo corporal. Flavio, más teórico, tiene una extraordinaria simplicidad para expresar lo esencial de una verdad interior. Impacta poderosamente con la fuerza que le da su conexión con esa verdad. Los velos caen ante la sencillez de sus palabras. Insiste y necesita elaborar teorías cada vez más precisas y exhaustivas de su visión espiritual. Se revela como un niño tímido y sensible, de salud algo delicada, muy dependiente del clima afectivo que lo rodea. Poco a poco comprendo que los dos niños tienen un núcleo de sabiduría interior en común, pero funciones muy diferentes. Sin duda, es Flavio el portavoz. Su misión, como él lo dice, es transmitir información sobre la realidad espiritual. Trae un don adicional, el don de la oportunidad. Siempre percibe con exactitud, sin equivocarse, cuándo, dónde y con quién puede expresarse con plena libertad. Educar a mis hijos, y a la vez aprender de ellos es una experiencia difícil pero apasionante. Mis concepciones sobre la realidad han sufrido una verdadera revolución. Sigo creciendo con ellos. Sin embargo, a pesar de su luz interior, me necesitan para orientarlos en el plano concreto y cotidiano, o como ellos dicen, en su experiencia con lo "denso". La formación de la personalidad de cada uno requiere criterios diferentes, firmeza y límites justos. Este libro es un testimonio fiel de algunos de los múltiples momentos vividos con ellos. Compartirlos, creo que puede ser de utilidad para el tránsito que estamos haciendo hacia nuevas formas de lo humano. Estoy seguro que muchos niños son como Marcos y Flavio, sólo esperando la oportunidad de una actitud abierta para poder expresarlo, para poder no obturar su conexión con la luz. Omar Néstor

H A B L AH A B L A M IM I MM A M ÁA M Á

Creo que mis hijos vinieron a través de mí simplemente porque yo logré recordar. Ahora sé. Todos los niños saben, pero al crecer olvidan lo esencial. A los nueve años, yo vivía en un pueblito al borde de la selva. Faltaba muy poco para ser transplantada a Buenos Aires. Iba a dejar ese lugar tan amado, donde había nacido y crecido, rodeada de luz y naturaleza, para vivir en una enorme ciudad de cemento. Estaba enojada y triste, pero nada podía hacer. Los mayores decidían. Era la hora de la siesta. Una hora mágica. Estaba jugando sola en el fondo de la casa. Entonces sucedió: el tiempo pareció detenerse. Todo quedó en suspenso. Dejé de sentir el calor de la siesta, el susurro del monte. Me sentí mirada. Alguien estaba detrás de mí, observándome, observando a esa niña que era yo. Pero de pronto fui también yo la que observaba, una mujer, mirando con amor y nostalgia a la niña que había sido. Fue el primer contacto intenso, pero fugaz, con la totalidad de mi vida. Esa mujer era madre de dos niños y tenía un compañero al lado. Estaba volviendo a ese lugar, tendiendo un puente de amor y comprensión a través del tiempo, recordándole a la niña que todo era parte de su destino. Fue el esplendor de ser y saber, estar entera, en conexión con la totalidad de mí misma. Al volver a mis nueve años, el dolor de la partida se había disuelto. Me sentía aliviada y protegida. Sabía que irme de mi lugar de origen era parte del orden de mi vida. Ese día hice un solemne compromiso conmigo misma: me prometí no olvidar. Recordar para siempre, aunque olvidara. Recordar que se podía recordar. Años después, ya adolescente, me encuentro con un hombre. Apenas lo veo lo reconozco. Es el hombre que acompañaba a la mujer que yo sería en el futuro, el padre de los niños que vendrían. Yo sé pero él no sabe. Sufro un duro golpe. Es raro que los demás recuerden el futuro. Pero una convicción me tranquiliza. El tiempo tiene que desplegarse y ya llegará el tiempo del encuentro. Seguimos rumbos diferentes y pasan más de cinco años hasta que volvemos a encontrarnos. Esta vez, la relación comienza. O; mejor dicho, recomienza. La confianza mutua es sorprendente. Nos parece conocernos desde hace ya mucho tiempo. Nuestra relación toma la forma de una amistad profunda y comprometida, pero ninguno de los dos se declara enamorado. Dudamos bastante antes de vivir en pareja. Confiamos plenamente el uno en el otro, sentimos y sabemos que de una u otra manera, estaremos siempre juntos. Esta certeza es mutua y nos ayuda a sortear dificultades. Al empezar la convivencia surgen los típicos planteos de rivalidad y celos. Somos muy jóvenes. Cada uno pretende afirmar su identidad. Nos enfrentamos con el dilema arquetípico de todo vínculo: el equilibrio entre libertad e intimidad. Los dos queremos seguir creciendo en lo individual y a la vez seguir juntos. Acordamos un pacto de unión en libertad, basado en una confianza total. Nos resulta difícil, pero logramos mantener una relación intensa y fluida, poco estructurada. Otra experiencia límite, esta vez compartida, intensifica nuestra conexión. Estamos pasando un fin de semana otoñal en una isla. Hace frío y encendemos un brasero. Antes de dormir, lo retiramos de la habitación, pero quedan gases tóxicos.

De pronto soy pura conciencia, una especie de condensación de energía que flota por encima de los árboles. Estoy de nuevo entera, completa, como en mi experiencia de los nueve años. Abajo percibo mi cuerpo inerme, y a mi compañero intentando reanimarlo. Estoy unida a mi parte física por un cordón de niebla. Una vibración, un sonido, tironea de mi ser hacia mi cuerpo. El me llama, grita mi nombre mientras me sacude, pero no quiero volver. Estoy libre y fuera del tiempo. Me resisto a meterme en ese guante apretado que es mi cuerpo. Entonces otra vez tengo una visión fulgurante y condensada de la totalidad de la vida que me resta por vivir. Me doy cuenta que me falta desplegar parte de mi experiencia vital, no sería correcto interrumpirla. Vuelvo. Casi inmediatamente olvido todo lo que sabía, pero me queda una clara certeza: mi vida tiene un sentido y ese sentido trasciende la muerte. Este episodio nos reúne, esta vez, con mucha más fuerza. Seguimos creciendo, con menos conflictos. Hace ya más de diez años que vivimos juntos. Sentimos ganas de tener un hijo. Nuestra relación es más sólida y nos sentimos preparados para ser padres. Gracias a mis "recuerdos del futuro", ya sé que tendré un varón, aún antes de gestarlo. Además, siento su presencia. Tengo un buen embarazo y un parto normal. Cuando nace, me impactan sus ojos. Es un bebé lindo y sano, pero yo lo siento "raro". Tiene una mirada extraña, insondable. Atribuyo estas impresiones a mis inseguridades de madre primeriza. Me voy acostumbrando a él, y dos años más tarde, siento otro niño cerca. Es otro varón. Hubiera preferido esperar, pero el nuevo ser ya andaba rondando. Me embarazo. Vivo intensamente el momento de la concepción. Siento una explosión de luz cuando el ser de ese niño entra en mí. Todo el embarazo es un período de expansión y plenitud. Sin embargo, me cuesta reconocerme a mí misma. Viejos hábitos se modifican. No puedo comer carne ni oler café. Estoy muy sensible a las "ondas" de los lugares y a las vibraciones de las personas. El padre de Flavio y yo nos mantenemos muy unidos. Decidimos que el parto sea asunto nuestro. Y es realmente la experiencia más transmutadora de mi vida. Al llegar las primeras contracciones me siento atravesada por olas de energía. Descubro que al alinearme con la corriente de la vida, el dolor se convierte en placer, la contracción en expansión, el miedo en alegría. Mi compañero me sostiene y me transmite su fuerza. Todo el trabajo de parto es casi una ceremonia. El, yo y el niño por nacer formamos parte de un mismo circuito. Con el último pujo, con la última ola de dolor-placer, soy arrastrada a una extraña experiencia. Mi cuerpo es una breve envoltura atravesada por sucesivos e intermi- nables nacimientos y muertes. El tiempo adquiere una cualidad vertiginosa, nazco y muero reiteradamente. Se interpolan retazos de otras vidas, otras muertes, otros modos de ser. En ese momento, de nuevo sé todo, comprendo todo. Soy, somos condensaciones del proceso de la vida. La muerte es un nacimiento y el nacimiento es una muerte. Al rozar el cuerpecito caliente y pegajoso de mi hijo, vuelvo a ingresar a estas coordenadas de espacio- tiempo. Estoy de nuevo aquí, y él también está aquí. Nos miramos. Sus ojos no me asombran, tiene la misma mirada extraña, insondable, de mi otro hijo. Ahora sé: son de la misma raza, de la nueva raza. Alba

H A B L A H A B L A M IM I H E R M A N OH E R M A N O

Desde que nació mi hermano Flavio supe que teníamos una misión que cumplir. Mi trabajo fue explicarle las leyes de este mundo. El me hacía preguntas insólitas, por ejemplo, por qué los humanos no podían volar como en sus sueños. Yo le respondía divertido y con paciencia. A veces lo retaba cuando se salía del cuerpo para estar cerca de mamá. El es menos denso que yo, pero fue aprendiendo a conectarse más con lo físico. Con él puedo percibir los mismos seres y compartir nuestras experiencias con ellos. Nos divertimos mucho con juegos que inventamos. Son largas historias con múltiples personajes que viven en dimensiones y tiempos diferentes, corren aventuras, marcadas por el que las cuenta. Uno de nosotros es el protagonista y el otro hace de destino. Hay ciertas reglas que respetar y hay que mantener la coherencia. Yo siento que la vida es un gran juego, y este juego nuestro lo refleja. Marcos, 11 años

H A B L A H A B L A A M AA M A

Para alguien que escribe, una vivencia fuerte puede transformarse fácilmente en sencilla para un próximo libro. Un día de agosto de 1989, Alba y Néstor me invitaron a su casa y así pude conocer a una familia muy cálida en donde las energías fluyen libremente. Me relacioné con Marcos y Flavio con facilidad y ellos parecían confirmar todas mis teorías e inquietudes acerca de los niños de hoy, de la Nueva Era, del Tercer Milenio... o lo que uno quiera llamarlo. Cuando Flavio explicó su esquema del Universo tuve la sensación de estar viviendo un día fuera del tiempo, uno de aquellos que se dan solamente muy de vez en cuando.

P A S E A N D O P A S E A N D O P O RP O R E LE L M U N D OM U N D O D ED E L A SL A S I D E A SI D E A S

L AL A V I D AV I D A E SE S U NU N T R U C OT R U C O

Mamá — Déjame ponerte las medias, no muevas el pie. Flavio — No me agarres el pie! Déjame a mí. (Intenta ponerse la media solo). ¿Sabías que el pie no soy yo? Es mi pie, pero yo no soy mi pie, yo no soy mi cuerpo. Tampoco soy mi cabeza. Yo soy más que mi cuerpo. Mamá — ¿Qué querés decir con eso? Flavio — Quiero decir que ésta no es la verdadera realidad. Esta vida es un truco. Mamá — ¿Cómo un truco? Flavio — Un truco, un truco como la magia de mentira de la fiesta de cumpleaños. Lo que estamos viviendo es un truco. Porque sólo existe el alma, que está con Dios. Flavio, 3 años

L A L A R E A L I D A DR E A L I D A D

Flavio — Descubrí que la realidad es verdad. Mamá — ¿Por qué? Flavio — Porque existe Dios. Si Dios no existiera, no existiría la realidad, porque la realidad se apoya sobre Dios. Dios sostiene la realidad, ¿ves? Así: (pone una mano con la palma hacia arriba y apoya la otra). Toda la realidad viene de Dios. Flavio, 4 años

L A L A A G E N D AA G E N D A

Flavio — ¿Para qué es este cuaderno? Está lleno de letras y de números. Mamá — Es mi agenda de este año. Me sirve para anotar cada día lo que tengo que hacer. Esto es el calendario de este año. Hoy es 7 de marzo de 1986, es el cumpleaños de tu abuela. ¿Ves? Anoté: cumpleaños, para no olvidarme. Al principio de la agenda está el calendario de este año. Después tengo una página para cada día, para anotar lo que tengo que hacer. Flavio — ¡Ah! ¡Ya entiendo! Así es la vida dentro del tiempo y del espacio. Sólo que los humanos únicamente se acuerdan de la vida que están viviendo. Y la vida sigue... Cuando doy vuelta una hoja esta vida se termina, y me voy a otra vida. ¿Sabías que hay muchos tipos de vida? Así como en tu agenda hay diferentes formas, números, letras... la vida humana es sólo una de las formas de la Vida. Y la Vida es Dios. Flavio, 5 años

L A L A V I D AV I D A E SE S T R A S P A S A N T ET R A S P A S A N T E

Frente al fuego del hogar, hablando con mi mamá.

Flavio — Desde que hablé con Aída, tengo más hambre. Ya sé que para cumplir mi misión tengo que comer y crecer; necesito mi cuerpo. Así que solté al perrito que estaba encerrado en mi panza, a mi parte animal. Yo estaba demasiado concentrado en mi mente, me olvidaba del cuerpo, y mi cuerpo, mi parte animal, tiene mucha hambre. Ahora aprendí a desconcentrar la mente, no estar tanto metido en la cabeza, a dispersarla por todo el cuerpo. La mente está en la cabeza, pero también está en el cuerpo. El cuerpo se mueve porque la mente le da órdenes. Estoy empezando a formar mi yo. El "yo" sirve para meter al alma en el cuerpo. Pero uno no es ni la mente ni el cuerpo. Uno es la vida, y la vida es todo, es la mente y el cuerpo, está adentro y afuera. La vida es todo y está en todas partes. La vida es traspasante, lo traspasa todo, como los rayos, como la luz.

¿Ves el fuego? El fuego también vive, de otra manera que nosotros, otra clase de vida. Las plantas también tienen vida y mente, una mente diferente a la nuestra, saben que tienen que permanecer adheridas a la Tierra, y crecer. Están también adheridas al Sol. Son muy concentradas y espirituales; tienen un cuerpo muy finito, apenas te acercás y ya te sienten. Las plantas se alimentan directamente de la tierra, no como nosotros que nos alimentamos de las cosas que se alimentan de la tierra. Las flores necesitan de los humanos y los humanos necesitan de las flores. Ellas curan nuestros sentimientos y hasta algunas heridas físicas. Comer flores sería lo mejor para los humanos, porque las flores tienen una larga evolución. Las hormigas también tienen una vida diferente: están conectadas entre sí; forman parte de una sola mente. El hormiguero es una sola mente que tiene un cuerpo disperso en cada hormiga. La mente humana es propia, es solitaria. Los humanos creen que la mente está en el cerebro, y que la vida está en el cuerpo. Pero la vida traspasa el cuerpo y la mente, todos somos parte de la Vida. La vida viene de la estrella de cada uno, y la estrella viene de Dios. Flavio, 5 años

Flavio, 6 años

L O S L O S M I L A G R O SM I L A G R O S

Flavio — Papá, siempre me acuerdo del chiste que me contaste en el auto. Papá — ¿Qué chiste? Flavio — El chiste del hombre que está en una inundación, sobre el techo de su casa. El agua sube y viene un bote a buscarlo. El dice: — No gracias; no me voy. Dios me va a ayudar. El agua sigue subiendo. Viene una lancha de la policía y le dice: — Venga, hombre, se va a ahogar. El contesta: — No, gracias, no me voy. Dios me va a ayudar. Por último, ya el agua llega al techo, y viene un helicóptero. El tampoco quiere irse; piensa: — Dios me va a ayudar. Entonces el agua lo tapa y se muere. El alma sale del cuerpo, y cuando se encuentra con Dios le pregunta: — ¿Por qué no me ayudaste? Dios le contesta: — ¡Claro que te ayudé! ¡Te mandé un bote, una lancha y un helicóptero! ¿Sabes que estuve pensando en ese chiste? Papá — ¿Qué estuviste pensando? Flavio — Ese chiste es muy útil para entender una cosa de los humanos. A veces esperan milagros, esperan que Dios cambie las leyes físicas para mostrar su poder. Ese hombre era un tonto; no sabía que Dios siempre responde, pero si estás en el plano físico, te manda ayuda física, sólo la tenés que saber ver. Cuando una persona siente a Dios no necesita que Dios haga milagros. Flavio, 6 años

I N F O R M A D O RI N F O R M A D O R

Mamá — ¡Cuidado! ¡Casi te caés! ¡Qué trabajo me da cuidarte! Flavio — Bueno, suerte que me agarraste... Pero este es tu trabajo acá en la Tierra, cuidarme. Vos me cuidás y yo tengo que cuidar a miles de almas. Mamá (con cierta ironía) — ¡Así que sos una personita muy importante! Me parece que sos un poco vanidoso... Flavio (con naturalidad) — No me entendés. En el plano físico, a uno le toca cuidar algunas personas. Vos, por ejemplo, me cuidás a mí, a mi hermano... estamos a tu cargo. Yo, como soy un niño, sólo tengo que cuidar a mi gata... Pero en el plano espiritual todos ayudamos a la evolución de muchos seres y a la vez hay seres que nos ayudan a nosotros. Yo, justamente, no tengo demasiadas almas a cargo, vos, seguramente que tenés más que yo. ¿Sabés por qué? Mamá — No te entiendo muy bien. Flavio — Vos sos una "cuidadora", yo soy un "informador". Mi función es informar aquí en la Tierra sobre el plano espiritual, y cuando duermo, mi trabajo es informar a los otros mundos cómo es la vida aquí en la Tierra. Para informar aquí necesito palabras, hablar, explicarme y que me entiendan. En otros mundos es más fácil. Trasmito con ondas telepáticas, y los que quieren, captan. Claro que les parece increíble que exista un mundo como éste. Es muy raro. Mamá — ¿Por qué es tan raro? A mí no me parece. Flavio — A vos no te parece raro porque estás adaptada desde hace muchas vidas. Sos vieja en la Tierra, por eso sos mi cuidadora, me podés enseñar cómo vivir aquí. No te imaginás lo difícil que es explicar a otros seres, algunas cosas. Por ejemplo, para tomar energía los humanos introducen en su cuerpo físico cadáveres de otras formas de vida, usando unos instrumentos (cubiertos). Primero las preparan, cocinan. Todo esto es para extraer apenas un poquitito de energía. Lo que les sobra lo sacan del cuerpo (hacen caca). La energía del Sol la toman más directamente pero no les llega muy bien porque usan ropa. En los demás planetas la extracción de energía es más directa, se absorbe de la Fuente. Otro tema: la forma de comunicarse. Como es un planeta tan denso no funciona bien la telepatía, la transmisión directa por ondas mentales. Por eso existe la mentira. La comunicación se hace con sonidos que salen del cuerpo por un agujero (la boca). El aire mueve las cuerdas vocales y salen las vibraciones que representan a las cosas. Encima, en distintos lugares se hacen sonidos diferentes para decir lo mismo. ¡Es muy complicado! Además existe la gravedad, que es el peso que te tira; estás como aplastado, y no se puede volar. Sólo se puede volar en sueños o con las ondas de pensamiento. Flavio, 6 años

S O L O S O L O D ED E D I O SD I O S

(De las notas de mi papá.)

Al atardecer paseo con Flavio junto al mar.

Papá — ¿Qué te pasa Flavio, que te veo triste? Flavio — Me siento solo. Papá — No estás solo; estás conmigo, estás con mamá, con tu hermano, y todos te queremos mucho. ¿Extrañás la casa de Buenos Aires? Flavio se detiene, me mira con los ojos llenos de lágrimas, y dice entre sollozos: — No entendés. Nadie entiende. No me siento solo de humanos; me siento solo de Dios; no se puede comparar. A esta hora, cuando el Sol se va y todavía no se ven las estrellas ni la Luna, extraño a Dios. Flavio parece más pequeñito aún frente a la inmensidad del mar, en la playa desierta. Trato de consolarlo abrazándolo, pero siento que sólo su cuerpo está ahí. Se abandona a mis brazos pero está muy lejos. Hasta que con un profundo suspiro, se seca las lágrimas y regresa. Me dice: Papá, volvamos a casa. Flavio, 6 años

L A L A M U E R T EM U E R T E YY L AL A N A D AN A D A

Hay palabras que sólo existen en este planeta tan físico, como la palabra nada y la palabra muerte. La palabra nada sola, no puede existir; puede existir nada de algo, pero nada de nada no tiene sentido porque siempre existe Dios. Nunca algo de Dios puede rendirse o no existir. Es imposible la nada y también, nada es imposible. Si a un ser más espiritual, a un ángel por ejemplo, le decís que algunos humanos creen en la nada, no lo pueden entender; se dan cuenta que esos humanos son muy ignorantes. Algunas personas creen que con la muerte se acaba todo. Es cierto que cuando el humano se muere se acaba el cuerpo físico, pero no se muere todo el humano, el alma se va con Dios. Se puede tener un poco de miedo porque es un cambio muy grande, dejar de ser físico, pero es como terminar la escuela, y después seguir aprendiendo, ir a otro grado, o ir a una escuela diferente. O sea, la muerte, como final de la vida, no existe; la vida sigue, de otra manera, seguimos siendo parte de la vida que viene de Dios y que vuelve a Dios. Flavio, 6 años

L A L A V E R D A DV E R D A D

Estoy rodeado de libros, preparando una conferencia, muy abstraído. Se acerca Flavio. Me dice: Flavio — ¿Qué estás haciendo? Papá — Estoy estudiando..., preparando una charla. Flavio — ¿Por qué tantos libros? Papá — Para ver lo que se ha escrito sobre el tema, y plantear lo que yo pienso. Flavio — Esas son las verdades de los otros. Vos tenés que mirar dentro tuyo y decir tu verdad. Papá — Para mí no es tan fácil. Yo he llegado a mi propia verdad leyendo bastante.

Después ensayé lo denso en planetas menos físicos que la Tierra. El Universo es el cuerpo físico de Dios y los humanos apenas conocemos una partecita. Podemos decir que un alma nace como alma cuando se desprende del núcleo de esencia divina. Pasa por muchas maneras de ser, por diversas formas de existencia, y después vuelve al núcleo enriquecida por la experiencia. En este sentido, mi alma tiene mucha experiencia, pero tengo muy poca práctica en este mundo, tan difícil. Por eso necesito mucha ayuda. Flavio, 7 años

L O S L O S D E S E O SD E S E O S

Todo llega, en la vida todo llega. Hoy se me cumplió un deseo. El más mínimo deseo, hasta el deseo más profundo se puede llegar a cumplir. Lo negativo no son los deseos, sino aferrarse a ellos, especialmente cuando uno se acerca a la muerte. Es bueno morir sin deseos. Cuando uno tiene un deseo muy fuerte se lo lleva a la otra vida. Cuanto más particular es el deseo (por ejemplo cuando uno quiere vengarse de una persona), más fácil es llevarlo a cuestas a la próxima vida. Un deseo más general (por ejemplo el deseo de ser amado), es menos pesado, porque te condiciona menos. La mayoría de la gente no quiere morir, porque tiene miedo a la muerte. Este es un deseo general, es muy común y no es tan grave. Es como el miedo a un examen. Cuando uno da el examen se le pasa el miedo. La última vida en el planeta Tierra, tiene que ser muy pura, estar muy libre de deseos. Flavio, 7 años

E N E M I G O E N E M I G O

Flavio — Hoy tuve una pelea en el colegio. Tengo un compañero muy peleador. Me pegó un empujón y tuve que enfrentarlo. Pero no le pegué, lo miré a los ojos y le dije con fuerza que no me molestara. No me gusta tener enemigos, ni quiero ganar en las peleas. Papá — Por qué? Flavio — Si querés ganar algo, eso tiene un precio. Aunque uno gane una pelea, el enemigo se le vuelve maestro. Cuando venciste mal al enemigo, el ganar se te vuelve en contra. Cuando uno logra algo positivo tiene que enfrentarse después con el lado negativo. Siempre hay que pasar por el lado opuesto, así se aprende. Flavio, 7 años

A N T E S A N T E S D ED E D O R M I RD O R M I R

Mamá — ¿Qué te pasa? ¿Estás cansado? Ya es hora de dormir... Flavio — No, no estoy cansado, me sobra energía, pero estoy muy tenso. Ahora me doy cuenta de la diferencia que hay entre energía y tensión; es la misma que hay entre el agua y la bomba de agua. ¿Viste la bomba de agua que hay en el campo de tío Juan? Mamá — Sí ¿Cuál es la diferencia? Flavio — La energía es como el agua, la tensión es la bomba de agua. La energía atraviesa lo físico, estamos en un mar de energía. Con todo, la energía es apenas una partecita chiquita, como un microbio, del alma. La tensión es la energía que se traba. Para absorber energía en el plano sutil, hay que volver a la Fuente. Si estoy despierto me concentro, voy más allá del cuerpo, entro en la luz, y voy directo a la estrella. Algunas personas creen que con lo físico se puede tocar lo espiritual. Pero no es así. Es como tratar de tocar una sombra. Pero con lo físico, a través de lo mental, se puede llegar a lo espiritual por concentración. Lo más difícil no es dejar el cuerpo, sino dejar el yo. El yo es muy pesado. Me parece que la forma más común que tienen los seres humanos de volver a la Fuente se da cuando están dormidos. Lo mejor es irse a dormir sin el peso de lo que pasó en el día. Antes de dormir hay que limpiar la mente. Mamá — ¿Cómo se hace? Flavio — Por ejemplo, el otro día, cuando no vinieron a buscarme a la escuela. Estuve un poco asustado pero después se me ocurrió pedir permiso para llamar a casa. El problema es el sentimiento de miedo. Yo paralizo la imagen, la observo y la paso muchas veces. Después suelto. Así, el recuerdo del miedo, se me va yendo, lo paso de largo. Conservo lo bueno que hice, que es organizarme para llamar a mi casa. Lo básico es dejar pasar lo que pasó, no esperar que me pase de nuevo. Así no me llevo el miedo encima, me lo saco de adentro. No hay que guardar nada negativo.

Lo negativo alimenta la tensión y no deja que la energía siga su camino, que vuelva a la Fuente. Flavio, 7 años.

E N C U E N T R O S E N C U E N T R O S

L A L A M I S I Ó NM I S I Ó N

(De las notas de mi mamá.)

A los seis años, Flavio estaba pasando un período difícil: se sentía muchas veces desanimado y triste, estaba inapetente y desvitalizado. Solía decir: "Me cuesta mucho vivir. Este mundo es muy difícil para mí". En ese momento nos visitó Aída, una psicóloga transpersonal de origen brasileño. Al encontrarse con Flavio establecieron una intensa conexión, a pesar de la diferencia de edad y de las dificultades idiomáticas. Aunque el papá y yo estábamos presentes, quedamos al margen de una interacción muy especial que se estableció entre los dos. Ella fue la primera persona que no le habló como si fuera un niño. Le contó las dificultades que también ella había tenido cuando era chica, para adaptarse al plano físico. Flavio se sintió comprendido y cerca de ella. Estaban conmovidos, con lágrimas en los ojos. Este encuentro fue muy útil para Flavio. A partir de ese momento mejoró su estado anímico y mostró mayor interés en alimentarse mejor y conectarse más con la realidad cotidiana. Cuando ella se fue, Flavio nos comentó, exultante: — ¡Al fin encontré una persona parecida a mí! ¡Tiene mi misma misión! Yo me sentía muy solo en la Tierra. Ahora sé que somos muchos y que nuestra misión es decir las cosas que sabemos hasta que todos las sepan y las sientan. Venimos para ayudar en el plano físico, porque otros seres ayudan desde otro plano. Los humanos van a empezar a ser diferentes; los niños que vienen van a estar más abiertos a lo espiritual. Mucha gente cree en Dios pero no lo siente. Otros no creen, porque no aceptan lo que dicen las religiones, pero sienten que son parte de la Vida, y la Vida viene de Dios. Cuando todos los seres humanos recuerden que son partes de Dios, este planeta va a dejar de ser como es ahora. Claro que no se sabe cuánto va a durar este cambio, porque depende de muchas cosas, pero no se puede evitar, porque ya empezó el movimiento que lleva a los humanos a ser menos físicos, y volver a lo espiritual. El alma de los humanos da muchas vueltas a la Tierra, para practicar con la materia. Pero ahora empieza a practicar más lo espiritual. También el alma puede ir a otros planetas y tener otras clases de vida, dar la vuelta por todo el Universo, y finalmente volver a ser parte de Dios.

E X T R A Ñ A R E X T R A Ñ A R

Mamá — Estás triste. ¿En qué estás pensando? Flavio (con nostalgia) — Extraño a mi Almín... A mi Almán... Extraño de donde vengo... Mamá — ¿Qué son el Almín y el Almán? Flavio — Son dos palabras que se me ocurrieron, me parece que no existen. El Almín es un conjunto de almas de la misma vibración. Son de polos diferentes y están juntas en una especie de "nido de almas". Están fuera del Universo conocido. Algunas se desprenden del Almín y empiezan un largo camino, entran al Universo, pasan por el Sol y al final llegan a la Tierra. Me parece que Aída y yo somos del mismo Almín, por eso me entiendo con ella. Mamá — ¿La extrañás? Flavio — No, no la extraño. Porque los seres del mismo Almín estamos en conexión, aunque no estemos juntos en el plano físico. Además no todos tienen cuerpo físico, pueden actuar en otras dimensiones. Flavio, 6 años

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Vengo del Sol - Flavio M. Cabobianco

Asignatura: Fisica (00123)

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VENGO DEL SOL
v2.0
FLAVIO M. CABOBIANCO
1991
(Los dibujos han sido incluidos en esta edición digital)
Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusión, y con el propósito de
que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN
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