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1.Objeto y problemáticas

Textos obligatorios unidad 1 Catedra Sabarots
Asignatura

Antropología

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Año académico: 2018/2019
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Objeto y problemáticas de la Antropología

Patricia A. Campan

1. “¡Qué raros son los extranjeros!” 1 o Antropología: descubrimiento de lo

diferente

“Ellos andan todos desnudos (...) también las mujeres, (...) muy bien hechos, de fermosos cuerpos... Deben ser muy buenos servidores y de buen ingenio, (...) y creo que ligeramente se harían cristianos; que me pareció que ninguna secta tenían ...”. (C. Colón 1492. Diario de a bordo).

“El traje de las mujeres se compone de una túnica estrecha (...). La mujer libre se distingue de la esclava por un pedazo de tela que le cubre la cabeza. Su adorno más preciado son (...) sus orejas, cuyos lóbulos llegan a adquirir unas dimensiones verdaderamente prodigiosas ...”. (Capitán R. Burton, siglo XIX, refiriéndose a las mujeres de un pueblo del este africano).

“El hecho de que el hombre sea un producto de la evolución no debe hacernos buscar en cada forma de comportamiento humano su correspondiente ventaja desde el punto de vista de la selección natural”. (P. Kitcher 1997. ”El origen de la moral”).

¿Por qué hemos presentado estas frases? ¿Qué tienen en común todas ellas? Podríamos decir, en primer lugar, que se refieren al hombre y, a juzgar por las dos primeras, alguien está haciendo una descripción de estos hombres. Más aún, mientras que en la segunda encontramos una breve pero detallada descripción de sus peculiares gustos por el adorno corporal, en la primera además, se ha elaborado un juicio acerca de su comportamiento. En la tercera se han expresado ideas más complejas. Se habla de evolución, selección natural, y comportamiento humano nuevamente y el autor deja la inquietante idea de que podría haber o no una relación entre la evolución biológica y la forma de comportarse de nuestra especie.

En segundo lugar, podemos observar que, claramente, las tres frases fueron escritas en diferentes siglos. Pasemos entonces, a la primera pregunta. La respuesta a ella sería: nuestro interés está puesto en mostrar cómo a lo largo de su historia, el hombre se ha preocupado por hacer alguna referencia con respecto a otros hombres, a hablar de ellos, a describirlos, y a elaborar juicios acerca de éstos. ¿Y por qué el hombre se ha ocupado, y aún lo hace, de otros hombres? Porque ha sentido la curiosidad por conocer, de algún modo, a aquéllos con los que toma contacto, con aquéllos que se muestran tan diferentes a su propia forma de ser. ¿Qué pudo haber sentido cualquier conquistador, aventurero o viajero cuando se encontró frente a personas que poco tenían que ver con sus propias vestimentas, costumbres alimentarias, viviendas, creencias, por señalar sólo algunos de los aspectos proclives a la comparación? O cuando nosotros mismos tenemos la oportunidad de viajar a lugares distantes y diferentes del nuestro, ¿no nos asombramos al ver esas diferencias con respecto a aquello a lo que estamos tan habituados? (Mair 1998). El asombro, en un primer momento, probablemente curiosidad más tarde, por la forma de vida que desarrollaron otros grupos... lo que los antropólogos han denominado cultura.

Si algo provoca asombro es porque el individuo que observa se hace consciente de que lo que tiene frente a él es diferente; se asemeja un poco o nada a lo propio. De modo que, como sostiene el antropólogo mexicano Esteban Krotz, “el asombro no surge autónomamente de la realidad observable y observada, no se imprime en la mente vacía del observador” (Krotz s/f::5), sino que es

1 Mair, L. 1998. “Introducción a la Antropología Social”, p. 9.

el resultado de una relación que se establece entre los objetos y la conciencia del hombre. En otras palabras, este sería “el descubrimiento que el yo hace del otro” (Todorov 1995:13), es decir, del yo que comparte con otros individuos ciertas características y que se encuentra con otros, cuyas características difieren.

Como ejemplo podríamos tomar cualquiera de las dos primeras frases que se presentan al comienzo. Tanto Colón como el explorador Burton están describiendo a las personas con las que se han encontrado. ¿A quiénes están dirigidas estas descripciones? A otros que, como ellos, comparten los mismos o parecidos gustos en la vestimenta; que son cristianos, como ellos; que seguramente no se perforarían los lóbulos de las orejas para adornárselas. En pocas palabras, a europeos u occidentales (en este caso) que, como ellos, habrán de asombrarse con estos “descubrimientos”.

Ahora bien, ese otro no necesariamente debe estar fuera de la sociedad a la que pertenece ese yo. Puede estar también dentro de su propia sociedad o grupo: “las mujeres para los hombres o los ‘locos’ para los ‘normales’” (Todorov 1995). En otras palabras: todo grupo al que nosotros no pertenecemos porque no compartimos esos comportamientos o esas costumbres, etc. 2. Se denomina alteridad entonces, a esta referencia constante al otro, y tiene, como hemos visto, una relación estrecha con el asombro, debido a que se constituye a partir de la conciencia que tenemos de lo propio, un conocimiento de aquello que caracteriza al yo - nosotros ante el otro - los otros (el diferente). Dice Krotz:

“... el asombro se relaciona con y se explicita en la categoría de la alteridad. La alteridad – precisamente como categoría y no como concepto – es constitutiva para el trabajo antropológico. Su uso, su reconocimiento, su comprensión implican siempre un conocimiento de lo propio, ante cuyo horizonte solamente lo otro puede ser concebido como otro” (Krotz s/f:5).

Y este interés no es reciente. Lo encontramos en la Antigüedad clásica con Heródoto, cuando describe a las distintas culturas o civilizaciones preocupándose por las diferencias que observaba entre éstas y la propia. También en el origen de la filosofía. Sin embargo, es en el siglo XV, con el comienzo de los grandes “descubrimientos” de nuevas tierras, por parte de las potencias europeas, que esta realidad asombrosamente diferente va a comenzar a verse de otra manera. Es el período en el que se manifiesta con más intensidad el asombro y las descripciones de pueblos de distintos lugares del mundo, se multiplican (Cocchiara 1961).

El reconocimiento de la categoría alteridad permitió comprender no sólo las características sociales y culturales de los grupos diferentes sino también las de la propia sociedad, y en determinados momentos históricos utilizarlos aún como una crítica para los valores que la sociedad de la época había desarrollado.

En el siglo XIX, con la 2º gran expansión que Europa realiza hacia el resto del mundo, nace la ciencia que tendrá a la variabilidad cultural, la alteridad, como objeto de estudio: la Antropología. A este respecto, dice Krotz:

“la pregunta antropológica nace del encuentro: el encuentro entre pueblos, culturas, épocas. Siempre los ha habido y por ello siempre ha habido antropología, siempre ha habido la pregunta antropológica, aunque de diversas formas y, desde luego, con respuestas más diversas aún” (Krotz s/f:3).

Porque ha tomado como objeto de estudio la explicación de ese otro, interés que ha mantenido desde entonces.

2 Ver el concepto de identidad en: M. C. Chiriguini y M. Mancusi “Las alteridades socialmente construidas”.

pequeña tribu que habita en lugares muy distantes del nuestro, demostrando nuevamente que su campo es muy vasto.

Hay otros aspectos importantes en la definición que presentamos. Al referirse a la evolución humana, Lévi-Strauss nos permite introducir uno de los temas más interesantes de la Antropología: el que trata de las dimensiones biológica y cultural del hombre. Ambas se encuentran estrechamente relacionadas, y esto ocurre porque cuando piensa al hombre, la Antropología enfatiza esta bidimensionalidad, dado que nuestra especie posee rasgos cuyo origen es biológico -y como tales transmitidos genéticamente-, y otros que se adquieren o aprenden a partir de la vida social (el hombre en grupo) y dentro de su cultura 3.

En el hombre hay diferentes necesidades y pulsiones que son características de su condición biológica, como por ejemplo, la necesidad de comer, pero la forma en que las satisface corresponde ya al ámbito cultural: un grupo de cazadores-recolectores del Amazonas podrá obtener su alimento a través de la caza y / o de la recolección, mientras que otros lo hacen a partir de una compra en un supermercado.

Por el hecho de que los humanos somos también animales, la perspectiva bidimensional tiene sentido: si sólo consideramos el comportamiento cultural podemos cometer el error de dejar de lado nuestras capacidades y limitaciones de tipo físico; por el contrario, si sólo nos concentráramos en nuestro aspecto biológico omitiríamos un importante atributo humano: la cultura. Esta manera de enfocar a su objeto de estudio es la que hace a la Antropología una “ciencia única” (Nelson y Jurmain 1991).

3. La Antropología y sus problemáticas de interés

La amplia gama de estudios que se fueron realizando acerca del hombre y el grado de profundidad que alcanzaron, llevaron a que esta ciencia comenzara a abrirse en diferentes especialidades de acuerdo con lo que más específicamente se tratara de analizar. Si tenemos en cuenta las variables de tiempo y espacio mencionadas, tendremos las siguientes orientaciones, según se haga más énfasis en un eje o en otro:

Antropología Social o Cultural: los antropólogos sociales están interesados no solamente por lo que la gente hace o dice cotidianamente sino también por la manera en que esta gente se organiza, qué normas observa, entre tantos otros temas. Se ha ocupado, y aún lo hace, de sociedades, barrios, grupos, comunidades, que hacen las cosas de manera muy diferente al del propio grupo de referencia, pero también estudia sociedades “complejas”, “industrializadas”; se ocupa de explicar las diferencias entre los pueblos de manera opuesta a la de aquellos que lo hacen apelando a “características genéticas” o porque esas cualidades “se llevan en la sangre” (Mair 1998). Estos antropólogos utilizan una práctica originada dentro de esta ciencia, el trabajo de campo. Si bien trabajan con comunidades actuales, éstos tienen en cuenta el proceso histórico, los cambios producidos a lo largo del tiempo en el momento de realizar su análisis.

Arqueología: pone un énfasis mayor en la variable tiempo, dado que estudia sociedades del pasado a través de sus restos materiales (construcciones, material lítico y óseo, cerámica, entre otros), es decir, lo que constituye la cultura material de los grupos humanos. Una de las principales tareas del arqueólogo es interpretar la cultura material a partir del registro arqueológico. Uno de los métodos que emplea es la excavación porque le proporciona la evidencia necesaria para explicar las actividades humanas en un período determinado y los cambios experimentados por esas actividades. También utiliza diferentes técnicas que le permite fechar los restos materiales que ha hallado, es decir saber qué antigüedad tienen. Y como su propósito no es “reconstruir” sino explicar 3 Ver los capítulos de Chiriguini sobre la naturaleza humana y de Gravano sobre el concepto de cultura.

esos cambios, lo hace empleando teorías y modelos. Le interesa tener una imagen de cómo vivía esa gente, cómo explotaba su entorno, cómo fueron produciéndose cambios en la cultura del hombre a medida que se modificaba el ambiente y viceversa. Pero principalmente, el arqueólogo quiere saber por qué vivían de esa forma.

Antropología Biológica: a partir de la bidimensionalidad característica de la especie humana, los bioantropólogos centralizan su interés en el estudio de la evolución (proceso de hominización) y la variación humanas. El hombre ha desarrollado estrategias adaptativas (obtención de alimentos, búsqueda de protección, confección de artefactos, entre otras), lo que hemos denominado anteriormente como cultura. Entonces, las preguntas, entre otras, que se formula la antropología biológica son: ¿nuestra evolución depende de la cultura? ¿El desarrollo de la cultura depende de nuestra constitución biológica? Estas preguntas son importantes puesto que la influencia de los factores de selección natural han jugado y juegan un importante rol en nuestra especie (Nelson y Jurmain 1991). Trabajan analizando restos humanos muy antiguos y también con poblaciones actuales para realizar estudios sobre variabilidad, fecundidad y demografía, entre otros temas.

Dado el aumento de problemáticas actuales -entre otras, las relacionadas con el pasado reciente de la Argentina- y que son objeto de interés de la Antropología, comenzaron a surgir varias especialidades. Mencionaremos una de ellas: la Antropología Forense. En ésta encontramos que se hacen presente las orientaciones a las que nos referimos anteriormente: la antropología social, a través de las historias de vida que realizan estos antropólogos; la arqueología, por la aplicación del métodos y técnicas propias de ésta (la excavación, por ejemplo) y la antropología biológica, porque su formación les permite saber, entre otras características, la edad y el sexo de un cuerpo hallado, determinar el tiempo que ha estado enterrado y la causa de la muerte, aún a partir de restos esqueletarios muy fragmentados. Por ello, su participación en distintas áreas es muy amplia y valiosa.

Estas problemáticas surgidas en la Antropología a lo largo de su historia como ciencia se complementan con otras disciplinas en la medida en que sus teorías y métodos se adecuan a sus problemas. Asimismo, trabajan con otras ciencias aportando sus conocimientos y experiencias. Es desde esta perspectiva del trabajo interdisciplinario de donde se logra un real enriquecimiento de la tarea científica. Por señalar sólo unos ejemplos, los bioantropólogos encuentran en las ciencias biológicas una base para encarar sus estudios; los arqueólogos se nutren de las paleociencias (geología, paleontología y paleoecología) y la biología; los antropólogos sociales, de la historia, la economía política, entre otras.

Con respecto a la Sociología, ¿cuál es su relación? En el origen de ambas ciencias, el siglo XIX, la práctica antropológica estaba focalizada en las “sociedades exteriores” a Occidente, sociedades a las que se las percibía como “simples”, “inferiores” o “salvajes”, dadas las diferencias que, desde el punto de vista cultural y sobre todo tecnológico, presentaban con respecto al mundo occidental. La Sociología, en cambio, dirigía su mirada a Occidente, a la sociedad que era considerada como “civilizada”.

La aparición de estas disciplinas en este momento (siglo XIX) fue la respuesta que se dio desde la ciencia a la “división del mundo” que se había llevado a cabo desde el plano económico-político por las potencias colonialistas europeas. A una división dual del mundo parecía corresponderle una división dual de las ciencias (Worsley 1971) 4.

En la actualidad, la Antropología (que ha sufrido cambios en su objeto de estudio especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX) ya no está focalizada exclusivamente en las sociedades no-

4 Ver M. C. Chiriguini “Del colonialismo a la globalización: procesos históricos y Antropología”.

sociedades y sus respectivas culturas habían seguido diferentes líneas evolutivas. Asimismo, como ocurrió con el funcionalismo, no se tendrá en cuenta el proceso colonialista y sus consecuencias 8 : la colonización tenía ahora la necesidad de conocer esas sociedades tan alejadas de Occidente. Podríamos decir, entonces, que la “forma de ver el mundo” y explicarlo conforma un paradigma compartido por todos los que se dedican a “hacer ciencia” (incluidos los científicos de las ciencias naturales), que no está alejado ni abstraído del entorno social. 9

Destacamos la inclusión de los científicos de las ciencias naturales por el hecho de que, tradicionalmente se ha pensado que el científico social no puede acceder al conocimiento de su objeto de estudio sin que medien ciertos preconceptos, prejuicios, y que por ello, este conocimiento no sería válido y confiable. Al respecto,

“pensamos que debe desconfiarse de una objetividad empírica pretendidamente libre de toda interferencia, incluso en las ciencias naturales. Se suele criticar a los investigadores sociales, seres humanos que viven en sociedades, (...) y aceptan ciertos modos de vida, por su falta de objetividad, pero también un físico o un biólogo pueden aferrarse a una teoría determinada (...)”. “De la misma manera que el investigador social, así el biólogo es un organismo que actúa junto con otros organismos (...). Pero de ahí no suele deducirse que las teorías de los biólogos y de los físicos están desfavorablemente influidas por su medio ambiente” (Schuster 1982:14).

Es interesante lo que al respecto dice Gould:

“Me interesa criticar el mito mismo de la ciencia como una empresa objetiva, realizable sólo cuando los científicos logran liberarse de los condicionamientos de sus respectivas culturas y ver al mundo tal como en realidad es” (Gould 1988:3-4).

La imagen de un científico neutral no existe porque ningún científico puede ser separado de su contexto social. Tampoco la posibilidad de obtener una “representación cuasifotográfica” de la realidad social: “todos los datos son selecciones de la realidad con base en las visiones del mundo o los modelos teóricos de la época, filtrados por medio de las posiciones de grupos particulares en cada época. En este sentido las bases de selección se constituyen históricamente y siempre cambiarán inevitablemente a medida que cambie el mundo. Si lo que entendemos por objetividad es la de los estudiosos perfectamente desapegados que reproducen un mundo social exterior a ellos, entonces no creemos que tal fenómeno exista” (Wallerstein 1998:99).

Esta pretendida neutralidad o el intento de que el científico se “liberara” de cualquier preconcepto (“ser objetivo”) llevó, por ejemplo, a la postura “dura” de los positivistas, para quienes la mensurabilidad y comparabilidad de los datos eliminaba la posibilidad de incurrir en la subjetividad 10.

Las ciencias disponen de medios adecuados para la comprensión de la objetividad. Si bien el trabajo de campo 11 , metodología originaria de la Antropología, no es sinónimo de objetividad

8 Ver M. C. Chiriguini “Del colonialismo a la globalización: procesos históricos y Antropología”.

9 Las teorías científicas no aprehenden la realidad tal como es sino que lo hacen a través de construcciones teóricas sostenidas por un grupo de investigadores que los aproxima a la realidad (=paradigma) (Schuster, F. 1982. Explicación y predicción. Buenos Aires, CLACSO).

10 “ (...) ‘Subjetivo’ casi siempre definido como la intrusión de las tendencias del investigador en la recolección e interpretación de los datos. Se pensaba que eso distorsionaba los datos y por lo tanto reducía su validez” (Wallerstein, I. (coord.). 1998. Abrir las Ciencias Sociales. Siglo XXI Editores, México. Pp. 97-98.

11 Ver de M. Mancusi y M. E. Vitelo, “La aproximación cualitativa: el trabajo de campo antropológico”.

absoluta, le permite a ésta acceder a un conocimiento más profundo de su objeto de estudio dadas las características de esta técnica (observación participante, convivencia con el grupo a estudiar).

En tercer lugar y con relación a lo anterior, la ciencia se construye a partir de ideas que se establecen provisionalmente y es, a su vez, una actividad que genera ideas nuevas a partir de la investigación científica. Hablar de ideas establecidas provisionalmente significa que la ciencia sufre muchas transformaciones a lo largo del tiempo. Esto es, siempre implica un avance que se apoya en los resultados previos, por eso se construye y conserva una continuidad, aún cuando se produzcan cambios y rupturas por la caída del paradigma sostenido hasta ese momento. Las explicaciones científicas son perfectibles, por el hecho de que nunca son finales. La prueba de que las explicaciones científicas se corrijan o sean reemplazadas por otras se encuentra en la historia misma de la ciencia.

En el caso particular de la Antropología, como ocurre en las ciencias sociales, los hechos que estudia están marcados por la historicidad, es decir que se trata de hechos socioculturales y por lo tanto, cambian permanentemente, al igual que todo el mundo material. Tener en cuenta esta condición (histórica) de los fenómenos sociales “tiende a reducir la tendencia a hacer abstracciones prematuras de la realidad y en definitiva ingenuas” (Wallerstein 1998:100). Las condiciones sociales están sujetas a cambios en el tiempo y por ello, se generan nuevas teorías para explicar esos nuevos eventos o hechos y el orden social consecuente. Como ejemplo de lo que estamos diciendo, recordemos el proceso de colonización emprendido por Europa en el siglo XIX 12 y las profundas –en la mayoría de los casos– transformaciones que produjo en las sociedades “no occidentales”. O bien los cambios permanentes que se observan en las sociedades actuales dado el proceso de globalización 13.

Ahora bien, estas transformaciones no significan que la ciencia se esté acercando a la verdad absoluta sino que, como hemos dicho, corresponden en parte a una modificación de los contextos culturales que ejercen su influencia sobre ella. Sin embargo, no debemos pensar que los cambios producidos por la ciencia son sólo consecuencia de cambios en el contexto socio-histórico. La ciencia realiza avances que le son propios:

“No suscribiré una extrapolación bastante difundida (...): la tesis puramente relativista según la cual el cambio científico sólo se debe a la modificación de los contextos sociales; la verdad considerada al margen de toda premisa cultural se convierte en un concepto vacío de significado, y por tanto, la ciencia es incapaz de proporcionar respuestas duraderas. (...) Creo que existe una realidad objetiva y que la ciencia (...) es capaz de enseñarnos algo sobre ella” (Gould 1988:4).

Pongamos por caso a Galileo (s. XVII):

“(...) sus ideas amenazaban la argumentación tradicional de la Iglesia a favor de la estabilidad social y doctrinal, el orden estático donde los planetas giraban alrededor de una tierra central, los sacerdotes estaban subordinados al Papa y los siervos a sus señores. Pero la Iglesia no tardó en hacer las paces con la cosmología de Galileo. No le quedaba otra alternativa: la tierra gira realmente alrededor del sol” (Gould 1988:4).

Por último, la Antropología como todas las ciencias sociales, ha tenido y principalmente, tiene en la actualidad, un compromiso importante con la realidad social. Su compromiso es el análisis de los problemas sociales y la colaboración con distintos actores para buscar soluciones a estos problemas. Es significativo al respecto, el prejuicio racista de amplia vigencia en el siglo XIX y aún en la actualidad, o bien, las explicaciones de tipo economicista, que hacen resurgir el concepto de “darwinismo social” para justificar la aplicación de determinadas políticas. Y son significativas las

12 Remitimos para este tema al trabajo de M. C. Chiriguini: “Del colonialismo a la globalización”.

13 Ver el trabajo de M. Pautasso y M. L. Diez acerca de la globalización.

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Asignatura: Antropología

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Ciclo Básico Común – Antropología – Unidad 1
Objeto y problemáticas de la Antropología
Patricia A. Campan
1. ¡Qué raros son los extranjeros!1 o Antropología: descubrimiento de lo
diferente
Ellos andan todos desnudos (...) también las mujeres, (...) muy bien hechos, de fermosos
cuerpos... Deben ser muy buenos servidores y de buen ingenio, (...) y creo que ligeramente se
harían cristianos; que me pareció que ninguna secta tenían .... (C. Colón 1492. Diario de a bordo).
El traje de las mujeres se compone de una túnica estrecha (...). La mujer libre se distingue de la
esclava por un pedazo de tela que le cubre la cabeza. Su adorno más preciado son (...) sus orejas,
cuyos lóbulos llegan a adquirir unas dimensiones verdaderamente prodigiosas ...”. (Capitán R.
Burton, siglo XIX, refiriéndose a las mujeres de un pueblo del este africano).
El hecho de que el hombre sea un producto de la evolución no debe hacernos buscar en cada
forma de comportamiento humano su correspondiente ventaja desde el punto de vista de la
selección natural”. (P. Kitcher 1997. ”El origen de la moral”).
¿Por qué hemos presentado estas frases? ¿Qué tienen en común todas ellas? Podríamos decir, en
primer lugar, que se refieren al hombre y, a juzgar por las dos primeras, alguien está haciendo una
descripción de estos hombres. Más aún, mientras que en la segunda encontramos una breve pero
detallada descripción de sus peculiares gustos por el adorno corporal, en la primera además, se ha
elaborado un juicio acerca de su comportamiento. En la tercera se han expresado ideas más
complejas. Se habla de evolución, selección natural, y comportamiento humano nuevamente y el
autor deja la inquietante idea de que podría haber o no una relación entre la evolución biológica y
la forma de comportarse de nuestra especie.
En segundo lugar, podemos observar que, claramente, las tres frases fueron escritas en diferentes
siglos. Pasemos entonces, a la primera pregunta. La respuesta a ella sería: nuestro interés está
puesto en mostrar cómo a lo largo de su historia, el hombre se ha preocupado por hacer alguna
referencia con respecto a otros hombres, a hablar de ellos, a describirlos, y a elaborar juicios acerca
de éstos. ¿Y por qué el hombre se ha ocupado, y aún lo hace, de otros hombres? Porque ha sentido
la curiosidad por conocer, de algún modo, a aquéllos con los que toma contacto, con aquéllos que
se muestran tan diferentes a su propia forma de ser. ¿Qué pudo haber sentido cualquier
conquistador, aventurero o viajero cuando se encontró frente a personas que poco tenían que ver
con sus propias vestimentas, costumbres alimentarias, viviendas, creencias, por señalar sólo
algunos de los aspectos proclives a la comparación? O cuando nosotros mismos tenemos la
oportunidad de viajar a lugares distantes y diferentes del nuestro, ¿no nos asombramos al ver esas
diferencias con respecto a aquello a lo que estamos tan habituados? (Mair 1998). El asombro, en un
primer momento, probablemente curiosidad más tarde, por la forma de vida que desarrollaron otros
grupos... lo que los antropólogos han denominado cultura.
Si algo provoca asombro es porque el individuo que observa se hace consciente de que lo que tiene
frente a él es diferente; se asemeja un poco o nada a lo propio. De modo que, como sostiene el
antropólogo mexicano Esteban Krotz, el asombro no surge autónomamente de la realidad
observable y observada, no se imprime en la mente vacía del observador” (Krotz s/f::5), sino que es
1 Mair, L. 1998. Introducción a la Antropología Social, p. 9.
Cátedra Sabarots - 2013
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